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MIAMI HEAT

La explosión definitiva de Herro

El escolta, tras las dudas de su segunda temporada, ha empezado el curso a un nivel extraordinario y es una de las claves de que los Heat sean uno de los mejores equipos de la NBA.

La explosión definitiva de Herro
Jim RassolUSA TODAY Sports

El plan de Erik Spoelstra se está cumpliendo tan perfectamente bien que, es una paradoja, necesita alguien que lo rompa. O más bien, que lo agite. El ejército de Miami Heat forma falanges tan exactas, tan impenetrables, que a veces acaban necesitando un toque de magia, una chispa. Un verso suelto, un librepensador. Y ahí está, para eso y para lo que haga falta, Tyler Herro. Que tiene todavía 21 años (cumple 22 en enero) y está en su tercera temporada NBA pero ya podría escribir un libro de esta primera parte de su carrera. O eso parece: niño prodigio como rookie, sensación en la burbuja de Florida, finalista (el primero nacido en 2000, tempus fugit). Y, claro, darling mediática, rey Midas de las redes sociales.

Eso, solo en el primer año. En el segundo su rendimiento se cuestionó, en unos Heat mediocres, incapaces de seguir su patrón de 2020 y a los que se acabó considerando más un producto de la burbuja, con todos sus condicionantes ambientales, que un verdadero aspirante al anillo. Sin gloria, la temporada acabó con barrida (4-0) a manos de los Bucks, el equipo al que habían desmontado en semifinales de 2020 (1-4), en Walt Disney World. De Herro, menos eficiente, disperso, se dijo en Miami que se le había subido a la cabeza la fama, que la noche de South Florida le pasaba factura y que en los Heat estaban muy mosqueados con él. Seguramente todo eso era verdad, también que a veces estos jugadores tan jóvenes y de tanto talento sufren para adaptarse a un nuevo rol: a más focos, más balón en las manos, obligación de dar otro salto adelante porque en el deporte profesional impera la ley de que lo que no avanza, retrocede. Hay que avanzar, todo el rato y a toda pastilla.

Antes de su tercera temporada, que parecía capital para saber quién era realmente Tyler Herro, el escolta se hizo un flaco favor, al menos ante la opinión pública, cuando se puso a la altura de otras estrellas jóvenes: Luka Doncic, Trae Young, Ja Morant… Acabáramos. La confianza, al menos y por ver el lado bueno, estaba intacta. La cabeza, dijeron, había vuelto a su sitio, centrado y padre desde septiembre. El talento siempre ha estado ahí: a John Calipari, que se ha especializado en lanzar futuras estrellas a la NBA desde Kentucky, le llamó la atención que su chico saliera en el número 13 del draft (2019). Era un gran draft (Zion, Morant, Barrett, Hunter, Garland…) pero una posición tardía que hizo afilar el colmillo a su entrenador, que ya advirtió de que muchos se habían equivocado cuando Devin Booker también salió en el número 13 (2015). Herro, una sensación de instituto en Wisconsin, podría haber hecho otro año de College y ascender en los mock drafts. Pero hace mucho que las cosas ya no funcionan así.

Y sí: el talento estaba ahí. Herro es uno de los grandes jugadores del inicio de temporada. No sólo de los jóvenes: de todos. Los Heat están 7-2, tienen una defensa infernal y un ataque colectivo y funcional. Quinto rating ofensivo, segundo defensivo, tercer mejor net rating. Costuras de aspirantes al anillo. El proyecto, hecho a la medida de un Spoelstra feliz, ha revivido, con dos líderes obvios como Jimmy Butler y Bam Adebayo, el francotirador Duncan Robinson y dos guerreros made in Spoelstra que son expertos en mejorar todo lo que les rodea y que han encajado tan bien como estaba claro que encajarían en la filosofía de la franquicia de Florida, la archifamosa (pero real) Heat culture: PJ Tucker y Kyle Lowry.

Los Heat se han convertido, reforzados y reanimados, en una máquina del infierno que escarba en los defectos del rival. Y Tyler Herro es el soplo de talento distinto, el artista en las alambradas, el generador de canastas. Su inicio es tan extraordinario que aspira, ahora mismo, a Mejor Sexto Hombre (premio que va camino de ganar de calle) pero también a Jugador Más Mejorado. Promedia sus mejores números literalmente en todo (menos en porcentaje de tiros libres): 31,6 minutos, 21,3 puntos, 5,7 rebotes, 3,9 asistencias, 47,4% en tiros totales, 42,6% en triples (lanzando 6,8 por noche), 81,8% en tiros libres… Solo se ha quedado sin anotar en dobles cifras en un partido, el desastre de los Heat (impropio, extraño: 78-95) contra Boston Celtics. En seis ha anotado ya más de 20. Juega minutos de titular, algo que sonará a quienes recuerden a sextos hombres históricos, de Kevin McHale a Manu Ginóbili pasando por Lamar Odom, Jason Terry, JR Smith, Detlef Schrempf… No solo es el jugador que más puntos ha anotado desde el banquillo, es que saca más diferencia al segundo que este al décimo.

Llegó a parecer que Herro no acabaría siendo tan bueno como pareció en sus despuntes como rookie. En aquel mágico cuarto partido de la final del Este 2020 contra los Celtics, el de los 37 puntos que pusieron del revés a América. Con 20 años, era obvio que era muy joven y también que el hype que le aupó acabó siendo exagerado. O tal vez demasiado almibarado, más que exagerado. Pero el talento estaba ahí, y después de un año de idas y venidas, está reventando a lo grande. Y los Heat (que pueden esconder otra wildcard en el regreso de Victor Oladipo) han encontrado un impulso desde dentro, un jugador esencial porque es distinto a todos en el equipo. El anotador tras dribbling, el exterior con ángel en situaciones comprometidas, el talento de techo ilimitado. Una de las razones, en fin, por las que los Heat son mucho más que una apisonadora de principio de temporada: son un aspirante al anillo. Con todos los galones.