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NBA | PISTONS 131 - MAVERICKS 125

Detroit mete con gusto el dedo en la llaga de Dallas

La buena actuación de Doncic no frena una nueva caída de los Mavs, esta vez en la prórroga, ante un equipo supuestamente peor: Detroit Pistons.

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Detroit mete con gusto el dedo en la llaga de Dallas

En el caso de los Mavericks se está convirtiendo en un error el considerar fáciles los partidos fáciles. Son los que peor la están poniendo la cara esta temporada. Había dejado atrás derrotas contra Magic y Rockets y ha coronado el triplete con una ante los Pistons. Los de Detroit eran, al comienzo de la jornada, los peores de la NBA (5-18), y quedan revitalizados por el toque mágico texano. Dallas no está sabiendo leer encuentros como éstos, en los que se supone que podría abrirse más a hacer alguna prueba -necesaria- y a poder reservar minutos a Doncic -que lo va necesitando- en vez de sufrir hasta la extenuación. Este jueves tocó hasta prórroga, un castigo incluso más cruel. 131-125 fue el marcador final en el Little Caesars Arena después de que los Pistons pusieran facilidades para la remontada.

Muchos miran hacia Francia este año viendo lo que hace Victor Wembanyama. Es el pensamiento en la mente cuando se piensa en el tanking, en poder perder para ganar un mejor sitio en el próximo draft. Para los Pistons no es ninguna novedad, llevan metidos en esa espiral unos cuantos años. Y ni con ésas. Los Mavs se están convirtiendo en ese rival de los equipos de abajo con el que sí se pueden dar una alegría (siempre dentro del pensamiento de laxitud a la hora de pelear todos y cada uno de los partidos). Si ponemos la cara al último elegido como nº1 por ellos nos sale Cade Cunningham, un jugador que ni siquiera se pudo vestir para esta cita porque continúa lesionado. Eran demasiados los ingredientes favorables a los de Jason Kidd, que todavía no ha puesto a jugar al fichado Kemba Walker, como para que al juntarlo todo hubiera un sentido. Si la mezcla la hacemos nosotros (Francia, Detroit, draft, personalización de errores, jugadores en cuestión...) es cuando llega la alta comedia: el factor decisivo de la noche fue Killian Hayes, el proyecto más criticado allí en los últimos años, con los dos triples que hicieron que la diferencia fuera de +6.

Se fueron los Mavericks a los tiros libres como vía de escape en la crítica. Le dieron mucho valor a esos fallos para explicar, al término de la batalla, las razones que les habían llevado a caer. Cierto es que el número te puede explotar en la cara si lo miras fijamente (14/29), pero ahí se peca de reducir y simplificar problemas mayores. Los visitantes se dejaron ir en el primer cuarto y eso se puede explicar por la poca tensión del principio de partido, bien, pero repitieron e incluso empeoraron su defensa a la nada en el tercero y luego penaron para reconstruir todo lo trabajado. Remontaron ocho puntos en el último minuto y medio reglamentario y empataron para perder después, quedándose Luka Doncic con 35+5+10+3 en la estadística con el gesto torcido como el de la foto que ilustra esta pieza.

Iniciando el partido se vio esa falta de empeño del que hablábamos antes. Dejando correr los minutos sin ponerle toda la fuerza posible a la defensa del aro. Doncic iba con soltura en el ataque, soltándolas bien para que terminara Hardaway por fuera o Powell por dentro. Las jugadas iban saliendo. También para los Pistons, claro, al no haber impedimentos. Bogdanovic (22) al principio y Ivey (16) un rato después supieron manejar bien estas situaciones. Durante minutos de esa primera manga y también de la segunda los Mavs se estaban encomendando a Hardaway, que sale de una lesión muy grave y está promediando sólo un 32% de acierto en tiros, por lo que el plan debía cambiar si deseaban el triunfo. No lo hizo lo suficiente. Detroit estiró la ventaja con una racha imperial desde el perímetro, con tres triples de Bogdanovic, uno de Bey y uno de Burks que les ponían con +12, mientras que el panorama en el otro lado no era tan lucido. El contraste con los tiradores expertos no era pequeño: Green, 0/2; Bullock, 1/3; Finney-Smith, 2/4; Bertans fue intrascendente y Dinwiddie sólo lanzó dos tiros -en total, no triples- en 28 minutos. Y cuando se acercaron fue para nada. Primero, para anular esa ventaja. Un ex de Pistons como Christian Wood (25) puso la canasta que les colocaba por delante. Todo se estiró de nuevo y a 1:47 los locales volvían a estar por delante, esta vez por ocho puntos. Reacción de raza, con triples de Hardaway y Doncic y un corte interior de Bullock que vio perfectamente Kleber, para igualar. Y se mantuvieron en amor y compaña en la prórroga hasta que apareció Hayes, el repudiado, con dos tiros casi calcados, desde la zona frontal del perímetro pero escorado a la derecha (siendo zurdo, más mérito), para hacer que prevaleciera Detroit.