Primer fin de semana en estado de alarma con grandes restricciones en la Comunidad de Madrid. Pese a la situación extrema que vive la capital madrileña y otros ocho municipios de la región, la Policía Municipal de Madrid ha tenido que intervenir hasta casi un centenar de fiesta privadas. Unas concentraciones que superaban al máximo permitido para personas no convivientes dadas las cifras tan preocupantes de contagios en la comunidad.

Las fiestas han sido en los últimos meses unos de los grandes focos de contagio para la COVID-19. Pese a las limitaciones, que imponen un máximo de seis personas no convivientes en ámbitos públicos y privados, las fiestas privadas -e incluso clandestinas- siguen dándose en gran medida en la Comunidad de Madrid. Según apuntan medios municipales y recoge NIUS, la más importante tuvo lugar en la calle Coloreros, en el distrito centro de la capital madrileña, a las 2 de la mañana y con 80 personas dentro del local, incluido el personal de servicio.

Para acceder a la fiesta era necesario comprar una entrada, de hecho, contaban con un datáfono para aquellos que no pudieran pagar en metálico. La Policía Municipal desalojó el local tras apreciar, desde el exterior del domicilio, música a un alto volumen, gritos de un grupo de personas y muchas luces.

Un nuevo acto de inconsciencia teniendo en cuenta que la capital madrileña se encuentra en estado de alarma desde el pasado viernes, tras la aprobación de las medidas en el Consejo de Ministros. Las reuniones familiares y sociales, públicas y privadas, están limitadas a un máximo de seis personas no convivientes, a excepción de casos de actividades laborales e institucionales.