Trae Young se ahoga en Utah
La estrella de los Hawks anota 27 puntos, pero se queda sin ver el aro en el último cuarto. Buen partido colectivo de unos Jazz que se van a un récord de 8-3.
La historia de los Jazz es todos los años la misma. Un cuento de páginas infinitas pero que no hacen otra cosa sino repetirse. Una y otra vez. Hasta la extenuación. Cinco récords positivos en las últimas cinco temporadas son el bagaje del último lustro de Quin Snyder al frente del equipo. Un entrenador que lleva siete años a los mandos de la franquicia de Salt Lake City y que ha heredado la cultura y las tradiciones que Jerry Sloan, ligado durante casi tres décadas a los Jazz, llevó a la entidad. Sloan, hoy fallecido, salió por la puerta de atrás tras una pelea con Deron Williams, denostado en los años siguientes. Y Utah se sumió en una vorágine de malos resultados que, eso sí, solo duró un par de años antes de ver la luz con Snyder, que contó primero con Rudy Gobert y luego con Donovan Mitchell para apuntalar un proyecto prometedor. Pero uno que lleva mucho tiempo siendo prometedor.
El quiero y no puedo es constante; Snyder consiguió, tras el último de los cuatro años de un Tyrone Corbin que no consiguió enderezar la situación, 13 victorias más que su antecesor en su primera temporada. Y un esperanzador 40-42 en el segundo; tras ello, cinco temporadas consecutivas a playoffs: 21, 48, 50, 44 y 52 victorias, con tres semifinales y dos derrotas en primera ronda. Fueron la sorpresa en 2017, todavía con Gordon Hayward, y una victoria tan inopinada como merecida en primera ronda ante los Clippers (4-3). Repitieron la hazaña ante los Thunder de Westbrook, Paul George y Carmelo (4-2) al año siguiente, con un Donovan Mitchell que demostró entonces que su techo estaba muy alto. Pero, tras eso, dos primeras rondas y unas últimas semifinales han sabido a poco en el seno de un equipo que, y esto es lo peor, no sabe cómo avanzar.
El mercado pequeño que manejan los Jazz, pertenecientes a una comunidad mormona muy trannquila y apacible, que solo se hace acérrima en un estadio siempre a rebosar y muy activo en las grandes citas, impide que agentes libres de primer nivel lleguen a Utah. Por eso la llegada de Bojan Bogdanovic fue prácticamente un milagro y tienen que basarse en gente del draft para ascender todo lo alto que puedan. Así pasó con John Stockton y Karl Malone, pero también con el ya mencionado Deron Williams. Y sí, alrededor puedes intentar acompañar lo mejor posible a tus estrellas, pero nunca una leyenda de esas que maneja la Liga y entra en el mismísimo Olimpo va a llegar a los Jazz a cambiar el mundo. Y, de momento, parece que las cosas han empezado igual que estos últimos años para un equipo que, otra vez, transmite buenas sensaciones. Cómo no.
Ante los Hawks, los Jazz superaron dos derrotas consecutivas para volver a saborear el triunfo y seguir de cerca la estela de los intratables Warriors. Recordemos que, en sus siete primeros encuentros, los Jazz se fueron a un 6-1 que solo maquillaron los Bulls. Pero, tras esto, llegó una derrota más o menos lógica ante los Heat, y otra del todo menos lógica contra los Magic. Eso sí, vuelven a ganar haciendo gala de sus mejores armas: triple, rebote, defensa y un último cuarto excepcional a pesar de perder el parcial (15-18). Y no por eso, más bien por administrar una ventaja que era más que suficiente e impedir la reacción de sus rivales y de su principal valedor, un Trae Young que se ha ido a 27 puntos pero que se ha quedado sin anotar, y casi sin recibir, en los últimos 12 minutos. Y el esfuerzo de Kevin Huerter (28 tantos) no ha conseguido enderezar la situación.
Los Jazz han acabado, otra vez, con Donovan Mitchell (27 puntos) como líder. Y el futuro del proyecto sigue basándose en que semejante jugador dé el salto definitivo a ese primer nivel en el que se manejan las estrellas. Rudy Gobert (9+14) le ganó la partida a Clint Capela (13+12), Bogdanovic se fue a 18 tantos y Jordan Clarkson añadió 16 desde el banquillo, con 12 más para un Mike Conley que también llegó para redondear la plantilla. Pero, como tantos otros, no pudo evitar la eliminación en semifinales ante unos Clippers sin Kawhi Leonard el pasado curso. La más dura de todas que han tenido los Jazz, que se fueron al primer puesto del Oeste el curso pasado, pero no pudieron ser ese equipo temible y perfecto que podía contra todos sus rivales a mitad de curso. Ahora, las cosas parecen ir bien para los Jazz. Pero claro, lo ha parecido tantas veces... Quizá esta sea la buena. O no, claro. Ya veremos.