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LA RUTA DEL TOUR

Silbidos para Janssen y aplausos para el indultado Eddy Merckx

El Caníbal disputó y ganó hace 50 años su primer Tour, donde estuvo a punto de no participar por una positivo en el Giro, del que fue absuelto por la UCI.

El legendario Eddy Merckx, durante la presentación del Tour de Francia 2019 en su salida de Bruselas.
AFP

EI Tour de Francia comienza en Bruselas por segunda vez en su historia, tras aquel lejano 1958 que lanzó la carrera hacia Gante con victoria de André Darrigade. Ahora repite con motivo de una conmemoración, en honor del mejor ciclista de todos los tiempos, Eddy Merckx, que hace 50 años corrió su primer Tour, que por supuesto ganó. 

Aquel Merckx de 24 años, que ya tenía un frondoso palmarés, estuvo a punto de no participar, después de que fuera expulsado del Giro de Italia por un positivo en Savona con Reactivan (una anfetamina). Con el benévolo reglamento de entonces recibió una sanción de un mes que le iba a impedir correr la ronda francesa. Como suele ocurrir, el belga clamó por su inocencia, siempre habló de alguna maquinación o sabotaje. Si bien esa suele ser la reacción de cualquier cazado, en su caso no es menos cierto que hubo anomalías en el control y desaparecieron dos frascos de su orina del vehículo oficial. Ante este panorama, la UCI aplicó el "beneficio de la duda" y le levantó el castigo.

Así se plantó en el prólogo de Roubaix, cuya vecindad con Bélgica llenó el recorrido de 10,4 kilómetros de seguidores de Merckx, que aplaudieron a su ídolo a la par que silbaban al campeón vigente, Jan Janssen. El pecado del holandés había sido criticar la clemencia de la UCI con Merckx, después de que él mismo tuviera que cumplir una suspensión de un mes tras la París-Niza.

La organización ofreció al director del Faema, Guillaume Driessens, que designara a uno de sus corredores para inaugurar el prólogo… Y el designado fue nada menos que el propio Merckx. Una decisión sorprendente, dado que los jefes suelen reservarse para el final. El belga marcó así el mejor tiempo durante gran parte de la jornada, hasta que desde la habitación de su hotel vio cómo entraba Rudi Altig para batirle por 7 segundos. El Caníbal no pudo vestir el amarillo ese día, pero sólo iba a tardar 24 horas en enfundárselo.