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TOUR DE FRANCIA

Alaphilippe luce en los Alpes, pero los favoritos ni se mueven

El francés ganó fugado en Le Grand Bornard. Ion Izagirre fue segundo. El Sky llevó el ritmo, sin remate de Froome. Urán cedió 2:36. Valverde ya es tercero en la general.

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Alaphilippe luce en los Alpes, pero los favoritos ni se mueven

Cuando en 2016 le vimos golpear con fuerza el manillar, después de perder la Flecha Valona ante Alejandro Valverde, ya supimos que Julian Alaphilippe iba a ser un ciclista especial. Entonces aún no se había presentado en la alta sociedad, pero corrió con la ambición del mayor campeón. Dos años después, el francés se coronó en esa misma clásica. Dulce desquite. En este martes alpino, Alaphilippe logró ya inscribir su nombre en el Tour con una exhibición. También tiene una etapa en la Vuelta de 2017, en el Xorret de Cati. Es lo más parecido a Valverde que existe en el pelotón actual, aunque aún debe refrendarlo en las grandes. En ello anda. Su triunfo fue lo más potable de una jornada de desgaste en la que los favoritos no se movieron.

La Humanidad sobrevivió a un lunes sin Mundial de fútbol, sin Wimbledon y sin Tour… El pelotón restañó sus heridas del domingo, que fueron muchas sobre el pavés. Y julio encaró hoy con alegría su primera jornada de gran montaña. Al fin. Llegaron los Alpes, siempre majestuosos, con cinco puertos concentrados en 158 kilómetros. Viejos conocidos como La Colombière y nuevos fichajes como el Plateau des Glières, una subida de categoría especial aliñada con 1.800 metros de tierra.

Mikel Landa comenzó la etapa como había terminado la anterior: con una caída. Esta vez ni siquiera había comenzado el recorrido oficial cuando se produjo una montonera en la neutralizada, que también envió al suelo a Ion Izagirre y Fernando Gaviria. Se levantó, cambió de bicicleta y continuó. A ver si ya ha cubierto el cupo de desgracias. El Tour te espera con una guadaña en cualquier rincón.

Froome sufrió una avería en el tramo de tierra de Glieres.
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Froome sufrió una avería en el tramo de tierra de Glieres.AFP

A Chris Froome le esperaba con un pinchazo en pleno sterrato, en ese atractivo Glières que dio colorido al recorrido, pero no decidió nada. Estaba demasiado lejos, a 115 kilómetros. No vivimos en los tiempos de Coppi. Nadie atacó a Froome. Cuando alcanzas ciertos altares, ni te atacan cuando pinchas, ni te sancionan cuando inhalas.

A esas alturas ya estaba formada la escapada con 21 corredores y muchos ilustres metidos en faena, entre ellos el maillot amarillo, Van Avermaet, junto a Sagan, Alaphilippe, Gilbert, Gesink, Gallopin, Taaramae… Y también Ion Izagirre, que llegó segundo. Un tiro al poste. El Sky marcaba el ritmo por detrás, no sabe correr de otra manera. Su insistencia auguraba un ataque de Froome que nunca se produjo. El resto de rivales se dedicaron a esperar. Y plantados se quedaron. Tampoco exprimió la baza de vestir de amarillo a Geraint Thomas. Quien sí lo defendió con uñas y dientes fue Van Avermaet. Sabe que no lo lucirá en París, pero se esmeró como si fuera el último día. Excelso.

Como nadie se movió, no supimos cómo anda el corral de los gallos. Tan sólo sufrió Rigoberto Urán, más golpeado por su caída del pavés que por su forma: perdió 2:36. Cuando en la cima de La Colombière hubo un acelerón de Dan Martin, también vimos descolgarse a Valverde, aunque luego explicó que se le había salido la cadena. Reaccionó y ya está en el podio: tercero. Froome se delató igualmente al pedir a sus gregarios que redujeran el ritmo. ¿Síntomas? Tendremos que esperar al miércoles o al jueves para comprobarlo. Se avecina más montaña. Alguien tendrá que hacer algo.