Bale: del escondite en Madrid a ser el líder sonriente con Gales
El británico ha pasado de 27 días sin jugar ni entrenarse en grupo con el equipo blanco a mostrar su cara más alegre con su selección.
Un mes después, Gareth Bale vuelve a exhibir su mejor sonrisa. La que no luce desde el 13 de octubre, contra Croacia, en el último partido que ha jugado. Volverá a pisar el césped vistiendo la camiseta de Gales, como aquella ocasión. Desde entonces han pasado 34 días en los que Bale no ha disputado un solo minuto con su club, el Real Madrid, ni siquiera ha participado en ningún entrenamiento con el resto del grupo y ha estado constantemente en el ojo del huracán. El juego del escondite galés, jugando de mes en mes.
Los instantes finales de aquel partido de clasificación para la Eurocopa contra Croacia hicieron saltar las alarmas en el Real Madrid. El primer susto había sucedido tres días antes, en el partido contra Eslovaquia, cuando sufrió un golpe en la rodilla. Bale, que prácticamente se ha erigido en portavoz de Gales en cada previa de partido, tranquilizaba al club blanco: "Estoy bien". Y así fue: jugó contra Croacia y sufrió un calambre en los instantes finales. No parecía revestir gravedad y acabó el partido ante la imposibilidad de realizar más cambios (Giggs había agotado los tres de Gales).
A su vuelta a Madrid, emanó el misterio. No viajó a Mallorca y su presencia en el vital partido de Champions contra el Galatasaray en Estambul se tornaba incierta. Los aparentes calambres, en principio, menores, encerraban algo más. El Real Madrid tampoco emitía parte médico, posible indicio de que el problema físico con Bale pudiera ser de carácter menor. Resultó que era una petición del galés, amparándose en su derecho a la protección de datos.
Los días durante el parón forzado por el aplazamiento del Clásico transcurrieron para el británico entre el trabajo en el gimnasio y los ejercicios en solitario sobre el césped de los campos de Valdebebas. Y entonces estalló la polémica. A dos días del partido contra el Leganés, Bale se iba a Londres en un 'viaje relámpago' de dos días entre versiones contradictorias sobre sus pasos y la incógnita del motivo de la visita a su representante Jonathan Barnett.
Lejos de escapar del ojo del huracán, siguieron los líos con Bale. A su regreso, ignoró en el aeropuerto a un niño que le pedía un autógrafo. Y en el partido del Leganés las cámaras de televisión le cazaron abandonando el Bernabéu en su coche en el minuto 82 de partido. Aunque el reglamento interno del club permite a los jugadores no convocados irse del estadio a falta de diez minutos para el final, se perdió el gol de Jovic. Repitió espantada prematura contra Betis (James hizo lo mismo) y Galatasaray.
Clasificación | PTS | PG | PE | PP |
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La convocatoria de Bale con Gales para este parón de selecciones auguraba un nuevo escándalo. A Zidane le tocaba dar la cara y se soliviantaba cuando le preguntaron cómo veía que Bale y James (en una situación parecida, el colombiano ha regresado a Madrid tras ser examinado por los médicos de su país) fueran convocados por su selección estando sin jugar con el Madrid. "Bale y James no tienen lesión, pero no están disponibles", zanjaba, molesto por la reiteración en la pregunta de los periodistas, antes del último partido previo al parón, contra el Eibar.
Tres días más tarde, y después de 27 sin entrenarse ni jugar con el Real Madrid, Bale reaparecía sonriente e incluso bromista en el primer entrenamiento de Gales. Sin ningún tipo de complejo, como tampoco lo ha tenido para hablar en la rueda de prensa antes del partido contra Azerbaiyán. "Me emociona más jugar con Gales que con el Madrid". Una frase que pone a prueba el umbral de la paciencia del madridismo pero que sintetiza lo que ha sido el último mes en la trayectoria de Bale: del escondite en Madrid a ser el alma máter con su país. "No diría que esté jugando feliz, pero estoy jugando", decía en septiembre a Sky Sports durante el primer parón FIFA de la temporada. Esta semana, su sonrisa ha vuelto a relucir más que nunca recuperando la felicidad al cobijo de su selección.