¿Cómo funciona una central nuclear, qué radiación emite y qué pasa si explota el reactor?
En caso de que explotara el reactor de la central nuclear de Zaporiyia, el desastre sería diez veces más grande que el producido por Chernóbil.
Una central nuclear es una instalación en la que se genera electricidad a partir de la energía nuclear que se libera en forma de energía térmica a partir de una reacción nuclear de fisión en cadena en la vasija de un reactor nuclear. Este es el componente principal de una planta atómica y en él se aloja el combustible, normalmente uranio, y tiene sistemas que permiten iniciar, mantener y detener la reacción nuclear.
Su funcionamiento es parecido al de una central térmica normal. La energía térmica en estas se obtiene a partir de la combustión de combustibles fósiles, mientras que en las nucleares se genera mediante reacciones de fisión en cadena de los átomos de uranio del combustible nuclear. La energía térmica liberada sirve para calentar agua hasta que se convierte en vapor a alta presión y temperatura.
Este vapor provoca que la turbina conectada al generador comience a girar, y la energía mecánica que se genera con ese giro se transforma en energía eléctrica. Casi el 80% de los 450 reactores nucleares del mundo son de dos tipos: reactor de agua a presión y reactor de agua en ebullición.
Además del combustible, otros componentes principales son el moderador (disminuye la velocidad de los neutrones rápidos generados en la fisión), refrigerante (extrae el calor generado por la reacción de fisión), barras de control (actúan como absorbentes de neutrones), blindaje (evitan que la radiación escape al exterior) y elementos de seguridad (misma función que el blindaje).
¿Qué radiación emiten?
Al producirse transformaciones en los núcleos atómicos se emiten partículas y radiaciones electromagnéticas de elevada frecuencia, aunque este fenómeno se puede producir de manera natural o artificial. Este último tipo de radiación se genera cuando se bombardea un núcleo con las partículas adecuadas, que penetran en el núcleo y crean uno nuevo.
En cuanto a la natural, hay tres tipos: Alfa (dos protones y dos neutrones se juntan y forman un núcleo de helio que abandona el núcleo inicial), Beta (un neutrón se transforma en protón y produce una radiación más penetrante que puede afectar a los tejidos humanos) y Gamma (radiación electromagnética que emite un núcleo en estado de excitación, es muy difícil de parar). Al generar energía eléctrica de esta manera, se producen también residuos radiactivos de larga duración, que deben almacenarse en la propia planta nuclear y en depósitos especiales para este tipo de materiales.
¿Qué pasa si explota el reactor?
Un reactor nuclear no puede explotar tan rápido como una bomba nuclear, ya que la fisión nuclear se produce mucho más lenta en la primera al tener elementos que permiten que esa reacción sea controlada. A pesar de ello, puede explotar de manera convencional pero igualmente devastadora. Esto es lo que sucedió en Chernóbil y Fukushima.
En la ciudad ucraniana el núcleo de uno de los reactores se sobrecalentó durante una prueba y explotó el hidrógeno acumulado en su interior. Por ello, la explosión fue convencional, no como la de una bomba atómica, pero se formó una nube densa de vapor que dispersó 500 veces más material radiactivo que la bomba de Hiroshima.
En cuanto a Fukushima, un tsunami averió los sistemas eléctricos de la central, lo que generó un fallo en los sistemas de refrigeración. Esto provocó la fusión del núcleo y el sistema de contención del reactor se rompió. Por tanto, aunque no pueden provocar una explosión nuclear, no están exentos de la posibilidad de fallar.
Si esto ocurriera en la central de Zaporiyia, la tercera más grande del mundo, sería "diez veces peor que lo que sucedió en Chernóbil", según ha explicado el propio ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba. Según una simulación realizada por el Instituto de Protección Radiológica y Seguridad Nacional, la radiación de Chernóbil alcanzó a la gran mayoría de países europeos en menos de dos semanas, con lo que un desastre en la de Zaporiyia tendría consecuencias gigantescas.