Los negacionistas indonesios son obligados a enterrar a los muertos de COVID-19
Una medida decretada por el Gobierno de Indonesia ante la negativa de muchos ciudadanos a ponerle la mascarilla en público.
Los contagios en Indonesia siguen aumentando de manera importante. Una cifra que viene dada por la cantidad de gente que sigue negando la importancia del coronavirus y que sigue evitando ponerse la mascarilla en las calles del país. Es por ello que el Gobierno indonesio ha tenido que imponer una medida desesperada para frenar esta tendencia y enfrentarse a los negacionistas de esta pandemia.
Según informa el Jakarta Post, ya se han conocido los primeros castigados por no llevar la mascarilla en público. En la provincia de Java oriental, grupos de negacionistas fueron obligados a acabar tumbas para los muertos por coronavirus, como medida para concienciar a la gente del uso de la mascarilla en espacios públicos y poder frenar la extensión de esta pandemia en Indonesia. Además, la medida sirve también para solucionar la falta de efectivos en las labores de los cementerios de la zona ante la creciente mortalidad por la COVID-19.
“Con suerte, esto puede crear un efecto disuasorio contra las violaciones”, apuntan los responsables de estos castigos para los ciudadanos que no acaten la normativa anti coronavirus. Eso sí, desde las autoridades han querido dejar claro que no han manipulado los cadáveres, una función única y exclusiva del personal sanitario del país. Además, se le han proporcionado equipos de protección para evitar el riesgo a un contagio.
Una medida descabellada que se suma a la que se imponía para aquellos que se saltaran el confinamiento. Para todos aquellos que no cumplieran con el aislamiento impuesto por el Gobierno se les encerraba durante 14 días en casas ‘embrujadas’ como castigo.
La situación de Indonesia por el coronavirus
Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo -267 millones de habitantes-, cuenta ya con una cifra total de 221.000 casos de coronavirus confirmados. Con estos datos, es ya el segundo país del Sudeste asiático más afectado por la pandemia de la COVID-19. En cuanto a fallecidos, es la región con mayor mortalidad, un total de 8.723 fallecidos. Las autoridades sanitarias del país informaron de más de 3.000 nuevos casos este pasado lunes y 100 nuevos muertos.