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NBA | LAKERS 101 - JAZZ 95

Partidazo en Los Ángeles y victoria de, sí, de los Lakers

En el Día de Martin Luther King, los Lakers, en su peor momento de la temporada, ganan a los Jazz con un último cuarto espectacular. Stanley Johnson, clave.

Inexplicable victoria de los Lakers, que en su peor momento de la temporada ganan a los Jazz con un último cuarto espectacular. Stanley Johnson, clave.
Jayne Kamin-OnceaUSA TODAY Sports

Hay cosas raras en el deporte, pero lo de los Lakers esta noche se ha llevado la palma. Tras tres derrotas consecutivas, la última de ellas absolutamente bochornosa ante los Nuggets (de 37 puntos y sin mostrar ningún tipo de oposición), los angelinos llegaban al Staples Center (perdón, al Crypto Arena) para jugar contra uno de los mejores equipos de la competición, unos Jazz que no estaban en su mejor momento pero habían recuperado a Rudy Gobert y venían de ganar, precisamente, a los Nuggets. Y ahí, el su peor momento de la temporada (y ya costaba quedarse con un momento), los Lakers han conseguido en el Día de Martin Luther King una victoria ilógicamente buena, han dejado al mejor ataque de la NBA (más de 115 puntos por partido) en 105 tantos y en 17 en el último cuarto, y han tirado de un pundonor y un coraje hasta ahora desconocido para conseguir ganar un encuentro que, en otras circunstancias, sería un punto de inflexión. Pero que es difícil de ver así si se analiza el global de la temporada y se observa que cada vez que se han intentado levantar, los Lakers se han hundido de nuevo con una velocidad pasmosa.

Tras la bochornosa derrota ante los Nuggets, fueron muchos los periodistas y analistas que sentenciaron a los Lakers, que tendrán, además, que esperar para ver regresar a un lesionado Kendrick Nunn, una buena pieza de traspaso que ya no será tal. Por otra parte, Magic Johnson se quejaba a través de las redes sociales del momento del equipo y aseguraba que la impotencia se había transformado en impotencia y que los aficionados no se merecían ese tipo de actitud, además de mandar apoyo a Jeannie Buss. Por su parte, LeBron James entonaba el mea culpa y se disculpaba con la afición, prometiendo una mejora. Un conglomerado de mensajes cruzados, un Russell Westbrook que no sabía qué responder a Magic y unas sensaciones pésimas antes de encarar la recta final de la temporada con un frío dato: de las 21 victorias que los Lakers tenían en su casillero (ahora son 22) solo 6 han llegado contra equipos por encima del 50% (ahora son 7). En otras palabras: la cima queda muy lejos. Y ahora también, claro. Pero...

En realidad, ese pero debería terminar con un nada. Pocas cosas (o ninguna) nos hacen pensar que los Lakers vayan a salir reforzados de esta victoria, tan inopinada como merecida. Pero los aficionados se pueden deleitar con un duelo en el que han remontado en un último cuarto espectacular, la actitud defensiva ha sido superlativa y, en esos momentos en los que siempre se dejan ir y acaban perdiendo el partido (del 66-66 al 66-75 y 68-78 con 50 segundos para el final del tercer cuarto), han resucitado para ganar a unos Jazz que, sin estar especialmente bien, han sumado una derrota con la que no contaban. Los Lakers, antes de todo eso, habían estado muy bien en la primera parte (46-52 al descanso), estaban metidos en el choque y en nada se parecían al equipo que naufragaba en Colorado de manera ridícula unos días antes. Y el buen hacer de Utah en el tercer cuarto fue solo la calma que precede a la tempestad en la que se convirtieron unos Lakers que, heridos en su orgullo, sacaron lo mejor de sí.

Stanley Johnson, un buen jugador de collegue que no estuvo fino en Detroit, es un hombre joven y fuerte que contrasta con el resto de la plantilla de los Lakers. Y, sin ser alguien brillante, esas dos cualidades han inclinado la balanza para su equipo hoy: del 77-83 al 83-83 con 6 puntos consecutivos del alero. Con 5 minutos para el final del partido, solo él y LeBron habían anotado en el último cuarto. La defensa era buena, y los balones sueltos que antes eran para los Jazz, de repente fueron para los angelinos. Emergió Reaves y un triple de Bradley daba ya una ventaja importante en la recta final (95-89). Y Russell Westbrook, que salió tarde (los finales no están siendo, ni han sido nunca, lo suyo), corrió para un 2+1 espectacular (98-90) que sentenciaba el encuentro ya dentro del último minuto. Partidazo (14 cambios de liderato en el marcador y 9 empates) que se fue, sorprendentemente, para el lado de los angelinos. Un pequeño milagro en una temporada que ha ido de los altibajos a, directamente, los malos momentos. Una victoria extraña en medio de la tormenta.

LeBron anotó 25 puntos (lleva 14 partidos consecutivos por encima de esa cifra y un promedio de 33 tantos en esa racha), una cifra que adornó con 7 rebotes y 7 asistencias. Westbrook (con un mate espectacular sobre Gobert en la primera parte) llegó a 15, los mismos que un Stanley Johnson que anotó 10 de ellos en el último cuarto, algunos muy trabajados ante Gobert. Malik Monk se fue a 14, Howard tuvo buenos minutos en la primera mitad (4+8, con 3 robos y 2 tapones) y Horton-Tucker a 11, aunque los angelinos, eso sí, no metieron los triples abiertos (11 de 37 desde el exterior), otra tónica convertida en tradición esta temporada. Y los Jazz, bien defendidos, tampoco estuvieron acertados (20 de Conley, solo 13 de Mitchell y 19+16 de Gobert) y lanzaron por debajo del 37% en tiros de campo y con un 26% en triples. Cifras muy malas que también corresponden a la extraña e inesperada actitud defensiva de los Lakers, que consiguen llevarse un partido que puede ser un chute de moral... o un mero espejismo. Eso lo veremos con el tiempo. De momento, que disfruten de este pequeño botín, un respiro para ellos. Es solo una victoria. Pero, al fin y al cabo, algo es algo. Y quizá, solo quizá, signifique algo más.