Causeur abandera el 1-0

El Madrid alzaba el telón del playoff en crisis casi agónica de resultados, con ocho derrotas en las últimas diez jornadas europeas, las cuatro últimas seguidas, y lo hacía frente al toro del Maccabi de los pitones afilados (seis triunfos consecutivos) con la Final Four y el curso en juego. Y el primer punto, el del estreno (84-74 y 1-0), cayó del lado blanco. Un alivio, un refrendo de la labor de reactivación de un equipo tocado, que mostró una buena conexión colectiva, mucha concentración, orgullo y un gran acierto en el tiro (16 de 29 en triples). Causeur portó la bandera. El escolta francés, que arrastraba un problema muscular, abanderó la ofensiva con 20 puntos (4 de 6 de tres) y, ojo, 5 asistencias. También Rudy (12 con 4 de 8) y Yabusele (15 con 3 de 3) mostraron finura de muñeca. Y Hanga en las penetraciones. No olviden a Williams-Goss, completo, motivado y esta vez, además, capaz de hacer mejores a sus compañeros: 11+8 pases para 18 de valoración.

La temida crecida macabea no fue para tanto, ni en el campo ni, sobre todo, en la grada, donde se hablaba de un Palacio teñido de amarillo y apenas vimos unos cientos de aficionados israelíes. Y eso sin el Palacio lleno del todo (9.000 espectadores). En el parqué apretaba un Madrid comprometido con la causa de la Final Four, en el que Heurtel y Thompkins no entraron en la convocatoria, y sí Juan Núñez. Los dos castigados animaron a sus compañeros junto al banquillo.

La primera parte, en lo individual, resultó un duelo al sol entre Causeur (13 puntos con 3 triples y 2 asistencias) y Wilbekin (12 y 16 de valoración, 20 y 21 al final). En lo colectivo, de lo que se alimentaron ambos, como es lógico, los locales fueron mejores, transmitieron más. Y eso, en tiempos de dudas, no es poco. Mucha rotación con Williams-Goss de base titular acompañado por Causeur y Hanga y dominio del primer cuarto (25-19).

Una renta que se estiró hasta el +9 (31-22) tras dos triples de Rudy. Sin embargo, el arreón del Maccabi liderado por Nunnally y un creciente Sorkin (ala-pívot israelí de 25 años), más un triple de DiBartolomeo, igualó a 34. En ese momento exacto llegaron 45 segundos mágicos del Real, tres triples encadenados (dos de Causeur y uno de Hanga) y la brecha se abrió hasta el +10 del minuto 19 (45-35) con, de nuevo en pista, el cinco inicial. Sin apenas tiros libres forzados (solo dos), disparaba de tres con enorme puntería: 9 de 16, de ellos 6 de 11 en el segundo cuarto.

Del colchón, a la inquietud y luego a la sentencia

Tavares, Poirier y compañía no arrasaban en el rebote como en Tel Aviv hace un mes, pero el Madrid doblaba en asistencias a su adversario (12 al intermedio y 20 al cierre). Los de Avi Even, avisados en aquel encuentro del potencial interior merengue, quizá tiraron de la manta hacia la cabeza, atascando la pintura, y dejaron al descubierto los pies, los triples. Ese fuego a discreción resultó incontestable. Los blancos mantuvieron la renta en el tercer periodo y se pusieron 12 arriba (68-56) en los primeros segundos del último después de compensar la carga de Reynolds (10 tantos tras rebotes de ataque, acciones al poste y un lanzamiento de media distancia), mal sujetado en este tramo.

Pero restaba el cuarto final, ese en el que el Madrid remontó 9 puntos en la ida de la fase regular y ese en el que el Maccabi en la vuelta en Tel Aviv firmó un 10-0 tras 13 posesiones desperdiciadas por su rival. Esta vez no hubo volteo; aunque sí sudores fríos, y de los otros. Del colchón de +12 a un inquietante 76-71 y balón visitante. Los de Laso se atascaban (dos fallos previos de Goss), no había claridad de ideas, pero sí comunión como grupo. Y así se amarró la victoria. Hanga, Causeur y Rudy, que se dañó en esa acción, iban al suelo a por una bola. La recuperación acabó en un pase largo a Williams-Goss: 2+1, técnica al banquillo amarillo y 80-71 a 2:11 de la bocina. Jaque mate en la primera partida. Quedan mínimo dos, máximo cuatro. El Madrid, un paso más cerca de hacer cumplir los números, esos que dicen que el 84% de los equipos con factor cancha pasan de ronda. La Final Four de Belgrado, a tiro de dos triunfos.