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DOPAJE

El día que Froome fue perseguido con un inhalador gigante

A pocos días del inicio del Tour de Francia, se ha confirmado la participación del británico, protagonista de una de las imágenes del ciclismo moderno

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Ciclismo, dopaje, Tour de Francia, Froome
MARCO BERTORELLO AFP

Ruido. Mucho ruido es lo que ha rodeado a Chris Froome a lo largo de los 9 meses y 24 días que ha durado su aparente calvario. Señalado con dedo acusador por un presunto caso de dopaje por salbutamol en la 18ª etapa de la Vuelta Ciclista a España, vio cómo decrecía parte de la presión a la que se había visto sometido cuando el pasado 1 de julio, la Unión Ciclista Internacional (UCI), no sin cierta polémica, decidía archivar el caso sobrecogida por la ingente cantidad de documentos que puso encima de la mesa la defensa de Froome para rebatir su positivo.

Ni la propia UCI, que le abrió expediente sancionador, ni la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) activista de la causa, ni la organización del Tour de Francia, que lo tuvo vetado hasta hace cuatro días, nadie, ha podido impedir que Froome defienda corona en la ronda gala a pesar de haber dado positivo por salbutamol (duplicó el máximo permitido).

Fue en la etapa de Santo Toribio de Liébana donde todo comenzó debido al supuesto agravamiento del asma que sufre desde niño. Inhaló una dosis mayor por prescripción de su médico y el resto ya es historia. Ganó La Vuelta y meses más tarde, en medio de la tempestad, logró imponerse también en el Giro de Italia.

Una imagen para el recuerdo

Y fue en la ronda italiana donde tuvo que sufrir uno de los reproches más mediáticos que se recuerdan. Se disputaba la 19ª etapa y la carrera entraba en su recta final. Pero ese día no fue uno más. Ése fue el día que Froome fue perseguido con un inhalador gigante. Un 25 de mayo. Un día tan bueno como otro, en opinión de dos aficionados, para recordar al ciclista que la sombra de la sospecha es muy alargada. Una estampa que sin duda quedará en la historia del ciclismo.

Momento en el que dos aficionados persiguen a Chris Froome con un inhalador gigante en el Giro.

Además se da la circunstancia de que el corredor del todopoderoso Sky, a diferencia de lo que le ocurrió a Alessandro Petacchi y Diego Ulissi, ambos sancionados por el mismo caso, ha provocado un terremoto al poner en tela de jucio la validez del método mediante el que se cuantifica la presencia del salbutamol en orina. Esa vía de escape es la que le va a permitir tomar la salida el próximo sábado ante la impotencia de quienes pretendían hacer justicia.

Sustancia con propiedades anabolizantes

Cabe mencionar que el salbutamol, presente en medicamentos como el Ventolín, es un dilatador de las vías respiratorias que no está considerado en sí como una sustancia dopante. Sólo si se supera el límite permitido, en el caso de ciclistas 1.000 nanogramos por mililitro, puede cuestionarse su uso terapéutico. A partir de esa cantidad, además de ponerse en duda si el método de administración es el adecuado (por inhalación), puede funcionar como un agente anabolizante.

Sea como fuere, Froome ha desmontado las acusaciones vertidas sobre él y ha sentado un precedente que seguramente no contenta a nadie porque vuelve a ubicar al ciclismo en el ojo del huracán.