El yoduro de potasio o KI no es una solución mágica. Su función es evitar que el yodo radiactivo entre en la glándula tiroides para prevenir el desarrollo de cáncer de tiroides, pero no previene que el yodo radioactivo entre al cuerpo; no puede proteger de los efectos del yodo radiactivo en otras partes del cuerpo que no sea la tiroides; no puede hacer reversibles los daños que el yodo radiactivo ya haya causado en la tiroides, y no puede proteger al cuerpo de otros elementos radiactivos que no sean yodo radioactivo.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, los CDC americanos, han hecho una advertencia sobre el yoduro de potasio; es un medicamento que no se debe tomar a la ligera. "Las personas deben tomar KI solo por recomendación de los funcionarios de salud pública o de manejo de emergencias. Hay riesgos para la salud asociados con tomar KI", afirman en su página web.

La tiroides es una glándula endocrina que tiene funciones muy importantes para el funcionamiento metabólico de las personas, y además es "la parte del cuerpo más sensible al yodo radiactivo", añaden los CDC.

En España, hay cápsulas o comprimidos de yodo potásico para tratar problemas de tiroides, “como el Yodocefol o el Yoduk, y las que distribuye Protección Civil, Defensa y las centrales nucleares en caso de emergencia”, explican a Newtral desde la farmacia Martí Guimera, “tenemos pastillas custodiadas en el centro de salud”, y es que viven al lado de la central nuclear de Valencia, Confrentes.

Según la Guía Técnica de Protección Civil, en caso de accidente nuclear, el yodo radiactivo es una de las principales materias liberadas al medio ambiente. Entre los isótopos que habría en una fuga de material radiactivo, el principal es el yodo-131, con vida media de 8 días, además de otros isótopos de vida media más corta: yodo-132 (2,3h), yodo-133 (20,8h) y yodo-135 (6,6h).

Tras el accidente de Chernóbil en 1986, se calcula que la exposición de niños que padecieron cánceres y nódulos tiroideos se debió en el 90% de los casos a ingestión de leche contaminada con yodo-131.

Qué pasa si estamos expuestos a radioactividad

El yoduro de potasio es una sal de yodo estable, no radioactiva, que el cuerpo necesita para que la tiroides funcione de manera normal. El yodo se obtiene de diferentes alimentos como el huevo entero, la acelga, las nueces, la remolacha y la col.

Tras un accidente nuclear puede haber fugas de radioactividad, y ésta radiactividad es peligrosa porque no se ve, no se siente ni se huele. Está en el aire y el ambiente, y puede entrar al cuerpo al respirar o al consumir algún alimento o bebida contaminado. Por ejemplo, la leche de vacas que se hayan alimentado con pasto expuesto a niveles muy altos de radioactividad nos contaminará.

¿Funcionan las pastillas de yoduro de potasio contra la radiación?

En 2011, cuando el accidente nuclear de Fukushima, en Japón, en Estados Unidos hubo una gran preocupación por los posibles efectos de la radiación y aumentó la venta de pastillas de yodo, aunque las autoridades sanitarias explicaban que no había necesidad de tomarlas ni de abastecerse de yoduro de potasio.

Los expertos avisan: las pastillas tienen una eficacia limitada. Según los CDC, "el KI (yoduro de potasio) impide que el yodo radiactivo entre en la tiroides. Cuando una persona toma KI, la tiroides absorbe el yodo estable del medicamento. Debido a que el KI contiene tanto yodo estable, la glándula tiroides se “llena” y no puede absorber más, ya sea estable o radiactivo, durante las próximas 24 horas".

La protección depende de factores como el tiempo que ha pasado desde la contaminación, cuánto yodo se ha absorbido en la sangre y la dosis de yodo radiactivo a la que la persona ha sido expuesta.

En caso de una emergencia de radiación la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el uso de yoduro de potasio en dos formas: en tabletas y líquido: se vende sin receta médica, por lo que las autoridades sanitarias reiteran que solo se debe tomar si hay una instrucción seria de los organismos de salud o una emergencia real.

Se dispara la venta de pastillas de yodo

Ante la alerta de la guerra en Ucrania, el problema de la alarma de fuga en Chernóbyl, son muchas las personas que se han lanzado a comprar pastillas de yodo, pero sin control, sin recomendación médica, sin certificados, y de cualquier vendedor que hay por internet.

Las autoridades sanitarias alertan del peligro de esta falta de control sanitario, del precio desorbitado, y de la alarma social que puede llegar sin atenerse a algo real. Los gobiernos llaman a la calma, pese a que se han agotado las pastillas de yodo en las farmacias de Bélgica, Finlandia y Paises Bajos, según Euronews, y el Sindicato de Farmacéuticos belgas dijo que se han llegado a distribuir más de 30,000 cajas en un día.