Una jornada de cuatro puertos, tres en los últimos 80 km, con final en una cima mítica de categoría especial y con más de 4.000 metros de desnivel acumulado. Esa es la carta de presentación de la etapa reina de esta Vuelta, que concluirá en los Lagos de Covadonga, historia de la carrera y del ciclismo, que con sus 11,7 km al 7,2% debe aportar luz a una carrera que por ahora cumple con el guion soñado por la organización: nada decidido.

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Muestra de ello es que los cuatro primeros clasificados están en menos de un minuto y los tres punteros prometen una batalla sin cuartel. Mientras Simon Yates asegura “que las subidas largas como Lagos” le vienen mejor que las cortas y explosivas, el Movistar ya no puede esconder que son un equipo con dos cabezas. “Estamos ahí tanto Valverde como yo, y ahora debemos parar a pensar con la escuadra qué estrategia planear”, afirma un Nairo “con grandes recuerdos” de su victoria en 2016.

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Su compañero Alejandro Valverde ya mira de cara a esta Vuelta. Tras 14 etapas se encuentra segundo, a 20” del maillot rojo (Nairo, a 25”), y las palabras de cautela de la primera semana se han convertido en tambores de guerra. “Intentaremos dar un golpe”, asegura. Pero en el duelo Mitchelton-Movistar no estarán solos. Supermán y Kruijswijk amenazan, Urán corre con calculadora (la crono le favorece), Mas sueña con la sorpresa... Todo llega abierto para honrar a Su Majestad los Lagos.