NBA | NETS 114 - SIXERS 105

Enésima exhibición de Durant: Embiid, su nueva víctima

Durant, en otro partido espestacular, sentencia a los Sixers con 34 puntos. Cuarta victoria seguida de los Nets a pesar de la dependencia de su estrella.

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La incertidumbre es, ahora, el pan de cada día de la NBA. Los positivos no paran de sucederse y las cifras de jugadores que se encuentran entre los protocolos de salud y seguridad del coronavirus se está acercando peligrosamente a la centena. Shams Charania y Adrian Wojnarowski anuncian positivos como cuando se encargan de ir adelantando todos los números del draft y la situación es cada vez más insostenible a apenas un puñado de días de la jornada de Navidad. Según las últimas informaciones, la NBA obligará a los jugadores y entrenadores a llevar las mascarillas en cualquier situación que dependa de ellos (banquillos, salas de pesas...) e incrementará la cantidad de pruebas durante las dos semanas navideñas. Algo que parece insuficiente y que será solo el primer paso para retornar a medidas más duras, que se asemejaran, a buen seguro, a las que había el año pasado.

En los Nets, como en muchos otros equipos, la lista empieza a ser demasiado larga: LaMarcus Aldridge, DeAndre Bembry, James Johnson, Jevon Carter, Paul Millsap, James Harden y Bruce Brown están confinados y fuera del equipo. La ola previa a la Navidad, al igual que el año pasado, sube sin que nadie pueda frenarla y nos encontramos ante una situación similar como aficionados a la que había entonces, la de no poder disfrutar de partidos que tengan una cantidad ingente de bajas. Hay determinados choques de los que no se pueden sacar conclusiones, muchos de ellos por no tener disponibles a sus estrellas. Y ya se han empezado a suspender los primeros partidos, los de los Bulls, ante la imposibilidad de la entidad de reunir un número significativo de jugadores para poder jugar.

Todo esto, de momento, no le importa a Kevin Durant. Y no vamos a entrar en el romanticismo de la frase, ya que la situación no tiene nada de, precisamente, romántica; los Nets tienen hasta siete jugadores fuera de juego, pero ninguno de ellos es la estrella. Y, al menos, podemos disfrutar de su talento mientras todo a su alrededor se marchita y nos impide tener una visión más global y objetiva de la situación. Durant, impertérrito y ajeno, como siempre, a las opiniones ajenas, está en un momento de su carrera absolutamente brutal (decir eso de él ya es casi imposible): juega como quiere, está presente en los dos lados de la pista, disputa una cantidad ingente de minutos, anota, pasa, rebotea y sigue sumando victorias para unos Nets que no convencen, pero van líderes de la Conferencia Este y siguen con tiempo para reaccionar. Si el coronavirus lo permite, claro.

Durant anotó 34 puntos (por segundo partido consecutivo), atrapó 11 rebotes y repartió 8 asistencias en, otra vez, muchos minutos (39). La serie de lanzamiento de la estrella fue, de nuevo, espectacular: 13 de 24 en tiros de campo, con 2 de 3 en triples y 6 de 6 en tiros libres. Y anotó 13 puntos en el último cuarto, cuando más apretaban los Sixers, que se pusieron a un solo punto a 9 minutos para el final (92-91) y a 6 (96-95), antes de la reacción definitiva de los locales, espoleados por su líder, que acabaron con un resultado fructífero (114-105) pero ligeramente engañoso, con los Sixers mucho más en el partido de lo que dice el marcador final.

Griffin y Claxtos llegaron a los 17 tantos por cabeza, Mills a los 14 y Cam Thomas a los 11. En los Sixers (15-15, octavos del Este), el mejor fue Joel Embiid, con 32 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias. Y Seth Curry, con 29, un filón que complicó mucho la vida a los Nets y dio alas a los Sixers. Pero poco importa si nos quedamos con el gran héore: Durant promedia casi 32 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias en los últimos 11 partidos y casi 30 por duelo, líder de la NBA, en toda la temporada. Y segundo en minutos con 37 por noche tras los 38 de Fred VanVleet, de los Raptors. Todo ello absolutamente increíble para un jugador totalmente histórico, uno que es, seguramente, el mayor candidato a MVP que hay en una temporada en la que el coronavirus está haciendo mucha mella. Y, entre tanto infortunio, emerge Durant. Siempre Durant. Una leyenda.