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ATLÉTICO DE MADRID | LA ENTREVISTA

Griezmann: "Ya como en la misma mesa de Messi y Cristiano"

El francés habló con As de muchos temas relacionados con el Atlético y su situación personal: The Best, el Balón de Oro, su despegue como figura mundial, las razones por las que se quedó en Madrid...

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Griezmann: "Ya como en la misma mesa de Messi y Cristiano"

—Acaba de comenzar una nueva temporada y parece que lo hace en el mejor momento de su carrera deportiva, en lo más alto después de haber ganado títulos con el Atlético y de conquistar el Mundial con Francia...

—Sí, es verdad, pues estoy disfrutando de mi fútbol, del fútbol de mis compañeros y del entrenador que tengo, tanto en mi club como en la selección... Tengo suerte y ojalá pueda seguir así.

—¿Se imaginaba cuando salió de su país con trece años hacia San Sebastián que podría sucederle todo lo que ha ocurrido como profesional del fútbol?

—Mi sueño siempre era ganar títulos. El Mundial era un sueño desde pequeño, viví el del año 98 y quería ser futbolista para jugar para mi selección y ganar un Mundial. Luego, cuando llegas a un club quieres ganar títulos y cuando vine al Atlético mi objetivo era ganar uno y pudimos hacerlo, primero con la conquista de la Europa League y luego con la Supercopa de Europa.

—En estos últimos días hubo algo de polémica porque no fue nominado para el premio The Best y mucha gente relacionada con este deporte entendió que se ha cometido una injusticia con usted. ¿Cómo lo ha vivido?

—Ya no podemos hacer nada. Es el premio de la FIFA y es una lástima que no haya ningún campeón del mundo nominado. Hicimos un gran Mundial y toda la plantilla se merecía un premio: Mbappé, Varane, Kanté, que aunque no se hable mucho de él jugó un Mundial estupendo, o yo mismo... Pero es así. Creo que el Balón de Oro tiene más prestigio, más historia, lo tengo en mi cabeza y hay tres meses para darlo todo y luego ya veremos lo que sucede.

—¿Pero le sorprendió no estar entre los candidatos al The Best de este año?

—Como he dicho, yo no estoy entre los jugadores nominados, pero tampoco hay ningún francés. Hicimos un gran torneo en el Mundial de Rusia, pero es así. Creo que ya no hay que volver atrás y sí mirar hacia adelante.

—Es campeón del mundo con Francia y de la Europa League y de la Supercopa de Europa con el Atlético, pero ahora justo hace un año el panorama no era el mismo. Entonces estaba...

—...estaba muy mal. No sé. Lo veía todo mal. Pensaba que era la culpa de los demás y no me sentía bien. Cuando no estoy bien fuera del campo, dentro estoy peor todavía. Pero con la ayuda del Cholo, de mis compañeros, de Godín, con el que estoy mucho tiempo, con la ayuda de mi mujer... le dimos la vuelta. Luego llegó Diego Costa, que me ayudó en el campo y mejoré mucho desde enero hasta ahora.

—Diego Costa-Griezmann es la pareja soñada por la gran mayoría de aficionados del Atlético y al final los seguidores la han podido ver sobre el terreno de juego.

—Es verdad que me falta conocer mejor sus movimientos en el campo, aunque ya los pillaré y será más fácil. Pero no hay problema en ver los goles que pueda marcar él o pueda marcar yo. No hay ningún problema con esto.

—No sabemos si la ilusión por jugar al lado de Diego Costa pudo influir a la hora de seguir en el Atlético...

—Claro, ilusión en este sentido sí que hay, pues yo he visto que he mejorado mucho desde que él ha llegado, me ha hecho crecer y me ha llevado al top. Entonces esto también te ayuda para seguir.

—¿Cuál considera que fue el momento que supuso su despegue para ser el jugador que es ahora mismo en el equipo rojiblanco?

—A finales de noviembre o diciembre tengo el pico en mis estadísticas en el que meto menos goles y doy menos asistencias. A lo mejor es porque con 13 o 14 años es cuando peor estaba anímicamente, porque los días se iban haciendo más cortos y echaba de menos a mi familia. Me encontraba peor y menos feliz. Igual ahora no lo noto porque tengo a mi familia a mi lado. Pero creo que fue clave de todo esto la llegada de Diego Costa. Y las vacaciones, que me hicieron mucho bien. Al final pude darle la vuelta.

—Algunos críticos y entendidos consideran que usted ya es el mejor futbolista del mundo. ¿Usted lo piensa?

—Hay diferentes maneras de ver el fútbol. Está claro que soy un jugador diferente a Cristiano, Messi, Neymar o Mbappé. Estoy en lo más alto pero puedo mejorar. Yo busco ser lo más completo posible. No voy a meter cincuenta goles, pero sí busco ayudar ofensivamente y trabajar para el equipo.

—A Griezmann se le ha visto en muchos registros en el Atlético: más adelantado, más metido entre los centrocampistas, se le ha visto en la banda, bajar a defender en todas las jugadas del rival... Dentro de todo esto, ¿qué es lo que le pide el Cholo?

—Él me pide que esté entre líneas y que no baje tanto, pero a veces veo que el equipo necesita una pausa y voy a bajar. Si el grupo necesita profundidad con un pase o un movimiento, voy a intentar darlo. Cuando veo a todos mis compañeros defender, no me paro diciendo que me quedo arriba y que me traigan los balones. Prefiero ayudar por el bien del equipo.

—Pero coincidirá con nosotros en que no es normal ver a un jugador de su categoría correr tanto sacrificándose por el bien del equipo...

—Pero cuando ves a los compañeros que sí lo hacen... El Cholo ha hecho un grupo que es así. Todo el mundo trabaja por el compañero y no te queda otra que ayudar. Puede ser que en algún partido estés más cansado y no vas a bajar a tu área a defender, pero sí vas a ayudar a los medios. Además, con el profe Ortega podemos aguantar cualquier tipo de situación.

—Usted dijo en determinada ocasión que quería sentarse en la mesa donde comen Messi y Cristiano. ¿Ya se sienta en esa mesa?

—Sí, creo que sí. Y sé que otros jugadores van a venir seguro. Lo de la mesa son imágenes que tengo y disfruto en esa mesa. Pero también sé que puedo hacerlo mejor. Quiero mejorar, quiero ganar y quiero seguir así, jugando de esta manera.

—En el rato que llevamos conversando con usted no para de hablar de mejorar. ¿En qué considera que puede mejorar? ¿En qué tiene margen de mejora?

—En lecturas de partido, ofensivamente... En los pases, en los giros a la portería rival. Sé que puedo marcar más goles aún, dar más pases y defensivamente ser mejor... Es querer y es querer trabajar para mejorar.

—Pasamos a un tema que quizá le guste menos. Parte de la afición del Atlético pudo entender que se ha quedado en el club solamente por dinero. ¿Fue esa su razón principal? ¿Qué le diría a los seguidores que puedan pensar de esta manera?

—No me quedé por esta razón, porque el dinero no es lo más importante para mí. Yo me quedo donde me quieran más, donde me den más amor, más afición... Me jodió mucho lo que sucedió el día del último partido en el Wanda Metropolitano (se refiere al encuentro de la pasada temporada ante el Eibar que supuso el final de la campaña y en el que parte de la afición rojiblanca le pitó al entender que se podía marchar al Barcelona) y se vieron imágenes. También entiendo al aficionado porque se dijeron muchas cosas. Yo no hablé porque quería centrarme en el campo y al final todo se convirtió en algo que nadie quería. Pero de todo se aprende, yo el primero. Pero quedarme por dinero, nunca. Si es así me voy a China, me iría allí si quisiera cobrar más. Estoy muy contento en el Atlético, tengo un entrenador que me quiere y que me da confianza y tengo unos compañeros que creen en mí. Y detrás hay una afición que sé que me quiere y lo vi cuando el primer partido de esta temporada en nuestro estadio. (Ese día, ante el Rayo, recibió el cariño y el calor de toda la afición rojiblanca)

—Uno de los que más le apoyó en ese momento de confusión fue Fernando Torres. ¿Qué le dijo ese día que parte de la afición le silbó?

—Fernando me dijo que disfrutara, que estuviera tranquilo, que no pasaba nada, que aquí me querían y me quieren. Fue un gran apoyo para mí, me dio pequeños consejos, pero muy importantes.

—¿Se imagina que tuviera un homenaje en el Atlético como el que tuvo Fernando Torres en ese encuentro ante el Eibar?

—Sí, pero me queda mucho aún para llegar a esto. Lo que pasó con Fernando fue increíble. Pocos clubes hacen esto con sus jugadores. Sería muy bonito pero es hora de ganármelo en el campo.

—Hablamos de jugadores emblemáticos, como el Niño, del homenaje que tuvo, pero usted ya cumple su quinta temporada en la entidad rojiblanca. ¿Empieza a sentir ya a este club como algo suyo?

—Sí, hasta mi hija lo siente. Siempre que ve el escudo del Atlético lo reconoce, pones 10.000 escudos encima de la mesa y ve sólo el del Atlético. Se siente en casa. Y yo disfruto mucho. Con Francia hicimos en el Mundial un juego igual que en el Atlético. Yo me siento más cómodo con ese sistema y ganamos la Copa del Mundo jugando así. Y, además, me importa que el club esté arriba. A nivel de imagen quiero que crezca y esto es importante para mí.

—¿Cuál es ese momento especial en el que siente que ya es uno más de la hinchada del Atlético?

—Es cuando, por ejemplo, te animan y te cantan en el estadio y eso te llega al corazón. O cuando te pitan como en el último partido de la pasada temporada y también te llega al corazón y dices: “Joder, tengo cariño a esta afición y a este club”. Si te duele es porque sientes algo. Si te diera igual, pasas y dices “hasta luego”. Me jodió mucho lo que pasó y ahí vi que tengo algo por este club.

—Hablemos de un hecho del pasado. Su manera de anunciar que seguía en el Atlético fue muy novedosa, a través del documental La Decisión, donde explicaba, paso a paso, lo que sintió en cada momento para tomar la determinación de quedarse en Madrid. ¿Se arrepiente de algo ahora que ya han pasado meses de todo aquello?

—No, sabía que habría comentarios buenos y malos porque era algo nuevo. Pero es algo que quería enseñar y demostrar que no era tan fácil como elegir un chicle: quiero éste o éste. No es así. Era algo muy importante, es una decisión para tu futuro. No miras solamente un año, lo haces pensando en cuatro o cinco, valoras tu futuro, que es algo muy importante.

—Finalmente le dijo no al Barcelona, al hecho de jugar con Messi y las demás figuras azulgranas y eso es una decisión que le hace grande, eso es algo que quizá muy pocos jugadores hayan podido hacer...

—Pero eso también da grandeza al club, al Cholo, a mis compañeros... Si son malos, me voy. Pero tengo confianza en el Cholo, en el club y en todos mis compañeros. Yo les quiero ayudar para crecer y confío en ellos para que me hagan crecer a mí. Nos dimos mucho mutuamente y todo es muy positivo para que esto vaya más arriba.

—La afición del Atlético se enfada, e incluso ha habido pitos en el Wanda Metropolitano, por el hecho de que cree que con estos futbolistas se puede jugar mucho mejor. ¿Cómo vive la figura del Atlético ese debate?

—El club sabe que cualquier jugador que venga dará todo para aprender defensivamente. Pero es cierto que el club ha realizado un gran esfuerzo ofensivo, con futbolistas de la talla de Lemar, con Gelson, con Kalinic, con Rodrigo, que es un futbolista más de tener la pelota... Sabemos que podemos y tenemos que mejorar ofensivamente. El entrenador y el club quieren mejorar en esa faceta, pero también es verdad que siempre manteniendo la base defensiva.

—En el partido ante el Rayo, en el que ganaron por la mínima, el equipo no mostró todo ese potencial ofensivo que se le supone y el estadio les recriminó su manera de jugar...

—Hay partidos en los que las cosas se te complican veinte o treinta minutos. Entonces tienes que aguantar y ser fuerte atrás, echarte atrás. El día del Rayo no hicimos un buen partido, todo el mundo lo vio, nosotros también lo vimos, y nos dimos cuenta de que no era nuestro día con el balón. En los entrenamientos sabemos que tenemos que mejorar con el balón. Todos intentamos mejorar.

Dio una clase de su famoso baile

Como colofón de la charla, Griezmann enseñó a sus entrevistadores cómo se hace el baile que realiza cuando marca. Lo ha sacado del videojuego de moda llamado ‘Fortnite’. Su baile es una de las celebraciones (‘Take the L’) que se hacen en el ‘Fortnite’. Apostó con su hermano Theo que si marcaba lo haría. Y así fue. Antoine hace las delicias de los niños de todo el mundo entre los que se ha convertido en un ídolo y un icono por su simpatía y por esta manera de celebrar los goles.