NBA | LAKERS 134 - HAWKS 118

Los Lakers ya parecen un equipo

Cuarta victoria consecutiva para los Lakers, mejor racha de la temporada. LeBron James y Malik Monk lideran a os angelinos ante unos Hawks que no levantan cabeza.

Hemos tenido que esperar a 2022 para ver a los Lakers ganar cuatro partidos consecutivos. Tras muchos desmanes, el coronavirus, las lesiones y un largo etcétera de desgracias, los angelinos empiezan a asemejarse a un buen equipo, están en positivo (21-19) y miran al futuro inmediato en una Conferencia Oeste en la que casi nadie ha estado bien hasta ahora, pero ya muchos equipos empiezan a espabilar. A Suns y Warriors se unen unos Jazz de los que nadie habla y que, aparentemente, tienen un techo muy bajo, como siempre, en playoffs. Los Grizzlies de Ja Morant siguen con su espectacular racha. Y los Lakers se colocan a medio partido de los Mavericks, cuartos, pero tienen a Memphis a 5 victorias, una distancia todavía muy grande que les aseguraría ventaja de campo en primera ronda y pie y medio en semifinales. Siempre y cuando, claro, que lleguen sanos y con una rotación lo suficientemente grande y fiable que incluya a LeBron James y a Anthony Davis.

De momento, Davis sigue en el dique seco (ya veremos si vuelve este mes o hay que esperar a febrero) y LeBron sigue en una versión impropia de un jugador que acaba de cumplir 37 años. O incluso de un ser humano. Desde la afrentosa derrota ante Minnesota, que vino acompañada de la lesión de Davis, LeBron ha decidido que no está para bromas. Desde entonces, 34 puntos, casi 10 rebotes, 6 asistencias y menos de 3 pérdidas en 36 minutos de juego. El alero jugó de base en cuanto llegó Frank Vogel a la franquicia y quedó máximo asistente por primera vez en su carrera y en el año del anillo. En el presente curso, ha acabado saltando de pívot titular ante la ausencia de centers angelinos que, más allá de Dwight Howard, son inexistentes. DeAndre Jordan no puede jugar en la actual NBA y Davis está lesionado. Y LeBron, polivalente, camaleónico y polifacético, también puede ocupar esa posición. Lo ha hecho por quinta vez esta temporada. Cuando eso ocurre, el récord de los Lakers es de 5-0 y el promedio de puntos del equipo, de 127. Ahí queda eso.

LeBron se ha ido a 32 puntos, 8 rebotes, 9 asistencias, 4 robos y 3 tapones ante los Hawks. Lo ha hecho con 13 de 24 en tiros de campo, mal en el triple (1 de 6) pero perfecto desde la línea de tiros libres (5 de 5). Y ha anotado 17 puntos en el último cuarto, en el que los Lakers entraban 14 arriba (101-87) tras un tercer periodo espectacular. En ese momento, la estrella se ha encargado de amarrar, ha fallado solo dos lanzamientos y ha convertido su único triple del partido, además de poner 2 espectaculares tapones. Y todo en poco más de 9 minutos de juego, una rentabilización espectacular, enormérrima y extraordinaria de una leyenda que sigue luchando contra la historia, el tiempo y sí mismo. Una pelea eterna por su puesto en el Olimpo que, con 37 años, está redondeando con un sorprendente esfuerzo defensivo. Ante los Hawks, más allá de lo meramente numérico, buenas manos, peleas con Clit Capela (9+11) bajo los tableros y ayudas a Trae Young, demostrando buenos movimientos laterales y una actitud que recuerda al LeBron de la 2012-13. Ese que alcanzó su clímax en los dos lados de la pista.

Los Lakers ganaron gracias a una segunda parte espectacular, un tercer cuarto en el que rompieron el partido (37-26) y un último en el que, LeBron mediante, administraron perfectamente su ventaja. Además, fueron por delante casi todo el tiempo en una noche en la que solo hubo dos cambios de liderato en el marcador y corrieron muy bien. Tan solo cometieron 8 pérdidas (15 de los Hawks) y rozaron el 50% en tiros de campo, además de superar el 40% en triples, fallar solo dos tiros libres y repartir la friolera de 37 asistencias, una cifra sencillamente espectacular. Russell Westbrook estuvo mal en el tiro ( de 14), pero se fue a 9 puntos, 11 rebotes y 13 asistencias, y el equipo acabó con un +22 con él en pista. El otro gran hombre fue Malik Monk, 29 puntos (11 de 20 en tiros, 7 de 12 en triples). El ex de los Hornets sigue buscando la redención tras salir por la puerta de atrás de Charlotte y entra en su mejor fase de la temporada, que es también la de un equipo que contó con los 17 puntos de Carmelo desde el banquillo, los 21 de Talen Horton-Tucker (con un mate espectacular al final del tercer periodo) y algún detalle defensivo de Trevor Ariza y, sobre todo, Stanley Johnson, el último contrato de 10 días por culpa (o gracias a) un coronavirus que sigue estnado, aunque hablemos menos de él.

En los Hawks, nada funciona. Hace unos meses disputaban la final de la Conferencia Este y ahora están inmersos en una concatenación de desgracias que parece no acabar nunca. Están en el puesto 12 del Este (tremendo) y solo una gran racha les salvaría del desastre total, el quedarse fuera de unos playoffs que no tienen lejos en cuanto a victorias, pero sí en cuanto a sensaciones. Trae volvió a tirar del carro con 25 puntos, 9 rebotes y 14 asistencias, pero estuvo mal en el tiro y solo anotó 1 triple de 7 intentos. Cam Reddish esta vez no estuvo en el partido y John Collins, con 21 tantos, fue el otro que quiso estar ahí. El equipo de Atlanta sigue sin Gorgui Dieng, De'Andre Hunter, Solomon Hill, Chris Clemons y Cameron Oliver, por coronavirus o por otras cosas. Y no tienen, de momento, la capacidad de los Lakers para confiar en su talento y emerger en un momento determinado. Aunque LeBron, una de las mentes más brillantes de este deporte, ha encontrado una explicación a la nueva racha angelina: "Es muy simple. Los jugadores que no teníamos han empezado a volver". En una temporada como la que estamos viviendo, parece que evitar bajas es lo más importante. Los Lakers ya están aquí. Pero no basta con llegar, claro. Hay que quedarse.

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