Monte Oiz, rampas infernales hacia el cielo de Vizcaya
As inspeccionó junto a Delgado, Escartín, Laiseka y Kiko García la cima inédita de la Vuelta 2018: "Resultará una jornada decisiva".
Una hilera de molinos eólicos es el particular decorado de la cima del Monte Oiz, la inédita ascensión que será final en alto de la 17ª etapa de la Vuelta de 2018, una jornada íntegramente vizcaína. De la subida, que arranca en el municipio de Munitibar, gran parte de los 8,4 kilómetros (al 9%) se hacen entre bosques, pero en los últimos la vegetación se abre, dejando disfrutar de una vista espectacular con el mar Cantábrico de fondo. Por algo está ubicado en esta montaña el llamado Balcón de Bizkaia, que da nombre oficial a la ascensión. “Aunque no creo que los ciclistas se vayan a fijar en el paisaje con la que llevarán encima”, bromea Pedro Delgado, una de las voces autorizadas que acompañan a As a reconocer la nueva cumbre. Otra, la de Roberto Laiseka, responde al segoviano: “De lo que sí se darán cuenta es de los miles de aficionados que van a acompañarles durante la subida”.
Nadie como Laiseka, corredor que militó en el histórico Euskaltel Euskadi entre 1994 y 2007, para hablar del color que la afición vasca puede dar ese 12 de septiembre a una etapa de por sí espectacular. Recorrido novedoso, pero “100% Vuelta”, como comentan Fernando Escartín y Kiko García, directores técnicos de la carrera. Salida en la playa de Getxo y trazado quebrado (más de 3.000 metros de desnivel) con cinco puertos intermedios camino de la excepcional ascensión a Oiz, donde lo más duro llega en los últimos cinco kilómetros. Son realmente asfixiantes: en ese tramo final el porcentaje nunca baja del 11% y existen rampas que superan el 20%. Todo ello por una carretera en la que el hormigón se agarra y el ciclista debe poner todo de su parte para no quedarse clavado.
Un etapón encuadrado en la dura última semana de la Vuelta. “Tiene todos los ingredientes para ser decisiva de cara a la general”, apunta Kiko García. “El final es lo suficientemente duro como para marcar diferencias, y el terreno previo será muy difícil de controlar”, analiza Laiseka.
Será una jornada clave. “Seguramente, la más bonita”, ha llegado a reconocer Javier Guillén, director de la ronda, al que le seducía mucho una etapa espectacular en territorio vasco. No duda en citar el regreso al País Vasco de la Vuelta (2011) como uno de los mayores logros desde que se encuentra al frente de la carrera española. Y no ha encontrado mejor forma de continuar este idilio que llevando al pelotón al mismo cielo de Vizcaya.