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VUELTA A ESPAÑA

Javier Ares: “Roglic es justo vencedor, pero no ha sido mejor que Carapaz en el mano a mano”

Javier Ares (Valladolid, 1954) lleva 37 años contando ciclismo y toda una vida vibrando con él. El narrador y comentarista de Eurosport charla con AS de La Vuelta, del pulso Roglic-Carapaz y de la épica de las narraciones.

Javier Ares
JAVIER GANDULDIARIO AS

Cuando Javier Ares rememora su infancia de verano dedicada al Tour o las batallas de Ocaña, Fuente y Merckx aflora una emoción pura por el ciclismo. Hoy el sentimiento perdura. El narrador y comentarista de La Montonera de Eurosport charla con AS de La Vuelta, Roglic y Carapaz, la polémica del Movistar en La Covatilla, la épica de las narraciones e insiste en una necesaria modernización del deporte para crear un producto televisivo más atractivo.

¡Termina La Vuelta! ¿Qué balance hace?

Ha sido una Vuelta muy completa por la concentración de la exigencia. A veces en una Vuelta de veintiún días tiene seis etapas para la papelera y en esta ocasión solo se han dado dos al sprint. En cuanto a la meteorología se hablaba de un tiempo crudo, pero nos olvidamos que uno de los grandes enemigos del ciclismo es el calor. La temperatura ha sido francamente buena. Creo que los corredores han recuperado bastante mejor que en una Vuelta al uso. La única etapa dura y difícil fue la de Formigal y el resto ha transcurrido bastante bien. Ha sido un éxito. Han dado ejemplo de disciplina en una burbuja. Antes del Tour estuvieron cinco semanas concentrados. Cincuenta días fuera de casa... Acabó el Tour y vinieron al Giro. Sin volver a casa... Han dado un ejemplo importante. Y ha supuesto también un esfuerzo tremendo para los organizadores. Lo han hecho perfecto. La gente se queda solo con el esfuerzo y las lágrimas en la carretera, pero olvidan que se han metido dos meses de rodillo. Y luego estas concentraciones y la carretera. Que haya acabado La Vuelta es un gran éxito y que se haya decidido en La Covatilla en tierra de grandes campeones también. La Vuelta ha ido evolucionado cada año, es guía para el Tour y para el Giro de lo que representa el ciclismo moderno. Representa competitividad. Hay que rentabilizar la cantidad enorme de horas que las televisiones emiten en directo. Y no se puede rentabilizar con etapas de un pelotón andando de forma anodina, quemando kilómetros y quemando carne humana porque no conduce a nada. Cuanto más comprimida esté y dificultades haya, mejor. Esto ya lo inició la Vuelta hace una década larga y lo sigue manteniendo. Creo que está en el buen camino. Ha habido muy pocos días aburridos en La Vuelta.

¿Es justo vencedor Primoz Roglic?

Sí. Ha sido mejor, el más sólido. Ha ganado gracias a las bonificaciones y al gran equipo, pero me atrevo a decir que en el mano a mano no ha sido mejor que Carapaz. La diferencia no ha sido tanta. Se puede decir que ha ganado La Vuelta por las bonificaciones. Si hay que decir verdad Carapaz ha invertido menos tiempo que Roglic en cubrir los kilómetros de La Vuelta. Once segundos, según mis cálculos. Vale contarlo, pero no vale argumentar o decir que es el vencedor moral. La Vuelta se corre con bonificaciones. Está así estipulado y no vale un análisis ventajista. Si no hubiese sido por esa regla a lo mejor Roglic habría corrido de otra manera. Yo no le he visto obsesionado por lo ocurrido en el Tour. Vino a ganar, en la línea de salida era el mejor corredor, asumió su condición de favorito. Ha ganado cuatro etapas y eso no se lo quita nadie, pero buena parte de la ventaja ha sido por las bonificaciones. Que cuenta. Soy el primero que pide bonificaciones y las respeto. Vale para hacer un análisis. Y para decir que uno no ha sido mucho mejor que el otro.

¿Fue correcta la estrategia de Carapaz en La Covatilla? ¿Y la del Movistar?

Siempre hay que respetar al ciclista. No sabes desde fuera si debería haber atacado antes. Creo que cometió un pequeño error. Saltó dos veces a por Carthy cuando el que debería haber saltado era Roglic. Eso lo ves ahora. Ineos ha sido un equipo muy pobre con Sosa muy mal y Froome para los leones. Se ha visto tan solo que no le ha quedado más remedio que pelear mano a mano. Lo ha hecho con valentía y arrojo admirables. Le ha atacado en el sitio justo para intentar ganarle La Vuelta, pero no ha podido hacer otra cosa. Roglic se ha encontrado con la ayuda de su compañero y la mano que le ha echado Movistar. Yo habría evitado esta situación. Lo normal habría sido dejar a Roglic que tirase y haber evitado esto. Si estás ganando La Vuelta vale todo, pero estamos hablando de la remota posibilidad de conseguir una cuarta plaza... Repito. No se debe criticar una actitud en carrera cuando estás defendiendo tus intereses. Yo no me atrevo. Tengo respeto a los corredores. Yo en el coche del Movistar les habría dicho que no tirasen. Puede que no haya sido una decisión del coche porque ha sido todo muy al final. Cuando ves esa situación y que Roglic se está beneficiando y privando a Carapaz de ganar la vuelta yo hubiese dicho que se retirasen. Pero yo no tengo que dar cuentas al Movistar. Ellos sí. La imagen por un cuarto puesto prácticamente imposible de ganar no ha sido buena. Sobre todo porque es la comidilla de la etapa. Y no sería comidilla si no hubiera pasado lo de Carapaz. Es lo que Movistar tendría que haber evitado.

¿Cómo ha visto el rendimiento de los españoles y en concreto el del equipo Movistar?

Movistar aunque se le niegue mucho el pan y la sal tiene el mérito de que sale a pelear las carreras. Sale con la vitola de tener que ganar aún siendo consciente de que no tiene ni el mejor ni el segundo ni el tercer mejor corredor del planeta. Lleva en la mochila el peso de salir a ganar y resulta que si no gana, no acaba de cumplir las expectativas. Y es injusto. No tiene gente para ganar. El año pasado tenía a Carapaz y ganó el GIro. Pero lo que no se le puede negar es que el equipo corre con esa responsabilidad y que ha ganado una vez más la clasificación por equipos del Tour y de La Vuelta y que ha estado súper combativo. Si lo miras desde la perspectiva de tener que salir a ganar o ser segundo detrás de Roglic, pues no han cumplido con las expectativas. Pero qué le vas a decir a un equipo que ha estado peleando todos los días por conseguir etapas. Soler es un corredor muy bueno. Tiene que plantearse si está para afrontar las vueltas con la vitola de ser candidato o simplemente tiene que ser de esos magníficos corredores a los que alabamos mucho porque ganan una etapa aquí, una Clásica allá y no son corredores de tres semanas para ganar una gran vuelta. Creo que le falta algo de punch en montaña para estar con los mejores, pero es un corredorazo con mucho recorrido. Y ser un gran corredor no pasa por ganar un Tour o una Vuelta. Conozco un centenar de soberbios corredores que no han estado entre los treinta primeros en las grandes vueltas por etapas. Ganan clásicas, ganan etapas... Esta Vuelta a lo mejor le ha aclarado algo. Ha sido una temporada atípica y no sé si es la mejor para sacar conclusiones definitivas.

Reclamaba hace un tiempo la modernización del ciclismo. ¿Ha llegado ya a ese punto? ¿Qué falta?

No. Parece mentira que sea un periodista muy veterano el que esté por los cambios y la innovación. Le faltan cosas que a lo mejor no son tan fáciles y hay que experimentar. Hace años pedí bonificaciones en los puertos y se ha empezado a hacer de una forma muy tímida, irrelevante en la mayoría de los casos. Pido más bonificaciones en más puertos. No concibo que haya que hacer ciento ochenta kilómetros esperando la última ascensión. Hemos tenido el ejemplo de El Angliru. Han terminado seis corredores en diez segundos prácticamente salvo el ganador. ¿Eso qué quiere decir? Que la gente guarda mucho para el final y quiere hacer diferencias ahí y al final no se puede. Si no le das ningún premio al que se fuga y el pelotón tiene equipos tan poderosos como Ineos o Jumbo y te terminan neutralizando se te quitan las ganas de ir a la aventura. Hago hincapié no en que cambien mucho las cosas, sino en que hay que darle alicientes a los ciento cincuenta kilómetros en los que generalmente no ocurre nada. Esos tres peregrinos de fuga de los equipos modestos y un pelotón dejándolos al baño maría para terminar neutralizándolos... Eso es muy malo para el espectáculo. Eso pasaba antes cuando a la gente no le importaba y conectaba la tele a cuarenta kilómetros para ver el último puerto. Ahora la televisión te conecta la etapa entera. Hemos tenido el ejemplo del Tour y del Giro. Esa pequeña pelea secundaria que suponía el maillot verde nos ha dado un aliciente gracias a que Sagan iba a por él. Y de repente se presentaban unas batallas con las que no se contaba a priori. Ese tipo de alicientes y alguno más que hay que ir madurando se tienen que dar. Yo creo que ahora mismo el principal es el de las bonificaciones en la inmensa mayoría de los puertos o en los de cierta entidad. Los recorridos han cambiado de ocho o nueve etapas con sprints. Eso era insoportable. Lo veíamos los grandes aficionados, pero se trata de incorporar a un público que está expectante. Hay que rentabilizar la televisión. Y buscar la forma de rentabilizar a los espónsors. Que haya audiencia a las dos de la tarde, no a las cuatro y cuarto.

¿De dónde viene su locura por el ciclismo?

De bien niño. Estamos hablando de una España en los años sesenta en la que había muy poco ocio para un chaval. Los veranos eran el Tour de Francia. No había fútbol. No había nada. La única forma de pasar el trago del mes de julio era el ciclismo. Te enganchaba porque era el único acontecimiento. Fue una época dorada. Los últimos coletazos de Bahamontes, mitos como Anquetil... Triunfaban Manolo Santana en el tenis, los ciclistas en el Tour y La Vuelta y los boxeadores. Bahamontes y Julio Jiménez fueron en su momento dioses de este país. Como eran Legrá, Urtain, Carrasco y compañía en el boxeo. Aparece la época más espectacular del ciclismo a finales de los sesenta. Con Ocaña, Fuente y Merckx delante. Las batallas que se vivieron aquel lustro de los setenta… Vuelta, Giro, Tour… Aquello alcanzó un clímax enorme. Ya había televisión y un seguimiento radiofónico y periodístico importante. Aquello me enganchó de tal manera... Después del telediario se daba un reportaje bastante guapo y bien hecho. Entrevistas, clasificaciones, unos veinte minutos… Una de las primeras imágenes que tengo es la muerte de Tom Simpson en el Mont Ventoux. Ahí empecé a ver a Julio Jiménez. Y ya poco después a Ocaña y Fuente. También recuerdo haber visto etapas del Giro de Fuente contra Mercx en directo en Televisión Española. Y después la radio. A las seis de la tarde escuchaba las crónicas épicas de Paco Blanco, el corresponsal de Radio Nacional. Y luego es que había también una afición mucho mayor. En aquella época coleccionábamos cromos. ¡Había cromos de ciclistas! ¡Y ciclistas de todo el mundo, de todos los equipos y de todos los países! De ahí surgieron las chapas. Se le recortaba la cara y se le ponía a las chapas y se jugaba a hacer carreras.

¿Recuerda lo primero que narró?

Lo recuerdo perfectamente. La primera carrera que narré fue con el nacimiento de Antena 3 en 1983. Hicimos de verdad la primera retransmisión íntegra. La recuerdo porque me llevé un botellazo de Bernard Hinault, que ganó aquella La Vuelta. Fue una etapa prólogo en Almusafes (Valencia) en la factoría de Ford. La fui contando con micrófono desde el coche y siguiendo a Hinault. Cuando llegamos a meta mi chófer le tocó en la rueda trasera y se volvió Hinault con una mala leche de miedo. ¡Tiró un bidón contra el coche! ¡Fue de refilón afortunadamente, pero me dio en la cara!

El ciclismo es épica y hay que narrarlo así.

Tiene desfallecimientos, durezas de en puertos, esa leyenda que lleva cosida de grandes gestas y grandes campeones. Es un deporte agonístico. Y muy visual. Es épica, pero también porque se la hemos dado. He vivido esas retransmisiones y no eran así. Ahora ya está asentada la leyenda. ¡La épica con la que yo empiezo me salía del alma! Me emocionaba cantar un sprint en la Vuelta a España... Me emocionaba la legión de corredores de España intentando ganar en aquella época... En los años ochenta fue tremendo lo que hubo... Donde hoy ves a Enric Mas había diez o doce corredores españoles. Y luego el espectáculo lo requería. García, Antena 3… Empezamos a hacer un espectáculo radiofónico y conllevaba la épica en la narración. La emoción en todo lo que hacíamos. La conexión con un director en un coche... Recrear todo así con ese punto de tensión y de clímax. Después de toda la etapa al máximo y generando durante todo el día un caldo de cultivo de tensión y expectación, cuando llegabas al final, había que narrar puro y vivo. Hacíamos la de Dios. Ibas caliente.

¿Cómo fue labrando su estilo? ¿Tuvo algún referente en la narración?

No había. Me salía del alma. La gente no narraba así. Como no narraba José Angel de la Casa el fútbol como lo narra ahora Carlos Martínez. Todas las transmisiones eran muy moderadas. Y en ciclismo era prácticamente igual. Tuve un referente porque me embaucaba su prosa, el tono de crónica, que era Paco Blanco. Aquella oratoria muy de locución de Radio Nacional. Los primeros que hacemos la radio en directo somos nosotros en los ochenta.

¿Cómo es narrar y comentar con Alberto Contador? Se han vuelto virales con alguna narración. 

Contador es un referente, pero es que encima se implica muchísimo. Y lo vive con mucha pasión. Se ha contagiado de mí a la hora de vivir y contar ese periodismo y lo hace en el mismo estilo. Es muy detallista, está pendiente de todo, pero sobre todo, se ha mentalizado de su trabajo. Sus conocimientos se dan por hechos. Tiene facilidad para comunicar y la gran diferencia la marca su punto de implicación, emocionarse, darle ese puntito… Le pone clímax a los comentarios. Y eso me ayuda una barbaridad. Por eso esos vídeos virales, excitadísimos con el desenlace de una etapa.