Pogacar: "No he matado el Tour"

Tras un largo trago a la lata de Fanta naranja que le entregó el auxiliar del UAE en la meta de Le Grand Bornand, Tadej Pogacar sonrió a la cámara de la televisión francesa: “¡Qué carrera!”. El esloveno no consiguió arrebatar el amarillo a Mathieu van der Poel en la contrarreloj de Laval, en el Macizo Central le mosqueó la ventaja que cogieron el neerlandés (“Fue un honor, rodaron demasiado rápido para mí”) y Wout van Aert… y por eso se mostró exultante ante los medios: “Un ataque es siempre la mejor defensa, deseaba vestir cuanto antes el maillot de líder del Tour”. Porque a los 22 años apenas ha portado la prenda durante un día entero, cuando más importa: el 20 de septiembre de 2020, en los Campos Elíseos, después de desbancar a Primoz Roglic en la cronoescalada de La Planche en la etapa anterior.

A pesar de que sus diferencias sobre los demás favoritos superan los cuatro minutos y medio a partir de la tercera plaza y Van Aert, segundo a 1:48, se descarta de la lucha, Pogacar considera que el Tour no ha terminado todavía: “No he matado la competición. Debo ir día a día, saber que una mala tarde la sufre cualquiera y apoyarme en mis compañeros. Di el 100% y saqué una renta importante, pero no he acabado con la emoción, lo siento”.

Respecto a por qué decidió arrancar desde tan lejos, se lo tomó con humor: “Esas cosas no se planifican. Cuando miré a las caras de los adversarios comprobé que lo pasaban mal. A mí me lanzaron perfectamente, así que en el momento que me pareció que la subida se endurecía, ataqué. Hice un all-in después de que todos corrieran contra nosotros en el Macizo Central”.

Eso sí, ante semejantes exhibiciones empiezan a surgir voces discrepantes. Por ejemplo, la de Jean-René Bernaudeau, exciclista (desde finales de los 70 hasta casi los 90) y mánager del TotalEnergies, en Ouest-France: “Con Pogacar pediría prudencia, mucha prudencia. Sabemos qué sucedía en el pasado cuando alguien arrollaba así en las cronos y en la montaña”.