El viejo sueño del Teide
Javier Guillén explicó el martes, durante la presentación del recorrido de 2024, la dificultad de La Vuelta para abarcar todo el territorio nacional. O más bien habría que decir la imposibilidad. Si el año pasado hubo muchas críticas porque no pisó Andalucía, en esta ocasión se compensa la afrenta con un total de cinco etapas por esta comunidad, pero no pasará por la franja del este, Cataluña, Aragón, Valencia y Murcia, que sin embargo sí estuvieron presentes en la edición de 2023. La Vuelta a España no puede dar la vuelta a España. Eso es un hecho. Y, aun así, necesita siempre traslados, más o menos largos, para hilvanar un buen recorrido. Si estos son los obstáculos para trazar el mapa por la península, imagínense qué piruetas habrá que hacer para visitar las islas. La carrera no acude a las Baleares desde 1998, cuando Abraham Olano se impuso en una contrarreloj en Alcudia, y no visita las Canarias desde que partió de allí en 1988 con Laudelino Cubino de líder.
En las últimas fechas se han leído y escuchado informaciones sobre el posible interés de los dos archipiélagos para acoger la carrera en un futuro inmediato. Una buena noticia para el ciclismo y para La Vuelta, sin duda, si llega a consolidarse. De los dos retos, las Islas Canarias entrañan una dificultad mayor, obviamente, por la logística del traslado, por lo que se ha ido convirtiendo en un viejo sueño, unas veces más cercano y otras más lejano, que nunca ha terminado de llegar a puerto. Esta vez vuelve a existir una posibilidad real de cumplir el desafío. Hay conversaciones, un interés fuerte. Además, ya puesto, el Gobierno Insular piensa en grande. ¿Por qué no un final de Vuelta en el Teide con el icónico volcán como juez de la carrera? Pues seguro que hay muchas respuestas a esa pregunta para apoyar el ‘no’, pero también hay vías nítidas para explorar el ‘sí’. Merece la pena trabajar en estas últimas.
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