Jason Kidd entrenará a los Mavs
El mito de Oakland fue uno de los mejores bases de la historia pero es un entrenador muy cuestionado. Los Mavs también quieren a Nico Harrison, superejecutivo de Nike.
¿Está cerca de aclararse el futuro de Dallas Mavericks? Eso parece. En plena zozobra, la franquicia texana avanza hacia una reconfiguración absolutamente necesaria después de que su estructura saltara por los aires con la salida del ejecutivo Donnie Nelson, que llevaba casi un cuarto de siglo en la franquicia. El hijo del mítico entrenador Don Nelson tiene una gran relación con Luka Doncic, que lamentó públicamente su salida en medio de un torbellino que sacudió a los Mavs, una franquicia feliz apenas unos días antes (llegaron a mandar 0-2 y 2-3 antes de ser eliminados en primera ronda por los Clippers) y que convulsionó tras la aparición de un polémico artículo en The Athletic en el que se hablaba de unas guerras intestinas que tenía que ver con Haralabos Voulgaris, hombre de máxima confianza del propietario, Mark Cuban.
Voulgaris había asumido competencias de mando casi total en los Mavs, influía incluso en las decisiones deportivas del entrenador, Rick Carlisle, y tenía una mala relación con la plantilla ejemplificada por sus roces con Doncic. El esloveno también acabó, según varios periodistas estadounidenses, distanciado de Carlisle, que también acabó saliendo después de trece años en Dallas, donde se va como el entrenador con más victorias en la historia de la franquicia y el arquitecto del equipo campeón en 2011, el techo por ahora de los Mavericks.
Mark Cuban, cercado por el terremoto interno y las críticas externas, organizó una entente con históricos de la franquicia como Mike Finley y un Dirk Nowitzki que llegó como consejero para ayudar en la reconstrucción de un equipo que no puede perder el paso después de dos años en playoffs: Luka Doncic firmará este verano su extensión de más de 200 millones de dólares porque nadie deja tanto dinero sobre la mesa, pero el futuro a medio y largo plazo del base puede estar en juego ya en los próximos meses si las cosas no van a mejor. Hay que añadir que está bien documentada su relación como mínimo fría con Kristaps Porzingis, la otra estrella del equipo pero un jugado castigado por las lesiones y con un rendimiento francamente deficiente en los últimos tiempos.
¿Hacia donde avanzan las cosas? Pues después de esta noche hay bastante luz al respecto. Ayer Rick Carlisle fue anunciado como nuevo entrenador de Indiana Pacers, un equipo al que regresa catorce años después, y le dijo al periodista Tim MacMahon que veía a Jason Kidd como el entrenador ideal para dirigir a los Mavs y a Luka Doncic. Kidd, un mito como jugador, tienen tan mala prensa como técnico que algunos se lo tomaron como un dardo envenenado de un ex cuya salida desde luego no ha sido plácida. Pero parece que los tiros van por ahí, ya que Adrian Wojnarowski ha avanzado que la búsqueda está cerca de cerrarse en Dallas con dos nombres en primera línea de parrilla de salida: Nico Harrison como ejecutivo y Jason Kidd como entrenador. Esto último parece un asunto ya prácticamente cerrado, de hecho.
El primero, Harrison, es una figura muy influyente y respetada en el mundillo NBA, una de esas que se mueven entre bastidores con un enorme poder. Ejecutivo de Nike, es amigo de Luka Doncic, al que ayudó a sacar de Jordan en 2019, y ya ha sido tentado por otras franquicias en los últimos años. Jugador profesional en Bélgica, regresó a Estados Unidos para trabajar en la industria farmacéutica antes de ingresar en Nike en 2002. Primero en el departamento de ventas, desde el que ascendió hasta el cargo que ocupa desde 2015, presidente de operaciones del ala norteamericana. Harrison, que tiene una gran relación con muchos jugadores y trabaja el talento joven desde los institutos hasta el nivel profesional, era íntimo de Kobe Bryant. Nike le envío al oeste para trabajar primero en Texas, especialmente con el big three de los Spurs (Tim Duncan, Tony Parker, Manu Ginóbili) y después fue destinado, en 2003, a Los Ángeles, con la misión de recuperar la credibilidad e imagen pública de Kobe Bryant, en un momento crítico tras su detención por una acusación de agresión sexual en un hotel de Colorado.
Si muchos bendicen el interés por Harrison, la cosa cambia radicalmente con un Jason Kidd que salvo sorpresa será el nuevo mandamás del banquillo. El de Oakland es uno de los grandes bases de la historia: segundo en asistencias en la NBA (12.091) solo por detrás del intocable John Stockton (15.806). Kidd jugó entre 1994 y 2013, fue doce veces all star y ganó el anillo de 2011 en los Mavericks, el equipo que lo drafteó en 1994 (número 2) y en el que jugó en dos tandas: 1994-96 y 2008-12. Después dirigió a Nets y Bucks y desde el verano de 2019 es asistente de Frank Vogel en los Lakers, donde se proclamó campeón la pasada temporada, en la burbuja de Florida. Kidd, y eso hizo que Carlisle pusiera su nombre sobre la mesa, está considerado uno de los mejores playmaker de la historia, así que su conexión con Luka Doncic podría ser perfecta, en ese sentido. Finley y Nowitzki también le hablaron de esa opción a Cuban.
Pero el problema es que hay muchas dudas con Kidd, al que Damian Lillard dijo públicamente que quería en el banquillo de los Blazers. Kidd salió mal de Dallas las dos veces, en 1996 tras chocar frontalmente con directiva y vestuario, y en 2012 después de comprometerse a regresar a los Mavs como agente libre pero romper su palabra para irse a los Knicks. Además, en 2001 pasó por el trance de declararse culpable de violencia doméstica, un hecho al que siguió un divorcio feo y con muchos detalles que ahondaban en el carácter violento de un Kidd que después, en 2012, fue detenido por conducir ebrio y estallar su coche contra una cabina de teléfono. Eso le supuso una suspensión de dos partidos como iba a iniciar su etapa como entrenador, que arrancó con él castigado. Los Mavericks han pasado recientemente por un escándalo de relaciones tóxicas y discriminatorias con las mujeres que trabajan en la franquicia, por lo que el pasado de Kidd puede volver a salir a la palestra si, como parece, es fichado.
Más allá, además, hay serias dudas en lo deportivo. Kidd dirigió a los Nets del súper equipo fallido (Kevin Garnett, Paul Pierce, Deron Williams…) y después de una temporada forzó su salida hacia Milwaukee Bucks porque no le daban el poder que reclamaba. En Wisconsin fue despedido durante su cuarta temporada. Con ambos equipos jugó playoffs y en los Nets superó una ronda, pero su labor fue muy cuestionada y su balance total como head coach es de 182 victorias y 190 derrotas. En cuanto se fue y llegó Mike Budenholzer, los Bucks pasaron, prácticamente con el mismo equipo, a ganar 60 partidos y ser uno de los mejores equipos de la NBA. Así que la opción Kidd, que parece la que se ha impuesto, es muy cuestionada en un momento en el que los Mavs necesitan estabilidad y buena dirección para que Doncic sienta que allí, en Texas, puede seguir dando zancadas hacia el último estrato competitivo y la pelea por el anillo.