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VUELTA AL PAÍS VASCO (6ª ETAPA)

Contador gana la txapela y anuncia que seguirá un año más

"Dejaré a un lado la idea de abandonar el ciclismo", indicó el madrileño. Henao y Nairo, que se equivocó al cambiar de bicicleta, completaron el podio.Vuelta a España: etapa 19 en directo

Eibar
Contador, con la txapela
Javier EtxezarretaEFE

¡Menuda traca final! Contador ya tiene su cuarta txapela. Empató con José Antonio González Linares en la tabla de honor de la Vuelta al País Vasco, donde tan a gusto se siguiente el fenómeno de Pinto. Hizo un etapón de esos reservados a los cracks, con la cabeza en modo calculadora. Los 16,5 kilómetros de la jornada con principio y final en Eibar, los tenía grabados desde que le pasaron los perfiles de la 56 edición de la prestigiosa carrera. No contento con ese petardazo, puso el mundo del ciclismo patas arriba antes de subir al podio, ebrio de gozo: "Me estoy replanteando el futuro y quizá continuemos un poco más. Es algo que choca, pero desde que anuncié que quizá lo dejaba es increíble la cantidad de mensajes que recibo para que no me retire. Dándole vueltas, pensándolo con la familia y mi entorno he llegado a la conclusión de que disfruto con lo que hago y dejaré la idea de abandonar el ciclismo a un lado. Seguiré haciendo lo que me gusta y el día que lo deje será sin avisar", respondió cuando le cuestionaron si era su última Vuelta al País Vasco. Un alivio con un corredor que no deja indiferente a nadie, para bien. Siempre está ahí, atacando, controlando, dando espectáculo. Y en Euskadi lo adoran.

Alberto puso la carrera en jaque en varias ocasiones durante una semana lluviosa, fría, norteña. Bien es cierto que en varias fases de las seis etapas se dedicó a achicar balones, a defender, pero empleó la estrategia habitual de jugar sus bazas sin esperar acontecimientos y luego ejerció de frío calculador. Sky ha controlado con mano de hierro la carrera y él sabía que la contrarreloj marcaría su devenir. "He pasado un invierno muy duro y es una alegría inmensa"·, explotaba de alegría. Su primera victoria importante del año, tras escaparse por segundos la París-Niza y rozar también la Volta a Catalunya. Un punto de apoyo para la esperanza de acaparar otra grande este año.

Dominó la crono final como en sus buenos tiempos. El perfil le iba muy bien. Se corría en el sentido contrario a la de la etapa reina del viernes, superando el santuario de Arrate. Había puntos que picaban mucho hacia arriba y la bajada, sinuosa y sobre un firme que parecía un espejo por lo resbaladizo, era de cuidado. En el kilómetro cuatro volaba sobre la montura: 9,40, 21 segundos menos que Nairo. El líder Henao perdía ya su prenda amarilla en el primer cuarto de recorrido, pues cedía 23 segundos (tenía una ventaja de seis en la general). Samuel se aferraba al manillar pero el sueño del podio se desvanecía y Landa no iba. Entre los mortales, yates era el más destacado. El siguiente punto kilométrico era el kilómetro 6,6. Contador seguía volando: 16,58, con Nario a 23'' y Henao a 51''. Subía Alberrto con esa cadencia elegante habitual, con ese bamboleo de hombros tan cautivador.

El que llegase bien a Usartza, lo tendría en la mano. No convenía vaciarse porque el descenso era peligroso y podía marcar distancias. Bien lo sabía Contador, que recibió la información precisa por el pinganillo. Arriba sacaba 23 segundos a Nairo y en meta se quedó en cinco, y eso que el colombiano cambió de bici, señal de cómo fue controlando, para negociar muy bien cada recodo del trazado. Se ajustó muy bien a las esquinas y bajó regulando con mucho celo. A los 25 minutos de pedaleo, en el tramo llano del final, el Movistar decidió arriesgar y Quintana cambió de 'burra'. Pasó a otra de rueda lenticular trasera y su maniobra gastó unos segundos que pudieron ser preciosos. El podio final lo completaron Henao (a 12', no acaba de dar el último impulso y lleva ya tres cajones) y Quintana (37''). Purito se quedó cuarto, a 1,13 y Samuel entró una vez más entre los 15 primeros. el jefe del Tinkoff disparó su mano-arma al celebrar la etapa y mostró cuatro dedos (tantos como txapelas) al enfundarse el jersey amarillo.