Al Valencia se le ha olvidado ganar. Aún no lo ha logrado en esta Liga. Tres puntos de 12 posibles. Ansiedad es la palabra; irregular es su juego. Ni el efecto Guedes tuvo consecuencias contra el Betis, que generó más peligro a la contra que cuando dormía el balón. Al Betis le sabe mejor el punto. Mestalla es Mestalla. Los de Setién, de hecho, pueden decir que suyas fueron dos de las tres ocasiones más claras del partido, una de Inui (la salvó Piccini) y otra de Junior (paradón de Jaume). La tercera en discordia, un disparo al travesaño de Parejo.
La lesión de Kondogbia a los 12 minutos silenció Mestalla. Porque llovía sobre mojado en su tobillo y porque Kondogbia es cimiento, pilar y hasta cúpula en la obra de Marcelino. Su lesión llegó, además, estando el Betis mejor plantado. Con Guardado y Canales oxigenando a sus centrales e Inui y Junior buscándole las cosquillas a Piccini, que sin embargo salió airoso y evitó un gol que ya cantaba el japonés. El italiano le sacó el balón de la línea cuando había dejado atrás a Jaume.
Sin embargo, más allá de esa ocasión de Inui, el Betis carecía de profundidad en esa fase del encuentro. Mucho toque pero poco peligro. Lo contrario que el Valencia, que igual se pasaba minutos, demasiados, sin rascar la bola que, de repente, porque Wass, Rodrigo o Gameiro le daban al interruptor, se plantaban en tres pases en las inmediaciones de Pau. Por ello, el Betis se marchó al descanso con la pelota bajo el brazo (62,5% de posesión) y el Valencia con hasta cuatro ocasiones, aunque ninguna como la de Inui.
Así como Kondogbia había silencionado Mestalla, Guedes la reactivó. La enchufó. Transcurría la segunda mitad por los mismos derroteros que la primera, aunque con un Valencia que presionaba más arriba y tras haber Parejo rematado al travesaño. Marcelino y Setién entendieron que era hora de agitar el partido. La salida de Guedes coincidió con la entrada de Joaquín. Ovación de Mestalla al gaditano por su pasado; de ilusión y bienvenida al portugués.
Valencia y Betis entraron en estado de frenesí. Unos porque con solo dos puntos en su casillero tenían que irse a por su primera victoria; otros, los béticos, porque veían que en la ansiedad ché estaba su autopista hacia Jaume. Al Valencia le cuesta un mundo crear cuando le dan el balón, con el añadido de que Guedes físicamente está por agosto, y el entramado defensivo de Marcelino deja que desear en este arranque liguero. De hecho fueron Joaquín y Junior los que tuvieron las dos más claras para romper el empate. Se toparon con Jaume, que evitó males mayores para los suyos. El Betis se llevó un punto y el debut de Lo Celso.