Así ha crecido la segunda ola en España
El exceso de confianza y la llegada del verano y las vacaciones, han hecho que la situación en España empeore hasta volver a las restricciones.
Aunque el Gobierno todavía no lo ha declarado como tal, España se encuentra ya en la ‘segunda ola’ de coronavirus después del repunte abusivo de casos que se ha dado en nuestro país tras finalizar el Estado de Alarma el pasado 21 de junio.
Las autoridades ya advirtieron de que el virus seguía en la calle y que habría que seguir tomando precauciones para evitar así nuevos contagios que supusieran un retroceso hacia lo vivido tres meses atrás. Algo que los ciudadanos españoles no entendimos bien.
Con el tiempo, las mascarillas dejaron de ser obligatorias y llegaron el verano y las vacaciones, muy esperadas este 2020 después de tres meses de confinamiento sin pisar la calle y sin ver a amigos, familiares, etc. Algo que habría que celebrar por todo lo alto en los lugares de ocio nocturno, donde, por lógica, se registrarían la mayoría de los contagios en el caso de una nueva ola.
El exceso de confianza nos ha hecho retroceder
Pensar que lo peor había pasado y que el virus se había acabado ha sido el principal problema de que España esté al borde de un posible nuevo confinamiento, aunque más leve. Esto se ha dado mayoritariamente en los jóvenes que han visto cómo el 2020 ha pasado estando encerrados en casa y sin poder acudir a fiestas o botellones.
Y decimos botellones ya que fue este acto lo primero que hicieron muchos jóvenes españoles el primer día que las autoridades permitieron salir de casa para quedar con un grupo reducido de personas, ese grupo reducido siempre era más alto al establecido.
Al mismo tiempo, empezamos a ver cómo las playas comenzaban a llenarse no antes de que los turistas alemanes pudieran venir a nuestro país de vacaciones mucho antes de que algunos ciudadanos españoles pudieran desplazarse de sus comunidades autónomas.
Y así, comenzó la apertura de parques de atracciones, restaurantes, cines, gimnasios, locales de ocio… en resumidas cuentas, comenzó la apertura de una nueva ola de coronavirus para el último trimestre del año.
Pero no hizo falta el fin del Estado de Alarma para que los contagios volvieran a aumentar, ya que los nuevos positivos no saldrían hasta 15 días después de haber contraído la enfermedad. Es decir, los nuevos brotes ya se estaban gestando antes de lo que muchos llamaban la ‘nueva libertad’.
Limitaciones de movimiento en Aragón
Tan solo un día después del fin del Estado de Alarma, el Gobierno de Aragón limitaba los movimientos de los ciudadanos residentes en las comarcas de Bajo Cinca, Cinca Medio y La Litera, en la provincia de Huesca, para controlar el brote que se detectó en una empresa hortofrutícola de Zaidín.
A partir de aquí, los contagios comenzaron a extenderse hasta convertirse la comunidad autónoma de Aragón en una de las zonas europeas más afectadas por la pandemia del coronavirus.
Confinamiento de El Segrià
Al poco tiempo, el 4 de julio, la Generalitat de Cataluña ordenaba el confinamiento de la comarca de El Segrià, en Lleida, al acumular centenares de casos de coronavirus relacionados también con los trabajadores temporeros. La situación fue tal que tuvieron que levantarse hospitales de campaña y ningún ciudadano de la comarca podía salir de ls fronteras establecidas a no ser que tuviera justificación laboral o asuntos de vital importancia.
A Mariña
Un día después, el 5 de julio, la Xunta de Galicia confinaba la zona de A Mariña, en Lugo, restringiendo así las entradas y salidas sin causa justificada.
Mascarillas obliigatorias
Tras la cantidad de casos que seguían sucediéndose, Cataluña fue la primera comunidad en establecer de nuevo el uso obligatorio de las mascarillas el día 8 de julio. Poco a poco le fueron siguiendo todas las comunidades hasta llegar a la última, Canarias, que no informó de esta obligatoriedad hasta el pasado 14 de agosto.
Vuelta a las restricciones
Tras nuevas limitaciones de movimiento en Barcelona, las cuales nadie las respetó al compartirse imágenes de las playas repletas de gente en plena ola de contagios, llegaron nuevos confinamientos en algunas zonas de España hasta que, finalmente se optó por las nuevas restricciones al no disminuir el número de contagios.
Las autoridades comenzaron a limitar los horarios del ocio nocturno, hasta llegar a cerrarse las discotecas en algunas zonas de España, debido al gran número de positivos que se originaron en los locales de fiesta.
Tras ello, llegaron de nuevo las prohibiciones de reuniones de no más de 10 personas, entre otras, y la prohibición de fumar si no se respeta una distancia de seguridad de, al menos dos metros, al considerarse esta acción una forma de contagio.
Los positivos salen a la calle y no reciben sanción
Aún con todo esto, personas que han dado positivo en la COVID-19 por PCR siguen saliendo a la calle y siguen asistiendo a espacios con aglomeraciones de gente como al mercadillo de Fuenlabrada, donde dos personas afirmaron haber dado positivo en coronavirus, o a la famosa manifestación en Madrid para protestar contra el uso de las mascarillas obligatorias.
Lo miso ocurre con los casos asintomáticos que deben estar en cuarentena y salen de sus casas. Muchos de ellos, al no presentar síntomas, no guardan el confinamiento de 14 días en sus domicilios suponiendo así un grave riesgo para la sociedad ya que, aunque ellos no se encuentren mal, sí que pueden contagiar a los demás y, lo que es peor, pueden traspasar el virus a las personas vulnerables de sufrir de una manera más grave esta enfermedad.
Pero, visto lo visto, esto seguirá ocurriendo ya que no existe ninguna ley que sancione estas acciones más que el ‘rapapolvo’ de las autoridades. Frente a esto, ¿cómo nos va a extrañar que haya una 'segunda ola'?