El remake que perjudicó a Giants Gaming reafirma la necesidad de un ente arbitral ajeno a Riot Games

League of Legends

El remake que perjudicó a Giants Gaming reafirma la necesidad de un ente arbitral ajeno a Riot Games

Lozark durante la serie contra Team Vitality

Konkol Michal

Riot Games

La acumulación de poderes en una única entidad es contraria a la integridad de la competición

Frustración. Rabia. Impotencia. Incredulidad. Injusticia.

Sólo hacen falta cinco palabras para describir lo que se vivió durante la serie entre Team Vitality y Giants Gaming de la Semana 7 de la LCS EU. Para ser más concreto, durante la pausa motivada por un problema de League of Legends que provocó la repetición de una partida que los gigantes tenían en el bolsillo y que les habría asegurado prácticamente la permanencia en la máxima categoría continental.

Permitidme enfatizar el hecho de que se trató de un problema de League of Legends y, por tanto, de Riot Games. Un error, aparentemente reportado desde hace más de un año, impedía a ambos equipos ver la bola de Orianna cuando Erlend “nukeduck” Holm la situaba sobre un personaje aliado o el suyo propio.

De acuerdo con la normativa de la LCS EU, Team Vitality pausó de inmediato el encuentro y solicitó la asistencia del cuerpo arbitral. Los oficiales de la competición comprobaron que el fallo afectaba de manera determinante a ambos equipos y, al considerarse perjudicados según el reglamento, se le propuso a Team Vitality la posibilidad de repetir la partida bajo las condiciones del artículo 7.10.5. Es decir, con el personaje conflictivo deshabilitado y una nueva fase de selección de campeones.

En el momento de la pausa, Giants Gaming contaba con una ventaja de unas 8000 piezas de oro sobre Team Vitality. Además, tenía la mejora de dos dragones infernales — los más valiosos — y uno de nube y se disponía a acabar con el Barón Nashor tras haber matado a Charly "Djoko" Guillard. Sin embargo, la superioridad no alcanzaba los parámetros establecidos en el artículo 7.10.8 de la normativa y los árbitros descartaron la posibilidad de conceder a los gigantes una victoria automática.

La posibilidad de reiniciar la partida sin alterar su desarrollo no estaba sobre la mesa ya que la Herramienta de Recuperación de Desastres Determinantes, más conocida como Chronobreak, sólo está disponible en Norteamérica durante su fase de pruebas. Se desconocen con exactitud las razones por las que no se puede trasladar la primera versión de la herramienta a otras regiones hasta el Split de Verano, fecha estimada para su expansión.

Team Vitality aceptó la oferta. Giants Gaming la rechazó, pese a que Trevor “Quickshot” Henry dijera por error lo contrario al tratar de informar en Twitter sobre la situación. La serie siguió su curso. Los franceses sumaron dos victorias consecutivas que casi con total seguridad garantizan su presencia en el próximo split.

Hasta aquí los hechos.

Neo, dueño de Team Vitality, durante la entrevista tras la serie contra Giants Gaming

Neo, dueño de Team Vitality, durante la entrevista tras la serie contra Giants Gaming

Antes de entrar en materia me gustaría aclarar un aspecto que puede empañar la discusión sobre este tema. Se puede discutir la integridad de Team Vitality por aceptar una decisión arbitral que perjudicaba claramente a Giants Gaming, pero la culpa no recae sobre sus hombros. Por mucho que se hable de valores deportivos, es lógico que una organización cuya plaza en la LCS EU está en juego acepte la posibilidad de repetir una partida virtualmente perdida si, además, el rival va a quedar afectado psicológicamente por la coyuntura.

Una vez resuelto este asunto se puede decir sin tapujos que la decisión tomada por el cuerpo arbitral de Riot Games fue una auténtica vergüenza que reafirma la necesidad de un ente arbitral ajeno a la desarrolladora de League of Legends.

La resolución fue vergonzosa porque se privó a Giants Gaming de una partida cuya victoria le pertenecía. De acuerdo, siempre existe la posibilidad de la remontada y más si se trata de equipos de relativamente bajo nivel y propensos a cometer errores, pero la ventaja era tan abrumadora que una verdadera calamidad tendría que haber sucedido para que los gigantes no destruyeran el nexo rival. Por extrapolar la situación a un deporte tradicional, sería defender un escenario mucho más improbable si cabe que los 13 puntos anotados por Tracy McGrady en 35 segundos.

Escudarse en los parámetros propuestos en el reglamento para orientar a los árbitros a conceder la victoria o repetir la partida es otro argumento falaz por varios motivos.

Primero, porque en el propio artículo 7.10.8 se establece que no son más que una hoja de ruta que puede utilizarse para medir una ventaja y, por tanto, no son requisitos sino guías. Se trata pues de una decisión que pertenece única y exclusivamente a los árbitros, no al seguimiento de la normativa.

Segundo, porque los parámetros no son representativos. La norma se incorporó en una época en la que, entre otros factores, objetivos como los dragones otorgaban oro global, de forma que era mucho más sencillo amasar una diferencia de oro superior al 33%. Recomendar una diferencia de más de siete torres o de tres inhibidores es, simple y llanamente, absurdo.

Tercero, porque una desventaja de oro, torres e incluso inhibidores no tiene por qué implicar una desventaja real en la partida.

Es cierto que todas las organizaciones que participan en la LCS EU aceptan este reglamento y, por lo tanto, dan validez a estas normas. Asimismo, es comprensible que las normativas sobre deportes electrónicos aún no sean perfectas debido a la relativa juventud del sector. En cualquier caso, justificar la decisión alegando que es responsabilidad de los equipos reclamar la modificación de este artículo me parece señalar al agente equivocado.

Desde hace muchos meses se ha hablado de la necesidad de que Riot Games pierda su actual monopolio de poderes en favor de una competición más íntegra, algo que aparentemente defienden a capa y espada pero que no trasladan a la práctica.

La inconsistente aplicación de las reglas, tema de actualidad debido al traspaso de Yiliang “Doublelift” Peng a Team Liquid y su similitud con el caso Renegades-Team Dragon Knights, y la incomprensible interpretación de la normativa, como en el caso de Giants Gaming, han vuelto a traer a la esfera pública esta cuestión.

Por desgracia, Giants Gaming no tenía la opción de negarse a disputar el resto de la serie. De haberlo hecho lo más probable es que la organización hubiese recibido no sólo una derrota automática sino una penalización importante, ya fuera económica o deportiva. Al fin y al cabo, tal y como se indica en el apartado 8.3 del reglamento, cualquier acto que la liga considere punible recibirá un castigo.

Nada de esto habría sido así si existiera un ente arbitral neutral, ajeno a Riot Games y a los equipos. Giants Gaming probablemente habría pedido la suspensión cautelar de la serie hasta que el organismo en cuestión dictara sentencia. El proceso obligaría a posponer el desenlace de la serie en caso de que se decidiera repetir la partida, algo que desde Riot Games se ha planteado como inviable pero que realmente no lo es.

Los jugadores de Giants Gaming se mostraron afectados por la situación.

Los jugadores de Giants Gaming se mostraron afectados por la situación.

Durante los Playoffs del pasado Split de Verano, Riot Games mantuvo en pausa durante varias horas los cuartos de final entre Fnatic y H2K debido a un problema de audio. De nuevo, de Riot Games. Al no poder solucionarlo, se pospuso la serie del domingo al martes. Además, el artículo 7.12.1 de la normativa indica que la liga podrá modificar el calendario de los partidos siempre que lo considere oportuno y notifique a los equipos lo antes posible.

Se ha demostrado que no hay problema con mantener en pausa la retransmisión durante horas, así que retirar los periféricos de los jugadores en el escenario para que los de Team ROCCAT y Origen se preparasen no habría sido inviable. El público habría sido el mayor perjudicado, sobre todo aquellos que hubieran acudido a los estudios de Berlín, pero siempre se les puede indemnizar.

Si el problema consiste en encajar la serie entre Team Vitality y Giants Gaming en el calendario, también hay antecedentes que lo resuelven. Durante el Split de Primavera de 2015, unos problemas técnicos impidieron a Riot Games retransmitir la partida entre Gambit Gaming y Elements. Después de una prolongada pausa, se decidió disputar el encuentro y subirlo posteriormente a YouTube. Por tanto, es posible jugar una serie a puerta cerrada.

La posibilidad de posponer la serie se debería haber considerado incluso sin existir un ente arbitral externo. Por mucha fortaleza mental que se le pueda exigir a un equipo profesional, es prácticamente imposible no quedar afectado por una situación de este tipo. Tanto David “Lozark” Alonso como sus jugadores mostraron con efusividad su descontento durante la retransmisión o mediante las redes sociales. El enfado de Olof “Flaxxish” Medin fue tal que abandonó el escenario sin recoger sus periféricos.

Tomar como válido el resultado a favor de Team Vitality constituye una broma de mal gusto. Por mucho que Giants Gaming tuviera dos partidas más para ganar la serie, sus integrantes estaban compitiendo con un hándicap importante contra el que no es posible practicar.

A modo de conclusión es inadmisible, por una parte, que un juego de la talla de League of Legends presente tantísimos errores. Por mucho que desde Riot Games digan que afrontan una deuda tecnológica o que nunca se previó que alcanzara un volumen de jugadores tan grande, es inaceptable que la integridad del deporte electrónico que pretenden que dure generaciones se vea afectada con tanta frecuencia por fallos del juego. Sin ir más lejos, FlyQuest sufrió nada menos que 22 errores únicos la semana pasada en su serie contra Team EnVyUs.

Por otra, resulta evidente que es necesario que un ente arbitral imparcial medie estos casos para garantizar la integridad de la competición. No obstante, dado que es utópico que Riot Games ceda poderes de este tipo, como mínimo habría que reformar el reglamento para evitar que el verdadero equipo en desventaja, en este caso Giants Gaming, resulte perjudicado.

 

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