LOS ANGELES LAKERS

LeBron, Pelinka... Los 5 señalados de la debacle de los Lakers

La temporada de los Lakers está siendo desastrosa y se encamina a un final doloroso y que se hará largo. LeBron y Pelinka, los grandes señalados de la debacle.

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La temporada de los Lakers está siendo desastrosa y se encamina a un final doloroso y que se hará largo. LeBron y Pelinka, los grandes señalados de la debacle.
Ronald Martinez Getty Images

Un desastre. Es una forma objetiva de definir la horrenda temporada de los Lakers, una catástrofe constante motivada por los errores veraniegos que conformaron una plantilla que no valía, el coronavirus, las lesiones constantes pero, sobre todo, los horrores de los propios protagonistas. Un daño estructural que va desde la directiva a los jugadores pasando por el cuerpo técnico. No hay nada que rescatar en una temporada que todavía no ha concluido y cuyo final, a buen seguro, se hará eterno para el equipo angelino, que está deseando que todo se acabe, irse de vacaciones y esperar a que el viento sople de forma más favorable y no venga de cara en pleno ascenso del Tourmalet.

La situación tiene muchas explicaciones. Es cierto que ha habido problemas físicos hasta la saciedad, que la mala suerte se ha cebado con la entidad y que cada vez que han intentado emerger y convertirse en cualquier cosa que se pudiera asemejar a un equipo de baloncesto, ha pasado algo. Pero también es cierto que las limitaciones de la plantilla son fruto de las decisiones de la directiva (y compañía), que son un grupo de veteranos tirando a viejos, vanidosos sin motivo, añorantes de su pasado y sin ningún tipo de posibilidad de justificar un presente que brilla por su ausencia y que lo único que ha podido hacer es juntar en la misma foto a una cantidad ingente de viejas glorias que dejaron muy atrás su mejor momento y que no han conseguido ni la redención ni, por supuesto, la reivindicación.

Los señalados son muchos, puede que todos, pero siempre hay culpables que sobresalen entre los demás. La libérrima actitud de algunos se ha mezclado con el libertinaje de otros, y ni el reinado de LeBron es omnímodo ni la calidad del resto del gurpo eterna. Todo se acaba, también para esos veteranos entrados en años. Y en el veranos habrá cambios sustanciales que pondrán la directa al que será el último año de contrato de LeBron... y veremos si también, claro, el último que juegue en la franquicia de púrpura y oro. Hasta que lleguemos a eso, estos son los cinco grandes señalados de la debacle de los Lakers.

LeBron James

Sin ser el máximo culpable, hay que ponerle el primero en una lista que no pretende ir por orden de importancia, solo como mera enumeración. El Rey se ha quedado sin corona y sin argumentos en un curso poderosísimo individualmente hablando (casi 29 puntos, 8 rebotes y más de 6 asistencias por partido), que ha contrastado con la enésima muestra de su carácter. Ya se vio en el All Star, con sus dardos a Rob Pelinka y a Jeannie Buss, la puerta que estaba entreabierta y ahora abierta de par en par en los Cavs, el futuro con su hijo y los incomprensibles halagos a Sam Presti, General Manager de los Thunder, solo realizados para que los directivos que tiene a su lado se den cuenta de su descontento. Su relación con los Lakers, igual que lo fue con los Heat, es meramente profesional y no tiene problema en modificarlo todo a su antojo para encontrar su beneficio, algo sobre lo que nunca ha mentido, todo hay que decirlo. Con Karl Malone a la vuelta de la esquina en la tabla de anotadores, superará también a Kareem Abdul-Jabbar en un futuro muy cercano. Pero se queda con una temporada de indolencia defensiva, números efectistas (que no efectivos) y 37 años que serán 38 a mitad del próximo curso (el 30 de diciembre) el 20º de su carrera en la NBA. Su intromisión en los asuntos directivos y su insistencia para traer a Russell Westbrook y no pelear por la permanencia de Alex Caruso, también en el punto de mira.

Ron Pelinka

Otro de los grandes damnificados, y esto sin saber cuál es el grado de culpabilidad que tuvo en el fichaje de Westbrook y cuánta presión para el mismo recibió de LeBron y Anthony Davis. Pelinka se quedó atado de pies y manos tras la llegada del base, dejó escapar a Kyle Kuzma a Washington y a Caruso a Chicago y se ha quedado sin margen de maniobra. Nada que hacer en el cierre del mercado, malas decisiones con los contratos de 10 días cuando apareció el último gran brote de coronavirus (Isaiah Thomas), y cero movimientos para mejorar la situación. Cuenta con el apoyo de Jeannie Buss y ambos decidieron dar apoyo a Frank Vogel hasta el final de la temporada, pero han cedido para fichar a Westbrook, una historia preciosa en el retorno a Los Ángeles del base, y han chocado de bruces contra la evidencia. Apostó por Talen Horton-Tucker en lugar de por Caruso y no lo ha visto explotar, y tendrá que enmendar la situación en verano para contentar a LeBron y justificar por qué fue el, y no Magic Johnson, el que se quedó con el poder de la directiva. Algo que ya hizo cuando trajo a Anthony Davis. Pero claro, lo que pasó en el pasado se queda en el pasado. De eso sabe mucho este equipo, sin duda.

Frank Vogel

No ha sido el problema, pero tampoco la solución. A Vogel se le fue todo al garete cuando, en febrero del año pasado y con un récord de 21-6 para unos Lakers que habían puesto la directa al back to back se le lesionó Anthony Davis. Desde entonces, hundimiento paulatino e imposibilidad absoluta para levantar una situación imposible y una plantilla constantemente incompleta. No quería a Andre Drummond y se lo impusieron de titular, mientras que este curso ya se quejó de que la plantilla no era la que él pidió en su momento. Dwight Howard no es el de hace dos años, Rajon Rondo, que tampoco, salió traspasado, no cuenta con un pívot defensivo de su perfil (del paso de DeAndre Jordan por la franquicia mejor ni hablamos) ni con una plantilla que haga lo que él quiere en ese lado de la pista. Se le han ido yendo todos en ese aspecto: Caldwell-Pope (otro que dejó escapar Pelinka), un Bradley que ha vuelto sin pena ni gloria, un Rondo que sí defendió en la burbuja, Danny Green, Caruso... Y han llegado Schröder el año pasado, Malik Monk en este, Carmelo Anthony y poca cosa para tener la obligación de abarcar el máximo continente, el mínimo de contenido. Misión imposible, pero cero soluciones y un fatal asesoramiento de David Fizdale, el teórico entrenador ofensivo que ha estado más pendiente de las filtraciones de la prensa que le daban el puesto de primer entrenador, que de hacer su trabajo. Su despido ahora no tiene sentido, pero saldrá seguro en verano.

Anthony Davis

Algunos dirás que, simplemente, ha estado lesionado. Pero se empieza a dudar, cada vez con más legitimidad, del futuro de este hombre. Los legendarios playoffs de la burbuja han sido sustituidos por una cantidad ingente de lesiones justo cuando el jugador interior firmó una extensión hasta 2025, a razón de 190 millones de dólares. Desde entonces, todo han sido problemas físicos para el jugador de los Lakers, que el curso pasado jugó 36 partidos de 72 posibles y en el presente lleva 37 de 62. Cierto es que el año que ha estado sano, los Lakers han ganado, pero se empieza a dudar de forma constante de la continuidad de un jugador históricamente bueno que, sin embargo, choca una y otra vez con el desastre constante de las lesiones, algo inherente a la carrera de un hombre cuyo talento está fuera de toda duda. Tras disputar los primeros 19 partidos de forma consecutiva (y lejos de su mejor versión) todo ha ido a rachas. El año pasado, fueron 11 los partidos que consiguió sumar seguidos de tope. En definitiva, un jugador de cristal cuyas dudas no son, insistimos, en lo referente a lo que puede aportar. Son más bien referidas a que no las aporta... simplemente por un hecho perfectamente comprobable: que casi nunca está.

Russell Westbrook

La joya de la corona del fracaso, el hombre más señalado, el personaje denostado por la opinión pública que regresaba a su ciudad natal en busca del anillo y de la redención, y no ha conseguido ni una cosa ni la otra. Es el mismo jugador que ha sido siempre y lo vio todo el mundo menos los Lakers. Ahora, peor su cabe por el miedo irracional al error que ha impregnado cada átomo que compone su ser. Inseguro y muy machacado psicológicamente por las críticas constantes, los Lakers le buscarán una salida improbable en verano, algo difícil para un jugador que cobrará 47 millones de dólares con 34 años y que lleva, desde que Kevin Durant se fue de los Thunder, jugando de una manera que antes se justificaba con el triple-doble y la mera estadística, y que ahora no tiene ni eso. Un buen tío en un mal sitio y una historia que ha tenido el único final que podía tener. Una pena y una temporada realmente triste para Russell Westbrook. El puchimbol, la diana de todas las críticas. Pero también una consecuencia de todo lo que han podido hacer mal las personas que le preceden en esta lista. Russell Westbrook, la estrella estrellada. Es su mejor definición.