El Rayo, un año sin Alberto
El capitán franjirrojo se lesionó el 27 de septiembre de 2019. El cartílago de su rodilla izquierda le obligó a pasar dos veces por quirófano, pero desde finales de agosto ya trabaja al margen.
Se acaba de cumplir un año sin Alberto. Han transcurrido, de momento, 367 días sin que el capitán del Rayo esté bajo palos. Aquel 27 de septiembre de 2019 aún retumba en sus pensamientos. Todavía lo arrastra en su rodilla izquierda. Y ahora, con motivo del aniversario, el guardameta ha compartido una emotiva publicación en Redes: "Un año ha pasado desde que empecé este camino en solitario... Un año desde que me separé del día a día de un vestuario... Un año desde que la ayuda al bien común sólo se puede llevar a cabo desde la cercanía al compañero... Un año ya desde que empezó este largo camino".
Un camino difícil, por momentos incluso tortuoso, que está recorriendo arropado por los suyos. Por su familia, la propia y la que ha construido en el fútbol, porque son muchos los amigos que guarda dentro y fuera de su Rayo. De ahí que se hayan agolpado los mensajes de ánimo y cariño de sus compañeros de ayer (Saúl, Juan Villar, Javi Varas, Édgar Badía, Hugo Fraile, Elustondo, Roberto Santamaría, Quique de Lucas, Jorge Molina, Embarba, Alicia...) y de hoy (Montiel, Isi, Mario Suárez, Fran García, Comesaña, Álvaro, Catena...). Además de su afición. Siempre fiel.
Echando la vista atrás, a finales de septiembre de 2019, Alberto estaba siendo titular en el Rayo de Paco Jémez. Las siete primeras jornadas del tirón. Nada le hacía presagiar que el partido contra el Almería (1-1) sería el último por una larga temporada. Fue en la previa del derbi contra el Fuenlabrada cuando tuvo que abandonar el entrenamiento. Parecía una sinovitis y que podría volver pronto. Un mes después (el 6 de noviembre) lo intentó y regresó al trabajo la semana del Cádiz, pero las molestias, la hinchazón... seguían erre que erre. Algo que finalmente le llevó al quirófano. No una vez sino dos.
El 20 de noviembre se sometió a una artroscopia por una lesión de cartílago y el 14 de enero volvió a ser intervenido para realizarle un implante de condrocitos en el cartílago. Al poco llegó la pandemia de COVID-19 y el confinamiento le afectó de una forma muy particular en su recuperación, dejándole sin el tratamiento habitual con los fisios. Tocaba hacer ejercicios de fortalecimiento en casa y seguir con las muletas. Sus compañeras inseparables —primero las dos, luego ya una— hasta el 12 de junio. Ese sí fue un dulce adiós.
Pero el mejor momento llegó el 22 de agosto. Alberto pisó el césped de la Ciudad Deportiva para reencontrarse con sus compañeros, con el balón... Se puso de nuevo los guantes, su otra piel, para hacer trabajo alternativo. Y así es como sigue quemando etapas, poco a poco, en su recuperación. Porque el portero lleva un año sin jugar, pero el capitán nunca se ha ido.