Mantovani: "Era el momento de decir basta y salir a lo grande"
El excapitán analiza su adiós del Leganés. Le dolieron las formas del club y no estar valorado económicamente. Son los únicos peros que pone.
Martín Mantovani no vive en Leganés. Su casa dista unos 20 minutos del lugar donde se ha hecho héroe. Leyenda. Mito. Pero este argentino de 33 años (en San Fermín hará los 34) tiene magnetismo con la ciudad. Su corazón palpita sangre blanquiazul. Por eso no concibe otro espacio para esta entrevista que no sea Leganés. ¿Butarque? "No, mejor quedamos en una cafetería", responde por teléfono. Es la primera señal de una fisura que todavía no concibe, pero que está ahí. Que no siente, pero que con fuerza invisible le separa de ese espacio en el que es venerado.
Su camino y el del club pepinero se separan. Tras cinco años vertiginosos en los que pasó de Segunda B a Primera luciendo sus colores, portando en tres de ellos su brazalete de capitán, el central que mejor ha sabido defender la esencia del Lega lo deja invitado por una entidad que decidió no renovarlo tras un año de tensiones que Mantovani califica de innecesarias. “Las cosas estaban claras, no se tuvo que hace una bola tan grande”, confiesa.
Sólo dolido por ese proceso y por sentirse siempre un paso por detrás en cuestión salarial, su verbo no se atreve a conjugar más disensión que ésa. El resto es gramática del cariño, el agradecimiento y la felicidad. Y todo desarrollado en futuro perfecto. El que le espera algún día junto a un Leganés que le ha tendido la mano para cuando se retire y con el que ha vivido sus mejores años profesionales y personales.
—¿Ya se siente ex del Leganés?
—No, todavía no. Me siento aún muy partícipe de esto. En el club. Más en estos días que sigo yendo a Butarque para recuperarme de esas molestias que he tenido estos días. Cuando ya no vaya más a tratarme, será cuando me dé cuenta de que lo he dejado.
—Algo habrá que ya le diga que se acabó…
—Bueno… sabes que se terminó. Que se acabó tu ciclo. Me daré cuenta el día de mañana cuando vaya para otro destino. Ahora mismo es como un día más cuando acababa otra temporada.
"Despedirme así, con toda la gente en Butarque, era lo ideal".
—¿Se le ha pasado ya el dolor de no renovar?
—Jamás tuve dolor por no renovar. Fue una situación que, por cómo me explicó el club, es algo normal. Era también momento de decir basta. Era el momento ideal de alejarme del club sabiendo que el equipo se queda en Primera, sabiendo que yo había jugado partidos, que había sido partícipe. Si me llego a quedar y las cosas resultasen de otra forma, siendo secundario, quizá tendría que salir en el mercado invernal. Despidiéndome así, con toda la gente de Butarque, es lo ideal.
—¿Qué le dijo el club?
—Ellos querían también que saliera por la puerta grande. Si había un homenaje debía ser ahora. Si lo dejaba para después de la temporada, podía haber otros problemas, como que no fructificaran las negociaciones, que llegara otro entrenador que no me quisiera. Así acabaría saliendo de otra forma. Con un comunicado. Esto es lo mejor. Despedirme de la gente dentro de campo. Eso me lo llevaré para siempre.
—Hace un año usted ya intuía que el club podía no renovarle.
—Sí, en la cabeza ya me hacía que el final tendría que llegar en algún momento. Yo pensaba que podía ser ahora, como llegó. Estaba preparado, sí, pero cuando te lo dicen es cuando caes.
—No fue bonito.
—Fue fastidiado. Triste. Muy triste. Dices adiós a un ciclo espectacular en un club que vio a mi familia crecer. Mi vida personal mejoró al mismo ritmo que mi vida profesional. En ese momento es duro, claro que es duro decir adiós. Luego llegué a entenderlo. Ahora estoy bien.
—A usted no le gustaron las formas del club en todo este proceso.
—Sí. Yo lo he hablado con ellos. Sus formas no me gustaron. Se daban muchas vueltas a un tema que quizá se pudo haber resuelto antes. Las cosas estaban bastante claras. A mi entender al menos. Al del club eran diferentes. Se hizo una bola grande en la que la gente participó, con pancartas, con cánticos… no era necesario tanto. Si el club lo hubiera manejado de otra forma, habría sido más sencillo. El club debe aprender de esas cosas para que no haya estos tipos de roces.
—¿Ha aprendido? ¿No habrá más casos Mantovani?
—Yo espero que no los haya. Mi situación era fácil. Yo me quería quedar, y el club debía decidir. Si el club lo tenía claro, debió dar el paso antes. A partir de ahora todo tiene que resultar más fácil para todos. Para el que se queda y el que se va.
—Usted sacrificó dinero en Leganés.
—Sí, en las condiciones económicas siempre estaba un pasito por detrás de los demás. Siempre intentabas poner lo máximo en el campo y te dabas cuenta de que, por ahí, económicamente no tenías ese respaldo. Es lo único que, por ahí, me haya quedado una cosita. Es lo único. Con otros jugadores sí se hacía un esfuerzo, y no con los que ya estaban en el club.
—¿Habría tenido más opciones de haber seguido Garitano?
—No. Yo creo que la decisión no pasaba por Asier.
—¿Se ve con opciones de seguir en Primera?
—Ojalá. Eso es lo que pienso yo y lo que me gustaría, pero ahora estoy abierto a todo. A cualquier destino. Tengo la idea de que lo que salga en esta nueva etapa será para mejor.
—Entre esas opciones está irse al extranjero.
—Sí, totalmente. Ahora no sé si me quedaré en España o donde sea. Estamos en un ya veremos.
—¿Se pone fecha para retirarse?
—No. Todavía no me pongo fecha. Ojalá pueda estar a este nivel tres años más.
—Cuando cuelgue las botas, ¿la primera llamada será al Leganés?
—No, nos iremos de vacaciones, estaremos un tiempito de vacaciones y después ya hablaremos con el Leganés más adelante…
—El Lega le ha ofrecido volver. ¿Qué hará cuando retorne?
—No me he puesto a pensarlo. Lo hablaremos en su momento. Lo importante es no volverse loco. Sea lo que sea, lo clave es extender la mano y ayudar donde pueda ayudar.
—¿Pesa mucho el brazalete?
—Ahora sí. Es un equipo que viene de Segunda B, que va en alza, y que hoy está en Primera y afianzado. Pide más.
—El verano pasado fue difícil encontrar tercer capitán.
—Porque a la gente le cuesta el dote de liderazgo. Saber lo que significa quedarte después del entrenamiento, hablar con uno y con otro. Levantar el ánimo a la gente. No es tan solo ponerte el brazalete y dar cuatro voces. Son muchas más cosas. Dar la cara en los momentos malos. A veces eso a la gente le cuesta. Algunos terminan de entrenar y se van directos a casa. Por ahí tienes que entrevistarte con alguien. A la gente a veces no le gusta. Por eso costó encontrar a ese tercer capitán que al final fue Gabriel.
—Ahora habrá que buscar recambio. Usted deja una vacante.
—En el vestuario hay otras personas que están preparados, como Bustinza, que tiene unos dotes de liderazgo importantes. O Cuéllar, por ejemplo. Hay otros. El brazalete va a estar más peleado. Más disputado.
—¿Algún compañero de los que se quedan le ha pedido heredar su 5?
—No. De momento no. Ya veremos por televisión quién es el que sale con la 5.
—¿Le gustaría que fuera alguno de sus compañeros?
—Sí, por lo menos un compañero que compartiera vestuario conmigo. ¿Algún nombre? No… no le hago el cambio a ninguno, pero ojalá sea alguno del año pasado.
—Serantes ha pedido en público más renovaciones de veteranos para mantener el ADN Leganés.
—Una de las cosas que ha tenido el Leganés es que ha mantenido ese ADN con el paso de los años. Gente que sabía de dónde veníamos. Es algo importante. Pero había gente que llegó en Segunda y lo ha sabido mantener: Szymanowski, Bustinza, Gabriel, Serantes… No creo que se pierda ese ADN. Los mensajes se repetirán. Se mantendrán. La gente sabe de dónde venimos.
—Para mantenerlo, sería bueno que siguiera el propio Serantes.
—Sí, porque, además, Jon es un chico que se muestra como es. Es transparente. También da a entender a la gente ese sentimiento qué es Leganés. Eso no lo represento yo solo, hay muchos más.
—Usted es argentino. Como Pellegrino. ¿Qué le parece?
—Por lo que sé es como Garitano. Es un entrenador muy táctico. Presta mucha atención al rival. También juega con esos condicionantes tácticos dependiendo del rival. Es la misma dirección. Además, es un entrenador con experiencia como jugador. Te puede aportar el punto de vista del jugador profesional.
—¿Y Arrasate?
—Arrasate es más de estilo vasco. Algo más arraigado al fútbol de jugar más. Intercalar fuerza con buen juego. Otro tipo de entrenador. A nivel visual es algo diferente.
—¿Cuál ha sido la llamada que más le ha emocionado estos días?
—(Silencio). Hablar con mis padres. Hablar con ellos es algo diferente. Los padres son los que hacen todo por ti. Ellos han hecho lo imposible para que esté como estoy. Para que tenga lo que tengo. Me habría encantado que hubieran estado en la despedida. Mis padres son pieza fundamental en mi vida.
—¿Alguna llamada que haya echado de menos?
—Quizá algún amigo, pero luego me mandaron mensajes (Risas). La verdad es que he tenido suerte. Una de las cosas que rescato de esto es que todo el mundo que me ha llamado o hablado, me ha dado las gracias por lo que he dado y me han dicho que merecía una despedida así. Si te lo dicen los demás, es porque lo habré hecho bien.