Cómo identificar los síntomas del coronavirus en niños
Los pequeños no suelen desarrollar dolencias graves a causa de la enfermedad y generalmente presentan síntomas leves como fiebre o pérdida de apetito.
España afronta la vuelta a los colegios tras un verano en el que los contagios se han incrementado de manera notable. A pesar de las medidas que van a aplicarse en todos los centros educativos para reducir los riegos ante el coronavirus, existe preocupación por esta tendencia al alza en el número de infecciones que atraviesa el país.
No obstante, las autoridades insisten en que se han tomado todas las precauciones y se han establecido los protocolos suficientes para que el regreso a las aulas se produzca con normalidad. Para evitar que se propague la enfermedad en caso de que surja algún caso se debe actuar con rapidez y para ello es necesario detectar con la mayor brevedad posible los síntomas habituales de la enfermedad.
Como especifica la Organización Mundial de la Salud (OMS), los síntomas más comunes que produce el coronavirus son la tos seca, la fiebre y la sensación de cansancio. Asimismo, también son frecuentes los casos en los que aparece dolor de cabeza, conjuntivitis, congestión nasal o la pérdida del gusto y del olfato, entre otros síntomas.
Síntomas de carácter leve
En el caso de los niños, diversas investigaciones realizadas hasta el momento han revelado que los síntomas que padecen al contraer el coronavirus son generalmente de carácter leve. Así, según reveló un reciente estudio del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, los pequeños pueden llegar a sufrir fiebre, pérdida de apetito o de peso.
Por su parte, los Centros de Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC en sus siglas en inglés) apuntan que los síntomas más comunes en los menores son fiebre, tos, dolor de cabeza, diarrea, dolor de garganta y moqueo. Sin embargo, en muchos casos pueden ser asintomáticos y en raras ocasiones desarrollan una dolencia grave a causa del coronavirus.
No obstante, y según han demostrados las investigaciones científicas, los niños cuentan con las mismas probabilidades de contagiarse que los adultos, por lo que las medidas de prevención deben estar igualmente plenamente activas para este sector de la población.