NBA | LAKERS 104 - THUNDER 107

Los Lakers son una broma pesada

Segunda derrota en ocho días contra los Thunder, que no han ganado a nadie más. Sin LeBron, sin defensa y con momentos espantosos de Westbrook. Un equipo ahora mismo sin rumbo.

Cuando por la tarde se anunció que LeBron James no jugaría contra los Thunder, era imposible no pensarlo, al menos por un momento: ¿y si…? Ocho días antes, en OKC, los Lakers sin LeBron desperdiciaron 26 puntos de ventaja contra uno de los peores equipos de la NBA, uno que todavía no había ganado. Desde entonces, tres victorias gracias básicamente a un calendario cómodo… y con LeBron James, cuya baja se anunció, por un problema abdominal, para un mínimo de una semana. Ojo. Porque el calendario va a apretar (ahora Blazers, Hornets, Heat…) y porque LeBron, del tobillo al abdomen, ya ha faltado en tres partidos (de nueve: pírrico 5-4). Y vienen unos cuantos más. LeBron cumple en diciembre 37 años y lleva desde los 18 en la NBA. Hasta ahora le ha dado una paliza al padre tiempo cada vez que se ha insistido en subirlos a un ring. ¿Ahora? Veremos, claro. Con un jugador así, quién puede saber dónde empieza o acaba la lógica.

El caso es que el ¿y si…? sucedió. Por increíble que parezca. Ocho días después, esta vez en casa, los Lakers desperdiciaron 19 puntos de ventaja y perdieron otra vez contra los Thunder, que han ganado dos partidos en la temporada (2-6). Y que podrían batir el 73-9 de los Warriors, o eso parece, si siempre se les pusiera delante este fantasma dorado y púrpura, apenas rastro de lo que debería ser un buen equipo (al menos). Algo alejadísimo de una historia que pesa mucho en el Staples. Y que este grupo de jugadores va camino de pisotear. El sainete tuvo de todo, pero sobre todo la constatación de que es difícil saber dónde van los Lakers en cuanto falta LeBron, algo que debería evitar (al menos contra los Thunder, en casa y después del ridículo del enfrentamiento anterior) tener a Russell Westbrook y Anthony Davis. Y de que no hay ni rastro de la defensa made in Vogel que hizo a este equipo campeón en 2020 y competitivo en 2021 pese a una acumulación masiva de desgracias. Tampoco el ataque vale para nada, en realidad, pero uno se imagina que con LeBron y lo demás que faltan (sobre todo Nunn y Horton-Tucker) eso podría mejorar. ¿La defensa? Cuesta verlo. Alex Caruso, mientras, juega en Chicago Bulls. Por si alguien no se acuerda. ¿Alguien no se acuerda?

Honra para los Thunder, que juegan con paciencia y lo intentan hasta donde pueden. La mayoría de noches el rival no será este membrillo sin orgullo ni personalidad, y perderán. Pero juegan hasta donde pueden. El rookie Josh Giddey va a ser muy bueno (si no lo es ya), Lu Dort encajaría como pegamento en cualquier aspirante al título, Bazley tiene un potencial obvio (y por descorchar, veremos) y Shai Gilgeous-Alexander es un talento embelesador, una estrella que juega distinto a casi todas las estrellas actuales. Después de un primer tiempo discreto, sumó 20 puntos y 6 asistencias en el segundo (28+6 total), anotó o asistió en 20 de los 26 últimos puntos de su equipo y dejó la imagen de la noche (al menos de las positivas): un triple desde el logo para dejar en la UCI a un rival (95-101) que todavía apretó, como en OKC, para permitirse un último ridículo. Russell Westbrook falló el triple para empatar, el cuarto que los Lakers enviaron al limbo para forzar prórrogas en dos partidos contra estos Thunder (tres en Oklahoma, uno esta vez). De puro deprimente, acaba siendo gracioso.

Más allá de ese triple, la enésima constatación de que es un jugador con ángel, Gilgeous-Alexander hizo literalmente lo que quiso en el último cuarto. La defensa de los Lakers no tuvo respuestas para sus penetraciones. Pero es que además, y otra vez como hace ocho días, los Thunder salvaron los minutos sin él para abrir el último cuarto. Y seguramente ese fue la clave de su dulce victoria, más allá de que SGA fue el mejor (otra vez) en una pista en la que estaban Westbrook y Davis. Bien por él, bien por los Thunder. La pena para ellos es que en muchas otras noche habrá un rival con ganas de ganar enfrente. Con sistemas, con estilo, con ideas, con roles definidos, con estrellas dispuestas a hacer que pasen cosas. Con urgencia competitiva. Los Lakers no tienen, ahora mismo, nada de eso. Y el que quiera jugarse algo a que lo tendrán cuando llegue el momento, que lo haga. Yo esta apuesta me la voy a saltar, si se me permite.

Los Lakers empezaron 8-0 pero se vieron 25-21 al final del primer cuarto. Estuvieron 44-25 mediado el segundo y se llevaron 23 puntos de ahí al descanso (52-48). Arrearon después, siempre para nada (60-52, 80-72 al final del tercer cuarto). Sin continuidad, sin estabilidad, sin contundencia. A los Thunder les bastó con tener paciencia, hacer el muerto y sacar la cabeza del agua justo a tiempo. Su primera ventaja llegó a falta de 5:27 (84-85). En medio de un tramo horrible, bochornoso, indecente de unos Lakers que, con todo, estaban 84-75 a 9:42 del final. Siguió un 0-13 (84-87) en unos cinco minutos de espanto, desastre y, no hay más remedio que tomárselo así, comedia. Después apretaron. Entraron los triples que antes se habían salido pero, como ocho días antes, no hubo acciones salvadoras. Los dioses del baloncesto a veces, y por suerte, son justos. Ganó el que tenía que ganar. El único que, con todas sus miserias, lo merecía.

Carmelo Anthony anotó 21 puntos y 5 triples (5/10). Casi reengancha al equipo con dos seguidos al final, del mismo modo que falló dos solísimo antes, cuando se podía haber evitado la hecatombe. Anthony Davis, que para variar se hizo daño (esta vez en una mano) resultó omnipresente en el primer cuarto (18+12 en el primer tiempo, 29+18+5 asistencias al final) y apenas visible en ataque en los momentos decisivos. Y Russell Westbrook estropeó su noche, decente al principio, con un final esperpéntico, ridículo. No solo falló el triple final, un tiro que ni siquiera tendría que jugarse él en un equipo con órdenes lógicas (o valor para darlas); es que apareció en todas las fotos anteriores. Con 101-103, y en los últimos segundos, corrió en transición tras fallo de Dort y se le escapó la bola de las manos. El empate, al limbo. Después, se despistó en defensa y facillitó un mate sencillo del propio Dort (101-105). Los Lakers no fueron capaces ni de hacer falta, el colmo de la disfuncionalidad. Westbrook acabó con 27 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias. Correcto… hasta que tocó ser diferencial. No estuvo mal de tres (3/6) y no perdió muchas bolas (4), pero falló el triple y sumó las pérdidas que sellaron la derrota. Y, desde luego, no hizo nada para que, cuando tocaba, su presencia marcara diferencias contra un equipo que tendría que ser infinitamente inferior. Pero contra el que los Lakers están 0-2. Es un bochorno. Sin LeBron… pero sin excusas. El curso, si no lo remedian soluciones en las que ahora mismo parece imposible creer, va a ser largo en L.A. Que cada uno (LeBron, Davis, Vogel, Pelinka…) piense lo que quiera. Da la sensación de que lo mismo va a dar.

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