NBA | CAVALIERS 98 - PACERS 85
Love, Rondo y Osman animan la fiesta de los Cavaliers pos-Ricky
Tras el traspaso de Ricky a Indiana, los Cavs se impusieron a los Pacers en un último cuarto de contrastes: el presente de Osman y el pasado que vuelve de Love y Rondo.
Los Cavaliers molan. Es tan simple como es, un hecho, algo objetivo que no se podía negar antes ni se puede negar ahora. El equipo que entrena J. B. Bickerstaff (candidato legítimo a Entrenador del Año) juega bien, está compensado, tiene una conexión interna brutal y está en total sintonía con su público, entregado a la revolución, la rebelión, el descaro y la diversión. La victoria ante los Pacers ha sido una buena muestra de lo que son estos Cavs, que se han recuperado de tres cuartos discretos con una exhibición final sencillamente espectacular, focalizada en tres protagonistas que han emergido por delante del resto, pero que no han impedido que sigamos viendo a los Cavs como lo que son, un solo ser: son, claro, Cedi Osman, Kevin Love y Rajon Rondo.
Parece que el movimiento se hizo aposta, pero Ricky Rubio puso rumbo a los Pacers antes del partido en un traspaso con el que los Cavs consiguen más poderío exterior con Caris Levert. Tal y como estaban las cosas, la sensación era que los Pacers aprovecharon el viaje para llevarse al español y dejar en Ohio a su base, un episodio más de un equipo en desmantelación en el que sigue sonando la marcha de Myles Turner (codiciado por media NBA) y de Domantas Sabonis (con poco encaje en media NBA). Rick Carlisle dirigirá la reconstrucción, pero no ha podido sacar nada de un proyecto que no ha podido traducirse en nada, más allá de esas cinco caídas consecutivas en primera ronda que acabaron hace un par de años. Parece que han pasado 100 años desde entonces.
Más allá de la mera palabrería, es posible que Ricky ni siquiera pise Indiana. Ya hemos visto casos similares (el sainete de Andre Iguodala con los Grizzlies hasta que le traspasaron a Miami) y la realidad es que el base español no va a jugar para unos Pacers que asumen su contrato expiring antes de que el jugador sea agente libre y decida su futuro. Levert, por su parte, es un buen anotador que llega a Ohio con 18,7 puntos de promedio, tiene 27 años, y cuadrará bien en una plantilla joven, un equipo extraordinario y una ciudad que no es nada atractiva para nadie, pero en la que se está practicando un baloncesto excelso, probablemente el que más merece la pena ver en la actual NBA.
El parcial para los Cavs en el último cuarto fue de 37-17. Empezaron con un 19-0 que obligó a Carlisle a parar el choque hasta tres veces y se pusieron por delante (69-68) a inicios del periodo por primera vez en el partido. El resultado ya no cambió: Osman, que anotó 22 puntos en todo el encuentro, sumó 18 en los últimos 12 minutos. Kevin Love hizo de todo (19+7+5, con 2 robos y dos faltas en ataque sacadas a Chris Duarte), anotó 3 triples desde su casa en la recta final y fue el gran animador, ocupando ese espacio de líder espiritual y moral que antes compartía con Ricky y que ahora ejerce en solitario y de forma genial, con una sonrisa siempre en la cara, animando de forma constante a sus compañeros y en la parte más completa de su carrera en cuando a química y comprensión del juego. Y Rondo, ojo con este hombre, sumó 15 puntos, 5 rebotes y 12 asistencias en uno de sus mejores encuentros del curso: 7+7 en el último cuarto, brutal.
Love recibió de Rondo y habilitó a Osman en la esquina con un pase por la espalda en lo que fue el clímax del partido. La explosión del público fue brutal y los Cavs (33-21, cuartos del Este y a una victoria del liderato) sumaron una nueva victoria acompañada de buenas noticias. Sin Darius Garland, acompañados de un gran Jarret Allen (15+17), con 62 puntos desde el banquillo y con la llegada de un Rondo que ha tenido más protagonismo en Cavs de lo que estaba teniendo en Lakers desde su llegada, pero que si se conecta al juego del equipo y al buenrollismo que envuelve a la plantilla, puede ser algo más que el exjugador que muchos le consideraban y ayudar de cara a los playoffs, su parte favorita de la temporada. Esa en la que volvió a emerger hace tan solo 2 años, en la burbuja de Orlando. Ojito con los Cavs, que funcionan muy (muy) bien. Y no son un equipo divertido de paso. Lo están demostrando. Son algo más.