Los extranjeros vienen a robarle el puesto a los españoles

Los extranjeros vienen a robarle el puesto a los españoles

Probablemente, una parte de las interacciones que este artículo tenga en las redes sociales procederá de personas que han decidido compartirlo ante su llamativo titular, sin leer su contenido, para reafirmar su posición sobre el debate que ha estallado en la comunidad española de League of Legends tras la conclusión del periodo de fichajes.

Pido perdón a quienes hayan accedido al artículo al quedar desconcertados tras leer una afirmación tan absoluta y recalcitrante de quien escribe estas líneas. No es una técnica que suela utilizar, pero me ha parecido la adecuada para atraer a los que últimamente parecen haber visto en bucle el famoso clip de South Park en el que no dejan de gritar: “They took our jobs!”.

Por extraño que parezca, durante los últimos días a una muchedumbre enfurecida — que no necesariamente mayoritaria — sólo le ha faltado utilizar la bandera rojigualda como avatar en las redes sociales para defender a ultranza la presencia de jugadores patrios en la Superliga Orange y la Segunda División.

El número de extranjeros ha aumentado por la modificación del artículo 1.1.4 de la normativa de la Liga de Videojuegos Profesional

No cabe duda de que el número de extranjeros en las dos principales competiciones de League of Legends organizadas por la Liga de Videojuegos Profesional ha aumentado. La raíz de este incremento no es otra que la modificación del artículo 1.1.4 de la normativa, que principalmente eliminó el requisito de nacionalidad siempre y cuando los jugadores residan en España y posean la documentación pertinente.

Se puede y debe cuestionar la alteración de la normativa una vez iniciada la temporada, así como la nula comunicación pública del cambio por parte de la liga y prácticamente todos los medios de comunicación, pero no el contenido del artículo ni su repercusión directa. Siento destrozar los sueños conspiranoicos de algunos pero no, la modificación de la normativa no ha sido un plan maestro para facilitar el ascenso de Movistar Riders. Se trata de un mero ajuste a la legalidad que, de hecho, tendría que haber llegado más pronto que tarde.

Uno de los primeros pasos para lograr la profesionalización de los deportes electrónicos en España, esa expresión con la que algunos se llenan boca y los bolsillos más que otra cosa, es precisamente existir en el marco regulatorio vigente. Reclamar a los cuatro vientos una mayor profesionalización y rechazar la llegada de extranjeros, ergo ir en contra de la ley, es incoherente.

A su vez, recriminar a un equipo profesional el fichaje de jugadores foráneos en lugar de apostar por nutrir el talento nacional es absurdo. De la misma forma que un club, por ejemplo el Athletic Club de Bilbao, puede decidir alinear únicamente a jugadores formados en Euskal Herria, también está en su pleno derecho de fichar a aquellos jugadores que crea que van a maximizar las posibilidades de consecución de sus objetivos. Dichos objetivos pueden ser la victoria, la popularidad, mantener la plaza, etc. No todos se logran de la misma forma y, por ello, no todos necesitan los mismos planteamientos ni jugadores.

Una de las principales críticas que se han divulgado es la de que, sobre todo en Segunda División, algunos de los extranjeros que se han fichado no son mejores que los españoles que había disponibles. De ser así me parece lógico criticar el proceso de reclutamiento en caso de que realmente hubiera al alcance mejores jugadores, independientemente de su nacionalidad, pero en primera instancia no son los clubes sino los propios jugadores los que han de proporcionar motivos para no perder su puesto.

Reclamar una mayor profesionalización de los deportes electrónicos en España y rechazar la llega de extranjeros es incoherente

Ya sea por factores culturales, dominio de un idioma para facilitar la comunicación, pura habilidad como jugador o cualquier otro factor relevante, una empresa se hará con los servicios de aquel que estime que es más apto para sus intereses siempre y cuando pueda permitírselo. No hay más vuelta de hoja.

Más preocupante es la falta de continuidad que se da a los proyectos deportivos en España, algo que sí que tiene un impacto tremendo en otro de los temas más recurrentes en el debate entre jugadores nacionales y extranjeros: la audiencia. Si bien la nacionalidad es uno de los factores que contribuyen a la identificación entre jugador y espectador, el argumento de que la Superliga Orange y la Segunda División quedarán abocadas al desastre es falaz.

Es posible que la audiencia se resienta a corto plazo por la mera llegada de un importante número de caras nuevas a la competición. Habría ocurrido lo mismo de tener rasgos españoles en lugar de turcos, nórdicos o coreanos. Un jugador desconocido seguirá siendo desconocido hasta que se plante ante los focos y su historia se cuente, independientemente de su nacionalidad.

Ser extranjero no impide a un jugador tener carisma. No hace falta recurrir a paradigmas lejanos, como Heo “Huni” Seung-hoon, para darse cuenta. Foráneos como Jakub “Cinkrof” Rokicki, Olof “Flaxxish” Medin o incluso Ludvig "XDSmiley" Granquist se han hecho un hueco en España gracias a su rendimiento o sus intervenciones en las redes sociales. Por no hablar de los coros a Pavle “Yoppa” Kostić en la Final Cup 11.

Aunque siempre habrá aficionados incondicionales de un jugador que le seguirán vaya donde vaya, en un modelo ideal son los equipos los que mueven al grueso de la audiencia. Si un club es capaz de desarrollar un proyecto sólido, plasmar unos valores con los que la gente se identifique y narrar en condiciones las historias que surjan en torno a sus miembros, el público permanecerá a su lado juegue quien juegue.

Por último, me resulta hipócrita la actitud de rechazo hacia la llegada de extranjeros pero la aceptación plena de la migración de españoles a otras regiones, aunque tengan un cupo mínimo de jugadores locales. Nadie se preocupó por los turcos cuando Fernando “Rydle” Soria o Sergi “Lvsyan” Madrigal ficharon por Dark Passage y Atlas Esports respectivamente; tampoco por los latinoamericanos a los que Jerónimo “Jer0m” Pujades o Guillermo “Sou” Velasco alejaron de la competición.

Nadie se preocupó por los turcos o latinoamericanos que se quedaron fuera de sus equipos ante el fichaje de jugadores españoles

En realidad, es probable que sus seguidores vieran alguna de sus partidas. Sin embargo, parece que se desestima por completo el reconocimiento adicional que la Superliga Orange y la Segunda División pueden conseguir gracias a la llegada de espectadores extranjeros.

El ser humano tiende a rechazar el cambio, aferrarse a lo que considera suyo por naturaleza y buscar a alguien a quien señalar como culpable de un conflicto. El problema es que, valga la redundancia, la llegada de extranjeros no es un problema sino un paso natural hacia ligas más profesionales y competitivas.

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