"¡Vamooooooos!", gritaban emocionados los asistentes del equipo Murias en la meta de Urdax, nerviosos desde que Mikel Iturria había lanzado su ataque a más de 25 km para meta. El de Urnieta había dado una auténtica exhibición para estrenar el palamarés profesional y dar al Murias un triunfo en la Vuelta por segundo año seguido: "Este equipo ha conseguido cosas increíbles, hasta que gane yo. Ojalá sirva para la continuidad".

El ciclista  se emocionó cuando levantó los brazos. había muchos detalles que la hacían especial: "Cuando me preguntaron en la presentación que etapa quería ganar, dije esta. Con mi familia por aquí... Siempre había soñado con algo así, porque yo soy un currela, no un ganador. Antes de la Vuelta había venido a ver la etapa". Un corredor que en 2017 sufrió una grave caída en el Tour de Limousin. "Se lo dedico a los que estuvieron conmigo", dijo con lágrimas en los ojos.

Unos kilómetros finales emocionantes: "Iba bien, pero soy diésel y me descolgué del grupo. Cuando llegué, me hice el muerto. Luego arranqué y lo di todo. A dos para meta vi que tenía hueco, pero luego se me echaron encima. No miré mucho atrás, porque si fresco ya soy lento en la llegada, en esa situación no tenía ninguna posibilidad".