El principal problema de LCS EU es una flagrante falta de carisma

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El principal problema de LCS EU es una flagrante falta de carisma

El principal problema de LCS EU es una flagrante falta de carisma

Konkol Michal. Riot Games, Inc.

La caída en picado de la audiencia de la máxima categoría de League of Legends en el viejo continente se debe en gran medida a la ausencia de iconos con los que el público se sienta identificado.

El descenso del interés por la máxima competición de League of Legends en Europa ha sido un tema recurrente desde hace al menos dos splits. El año pasado el foco de discusión fue el solapamiento de los canales a través de los cuales se retransmitían las partidas, un aparente problema que quedó solventado con la introducción del nuevo formato.

Sin embargo, el debate sobre el estado de la audiencia de la LCS EU no ha abandonado las conversaciones entre los miembros de la comunidad. Los números que registra la emisión oficial en inglés de Riot Games son examinados prácticamente con lupa semana tras semana y, para descrédito de muchos, presentan una realidad alarmante.

Si bien es cierto que el público queda disperso en las diferentes retransmisiones nacionales, el total de la audiencia no suele alcanzar el mismo número de espectadores que antes. Según los datos de Influencer en el momento de redacción de este texto, el mayor pico de usuarios simultáneos obtenido en los últimos treinta días por el canal EULCS1 ha sido de 106 778. A su vez, una media de 35 034 espectadores concurrentes sigue el canal oficial durante cada retransmisión.

El seguimiento de la audiencia tanto del canal EULCS1 como aquellos que retransmiten en otro idioma, como el de Summoner’s Inn u O’Gaming, resulta complicado no sólo por la escasez de fuentes donde consultar los datos sino porque muchas veces incluyen en su parrilla más contenidos que la LCS EU. Por ejemplo, en el de Riot Games se emite la Challenger Series y en el de Liga de Videojuegos Profesional la Superliga Orange.

La cantidad de espectadores de la LCS EU ha disminuido considerablemente.

Aunque no sean del todo precisas, las cifras presentadas resultan especialmente preocupantes si se tiene en cuenta que en el último mes se han disputado algunas de las mejores series que puede ofrecer el viejo continente, como la de G2 Esports o Misfits contra Unicorns of Love.

En Norteamérica ha permanecido la doble retransmisión, de manera que el público tiene que elegir qué serie prefiere ver en directo. Aun así NALCS1 y NALCS2, los canales oficiales de Riot Games para la máxima categoría de League of Legends al otro lado del charco, registran en conjunto una media de 104 100 espectadores simultáneos. La LCS NA siempre ha tenido más audiencia que la LCS EU, pero que la media norteamericana sea casi igual que el pico europeo es cuando menos preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta que el tiempo de retransmisión ha sido mayor en Norteamérica.

Afirmar que conozco al detalle los motivos por los que la LCS EU ha perdido interés entre el público sería mentir descaradamente. Lo más probable es que nadie salvo Riot Games disponga de las herramientas necesarias para realizar un estudio capaz de resolver esta cuestión, pero considero que se debe principalmente a una flagrante falta de carisma de los jugadores.

Europa se ha quedado sin iconos: muchos de ellos, como Alexey "Alex Ich" Ichetovkin o Henrik “Froggen” Hansen, optaron por la prosperidad de otras tierras; otros, como Bora “YellOwStaR” Kim, se han retirado; y finalmente aquellos que tenían madera de estrella, como Søren "Bjergsen" Bjerg o Erlend “nukeduck” Våtevik Holm, han madurado en otra región o se han echado a perder con el tiempo. En definitiva, las leyendas que moldearon el continente han desaparecido del panorama y las nuevas generaciones han sido incapaces de rellenar el vacío que han dejado.

Bora "Yellowstar" Kim sosteniendo la bandera de Fnatic.

Martin “Rekkles” Larsson y quizá Marcin “Jankos” Jankowski y algunos integrantes de G2 Esports son de los pocos jugadores, más allá de veteranos como Paul “sOAZ” Boyer o Enrique “xPeke” Cedeño, que alcanzan un gran nivel de repercusión. Salvo por el niño maravilla de Fnatic, ninguno tiene la notoriedad de referentes como Yiliang "Doublelift" "Peter" Peng, Zaqueri "Aphromoo" Black o Hai "Hai" Du Lam.

Una de las formas más sencillas y a la vez complicadas de forjar nuevas estrellas es el éxito deportivo. Jugadores como Jesper “Zven” Svenningsen o Luka “PerkZ” Perković, pese a no llevar mucho tiempo en la liga, han logrado hacerse un hueco en el imaginario colectivo gracias a una mezcla de rendimiento individual, títulos colectivos y personalidad.

Por fortuna o por desgracia, en el mundo del deporte hay muchos más casos de mambas blancas que negras. Sólo unos pocos profesionales disponen de la habilidad y el equipo para aumentar su popularidad por la vía del éxito en la competición. Por tanto, resulta imperante buscar otras maneras de hacerse un nombre entre los espectadores.

El objetivo es que los diferentes segmentos de la audiencia se identifiquen tanto con un jugador que estén dispuestos a seguir su trayectoria. Poco influye el nivel del profesional en este sentido. De hecho, Brian Scalabrine y su puesto como comentarista de la NBA son un claro ejemplo de que a veces la virtud está en el defecto.

Para lograr esta identificación es necesario que el jugador en cuestión destile carisma por los cuatro costados, como Konstantinos “FORG1VEN” Tzortziou o Kirill "Likkrit" Malofeyev, o que posea una historia que merezca la pena contar. Ambos escenarios exigen dos requisitos indispensables: la voluntad de exposición y el diseño de una estrategia comunicativa.

Voy a revelar un secreto: Anthony Davis, astro de New Orleans Pelicans, es unicejo. “Simplemente me hace diferente”, declaró el ala pívot cuando le preguntaron por qué no se lo depilaba. Lo más probable es que una persona normal no obtenga ningún beneficio de este peculiar estilo de vello facial pero, como diría el Cigala, si se trata de un jugador franquicia de la NBA la cosa cambia. No importa que Davis sufra una lesión que le robe su destreza, pues seguirá siendo “la ceja” allá donde vaya gracias a su unicidad y una buena labor de marketing.

Por mucho que diga Romain Bigeard, mánager de Unicorns of Love, no importa el origen del jugador para sacarle partido a nivel narrativo. Si bien es cierto que es más probable que un espectador se interese por un competidor de su misma nacionalidad, la industria del deporte ha demostrado en incontables ocasiones que las distancias no existen si hay una buena historia de por medio. De no ser así, Heo "Huni" Seung-hoon jamás habría tenido una legión de seguidores en Occidente pendiente de sus reacciones para extraer gifs y generar memes.

Me niego a pensar que no hay jugadores en la LCS EU que tengan una personalidad electrizante o un trasfondo capaz de tocar la fibra de un aficionado a League of Legends de cualquier parte del planeta. Lo que sí me parece bastante claro es que ni ellos ni la mayoría de las organizaciones prestan atención al desarrollo de una marca personal.

No todas las personas se sienten cómodas fuera de su zona de confort. Tampoco es necesario que sigan el ejemplo de Lee "firebathero" Sung Eun y den un auténtico espectáculo, pero se comprende que algunos prefieran mantener un perfil bajo. El problema llega cuando incluso las intervenciones de los más extrovertidos, como Jankos, parecen artificiales.

Todo sea dicho, el edulcoramiento exacerbado de la realidad que promueve Riot Games, que apenas permite aventurarse en lo políticamente incorrecto y condena a jugadores mediante el maniqueo sambenito de la toxicidad, contribuye en gran medida a cortar las alas de los jugadores.

Incluso en este ambiente plagado de eufemismos, los esfuerzos de los jugadores son escasos. Por ejemplo, resulta difícil creer que Unicorns of Love no haya potenciado la imagen de los que han sido sus pilares desde 2014, Kiss "Vizicsacsi" Tamás y Zdravets "Hylissang" Galabov, ni siquiera mediante la incentivación de retransmisiones personales.

De acuerdo, la falta de carisma no es el único problema que afronta la LCS EU. Que haya cuatro equipos de bajo nivel no contribuye a que los aficionados se interesen por series cuyo resultado es fácil de predecir y que muchas veces, por la naturaleza del metajuego del viejo continente, aburren. Asimismo, el departamento audiovisual de Riot Games de Berlín tampoco dispone de los mismos recursos que el de Santa Mónica, ni materiales ni humanos, para producir historias.

Es posible que League of Legends haya simplemente alcanzado su cénit en Europa, pero rendirse al imparable paso del tiempo es inútil. Descartado este escenario apocalíptico hace falta, pues, que los jugadores se atrevan a salir de su caparazón, que sus organizaciones promuevan y respalden un aumento de su visibilidad, que terceros no coarten su voluntad expresiva y que los medios de comunicación trabajen adecuadamente sus historias.

Parafraseando a Arquímedes, dadme una narrativa y moveré el mundo. O, al menos, la LCS EU.

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