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Megarrayos, un misterio científico

La Organización Meteorológica Mundial ha certificado dos récords relacionados con megarrayos este mes de febrero en zonas de América del Norte y del Sur.

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Megarrayos, un misterio científico

A primeros de febrero, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha validado dos nuevos récords mundiales relacionados con megarrayos que se produjeron en zonas de América del Norte y del Sur muy conocidas por ser especialmente sensibles a esos fenómenos, dos hechos ocurridos en el año 2020.

El comité de la OMM encargado de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, que lleva un registro oficial de los fenómenos más extremos que ocurren a escala regional, hemisférica y mundial, reconoció los récords siguientes:

El rayo individual de mayor extensión, en una distancia horizontal sería de 768.8 kilómetros, ocurrió el 29 de abril de 2020.La distancia que separa Londres y la ciudad alemana de Hamburgo.

El rayo individual de mayor duración, su descarga se produjo de forma continuada durante más de 17 segundos en el marco de una tormenta que se formó sobre Uruguay y el norte de la Argentina el 18 de junio de 2020.

Datos que se han publicado en el boletín de la Sociedad Metereolígca Americana. Y es que las tormentas producen descargas de varios tipos. La descarga se propaga dentro de una misma nube o entre nubes cercanas, y también pueden descender a tierra. Hace tiempo se verificó un récord de más de 300 km, por lo que se puede hablar de megadescargas, de más de 100 km de longitud.

Para que las nubes se electrifiquen de esa manera, es necesario que haya partículas de hielo dentro de las nubes. "Los rayos son un gran peligro que se cobra numerosas vidas cada año. Estos récords ponen de relieve cuestiones de importancia para la seguridad pública respecto de las nubes electrificadas en las que los rayos pueden recorrer distancias enormes", explicó el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas.

El hecho de que haya estas descargas eléctricas en la zona de América del Sur se debe a la topografía del entorno, que juega un papel esencial, debido a la combinación de los Andes, las sierras y las planicies. Se han registrado tormentas de 14 km de altura, y algunas hasta más de 20 km.

Para que se forme una tormenta se necesita que el Sol caliente un lugar, que ese aire caliente suba con humedad varios km, se enfríe, se condense y se formen gotas de lluvia y cristales de hielo. Y, además, es necesario que algo dé como una patada inicial para que ese aire húmedo llegue hasta arriba. En el caso del sureste de Sudamérica, la humedad viene del Amazonas, transportada por corrientes de aire.

En Venezuela, en el lago Maracaibo, por ejemplo, la NASA señaló que allí se producen en promedio tormentas eléctricas y relámpagos 297 días al año.

Tormentas sí, tornados no

Los científicos tampoco entienden aún por qué las grandes tormentas del sureste de Sudamérica no producen un nivel de tornados similares en Estados Unidos, a pesar de que hay una similitud entre las planicies del llamado ‘corredor de tornados’ de ese país y las de la pampa en Argentina.

Ahora se trata de descubrir si esas megatormentas pueden ser consecuencia del cambio climático, si habrá menos tormentas, o más, o si las descargas van a ser mayores.

Dos récords dramáticos verificados también por la OMM,

Impacto directo de un rayo: En 1975, 21 personas murieron en Zimbabwe cuando un rayo cayó sobre ellas mientras se cobijaban en una choza buscando resguardo.

Impacto indirecto de un rayo: En 1994, 469 personas murieron en Dronka (Egipto) cuando un rayo impactó en un parque de tanques de combustible, lo que produjo el derrame del líquido en llamas hacia la ciudad.