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VUELTA A ESPAÑA

Se enciende la traca

Los Lagos de Covadonga abren la cuenta atrás decisiva de La Vuelta. Jakobsen ganó al esprint en la víspera. Quedan cinco etapas para terminar esta edición.

Se enciende la traca
PEPE ANDRESDIARIO AS

Siempre que se celebran este tipo de jornadas, la tentación es arrancar la crónica con una entradilla de resumen similar a la siguiente: Fabio Jakobsen se impuso este martes al esprint en la 16ª etapa de La Vuelta a España, entre Laredo y Santa Cruz de Bezana, sobre 180 kilómetros, en un día de transición en el que el neerlandés del Deceuninck sumó su tercera victoria en la presente edición, quinta en sus dos participaciones, que le sirvió para celebrar su 25 cumpleaños, en la víspera de la subida a los míticos Lagos de Covadonga.

Toda la información que ahí se recoge es verdad, salvo la expresión de “un día de transición”, tan manida como irreal. En el ciclismo, nunca hay transiciones. Puede haber jornadas más tranquilas que otras, o más aburridas desde la perspectiva de la competición y el espectáculo, pero un corredor profesional que disputa una gran ronda puede jugarse tanto su futuro en un parcial este estilo, llano y sin peligros aparentes, como en los dos etapones que se encadenarán miércoles y jueves en Asturias, con metas en los legendarios Lagos y en el imponente Gamoniterio.

Giulio Ciccone, que afrontaba su primera grande como jefe de filas del Trek y ocupaba la 12ª plaza de la clasificación, con aspiraciones de avanzar puestos e incluso de meterse en el top-5, puede dar fe de que el recorrido cántabro no tuvo nada de transición, porque se vio obligado a abandonar la carrera por las consecuencias de una montonera en el kilómetro 5 que también afectó a otros gallos, en estos casos sin consecuencias tan pésimas, al menos de momento. Guillaume Martin, segundo de la general a 54 segundos del maillot rojo de Odd Christian Eiking, y Enric Mas, cuarto y primer español a 2:11 del liderato, estuvieron inmersos igualmente en el accidente, aunque en ambos todo apunta a que el resultado ha sido “chapa y pintura”, como se dice en el argot ciclista.

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PEPE ANDRESDIARIO AS

Ninguna fecha es buena para sufrir una caída, eso es obvio, pero menos aún cuando se avecina la traca final de La Vuelta, con cinco jornadas por delante, de las cuales cuatro aspiran a ser decisivas. Cuatro días que no admiten disimulos ni caretas por la dureza de sus trazados, aderezados por la amenaza de tormentas. Si Guillaume Martin o Enric Mas no se han recuperado bien de sus caídas, los montes asturianos no van a tener ninguna piedad con ellos.

La traca se enciende con un díptico en el Principado. Este miércoles se llega a un clásico, los Lagos, previo paso por La Collada Llomena, un puerto de 7,6 kilómetros al 9,3% de pendiente media, que se subirá dos veces. Y el jueves, la gran novedad de este certamen, la ascensión que más expectación ha levantado: el Gamoniteiro, un coloso inédito de 14,6 km al 9,8%, al que se llegará con las piernas castigadas por San Llaurienzu, la Cobertoria y el Cordal, unas montañas que en ocasiones anteriores han sido tan decisivas o más en sus descensos que en sus ascensos.

La carta de Roglic. Si este atractivo y exigente escenario no resolviera la clasificación, todavía restarían la trampa que ha preparado Óscar Pereiro en su localidad de Mos, el sábado, y la contrarreloj final de Santiago de Compostela, el domingo, que en principio favorece a los intereses del bicampeón Primoz Roglic. Si alguien quiere ganar La Vuelta 2021, tendrá que llegar a la crono con un par de minutos de ventaja sobre el esloveno. Entre estas dos jornadas y las dos de Asturias hay un final en Monforte de Lemos, el viernes, que en teoría no decidirá nada, pero en la práctica, ya saben: no hay transición.