Les Praeres de Nava: la Vuelta descubre un 'mini-Angliru'
El próximo 8 de septiembre, Día de Asturias, la Vuelta descubrirá una cima inédita como meta en alto. Cuatro kilómetros con desniveles salvajes (por encima del 20%).
Fueron los miembros del club Navastur los que alertaron a la organización de la Vuelta, ávida por explorar nuevas cimas, de que en el concejo asturiano de Nava tenían una joya: Les Praeres. Entre praderas idílicas donde vacas pastan mansamente, una estrecha carretera con lo que al principio es una suave pendiente se abre paso por este paisaje típico asturiano. El camino pronto se convierte en una auténtica pared. Desde el pueblo ya pica hacia arriba (la Vuelta pone ahí el inicio de puerto), pero es tras una bajada cuando arranca la ascensión en sí, que ronda los cuatro kilómetros con unos porcentajes salvajes: 13% de media con muchas rampas por encima del 20%. Pedro Delgado hace el mejor resumen: “Un mini-Angliru”.
El segoviano forma parte del cuarteto de expertos que reconocen la subida con As. Los exciclistas, y ahora directores técnicos de la ronda, Kiko García y Fernando Escartín, así como un corredor asturiano, Iván García Cortina, completan el grupo. “Conozco la zona, pero de venir con la mountain bike”, apunta el del Bahrain.
Un monte tradicionalmente de uso ganadero, que ha pasado de ser una joya oculta para los cicloturistas de la zona a ganar popularidad desde que la Vuelta anunció que sería una de las cimas inéditas de esta edición (esta Semana Santa la afluencia se ha notado mucho). Y reconociendo la subida uno se da cuenta de su gran atractivo. Las primeras rampas a la salida del pueblo llegan a un 8% y, tras esa pequeña bajada en la que se prevé que el pelotón se enfile con los favoritos buscando las posiciones delanteras, comienza la verdadera ascensión por una estrecha carretera que esconde desniveles tremendos: los dos primeros kilómetros rondan el 15% y los otros dos no bajan del 10%. Las rampas más duras superan el 20%.
“No hay apenas descanso, se hace durísimo a pesar de que son pocos kilómetros”, apunta Escartín. Entre los porcentajes y un firme de hormigón que agarra (aunque se asfaltará buena parte), hay momentos en los que pedalear de pie es una utopía. “Hay rampas que se atragantan mucho, a mí me ha recordado a Los Machucos y, como ocurrió allí, creo que se verá un gran espectáculo”, explica Cortina.
Pero tanto sufrimiento, tanta curva de herradura con desniveles infernales... tiene su recompensa. En la última rampa (los últimos 300 metros son de tierra) la dureza se suaviza, la vegetación se abre y la montaña regala a los ciclistas un paisaje espectacular: praderas enormes encajadas entre montañas, desde donde se divisa la comarca. La única construcción es un restaurante conocido por su dueño, Aladino, y su mascota: un ciervo amaestrado llamado Bambi. Los cuatro, entre jadeos, encuentran aliento para destacar la belleza del lugar. Varias reses les miran y sólo el de la zona, Cortina, se atreve a saludarlas de cerca.
La belleza del entorno en el que se ubicará la meta será la guinda a una jornada que se disputará el 8 de septiembre, Día de Asturias. La carrera atravesará cuatro puertos previos (San Isidro, Colladona, Mozqueta y la Falla de los Lobos) antes de llegar a Les Praeres. “Va a venir mucha gente, hay muchísima afición en Asturias y en una subida tan corta la gente se agrupará mucho. Un día bonito de ciclismo”, apunta Cortina, que a pesar de tener un perfil más rodador, lo sube con una facilidad pasmosa. Una ascensión que, a meses aún del paso de la carrera, ya goza de fama por su mezcla de belleza natural y rampas brutales.