La amenaza 'blazer': el mejor Lillard, Carmelo, vuelve Nurkic...
Los retornos de Nurkic y Collins para el 31 de julio, dejan a los Blazers como uno de los mejor colocados para el asalto al octavo puesto... y quién sabe si para algo más.
Si juntas a Damian Lillard, C.J McCollum, Trevor Ariza, Carmelo Anthony y Jusuf Nurkic en el mismo quinteto a inicios de temporada, casi cualquier aficionado habría señalado a los Blazers como un equipo candidato al título. No como el principal (ni el segundo o el tercero), pero sí uno de esos contenders de segunda línea que puede dar la sorpresa con cruces favorables y su plantilla al máximo nivel. Sin embargo, las circunstancias no invitan a esta consideración, teniendo en cuenta que la historia en Oregón ha distado mucho de las predicciones iniciales y que todo con lo que contaban en un inicio ha cambiado de manera sustancial. No diametralmente, pero sí cambiando la perspectiva de una franquicia que el año pasado disputó sus primeras finales de Conferencia en 20 años y que en la presente campaña esperaba dar un paso adelante en un proyecto con muchos mimbres pero poco recorrido a la hora de asaltar el anillo, un lugar reservado solo para unos pocos (y talentosos) afortunados.
Desde luego, no estamos hablando del mismo equipo con el que se inició un curso lleno de expectativas ahora frustradas pero con una última oportunidad de resarcimiento. Recordemos que, el pasado mes de octubre, en la plantilla de los Blazers estaba Pau Gasol, mientras que Carmelo Anthony o Trevor Ariza eran figuras que brillaban por su ausencia. Los problemas con Haasan Whitside se multiplicaban, siendo el ex de los Heat una carga molesta a la que nada tenía que envidiar un Enes Kanter que disputó la fase final del año pasado tras la lesión de Jusuf Nurkic, ese pívot añorado que cayó en el dique seco cuando peor le venía a un equipo que supo jugar sin él hace unos meses, pero que le necesita más que nunca ahora. Las salidas de secundarios como Seth Curry, Al-Farouq Aminu o Maurice Harkless han hecho daño a la segunda unidad de una plantilla mermada durante una gran parte de una temporada a la que han sobrevivido gracias a las bestialidades de Damian Lillard, algo que les dejaba con ligeras opciones de playoffs con menos de un mes de competición, un regalo que se podría considerar incluso excesivo para la falta de brillantez mostrada en prácticamente la totalidad de la campaña.
También, evidentemente, ha habido un componente de mala suerte imposible de negar. Zach Collins apenas duraba tres partidos, dejando hueca una defensa que se ha resentido mucho con las salidas de Harkless y Aminu, imposibles de mantener para una directiva que ha dado prioridad a eternizar los contratos de Lillard y McCollum, dos hombres con un arraigo tan grande como los contratos que les mantienen en Oregón, y que les permitirán llevarse 29,8 y 27,5 millones de dólares respectivamente esta temporada. También se rompía Rodney Hood, lesionado del talón de Aquiles tras 21 partidos justo cuando se empezaba a reencontrar con el baloncesto que le hizo un nombre en Utah y que tanto se había resentido en los Cavs, con y sin LeBron. Las bajas obligaron a reclutar a un Carmelo caído en desgracia, un bombazo y un alivio para un jugador que seguía esperando su oportunidad manteniéndose en forma a pesar de no disputar un partido desde el 8 de noviembre de 2018. Su retorno ha confirmado que no está para liderar un proyecto, pero también, que todavía no entra en la nomenclatura de jugador retirado en la que muchos le sitúan: luces, sombras y más de 15 puntos y 6 rebotes de promedio, con muy malos porcentajes de tiro en algunos partidos con otros realmente buenos, siempre fiel a su estilo.
La llegada de Trevor Ariza procedente de los Kings les ha dado un soplo de aire fresco, sobre todo en una defensa en la que Whitside no logra, más por falta de actitud que por cualidades, trasladar sus impresionantes estadísticas (16 puntos, 14 rebotes y 3 tapones) al juego del equipo. McCollum llega hasta donde llega (22,5 tantos por noche), por lo que acabó siendo Lillard el que mostró su versión más monstruosa: 28,9 puntos y 7,8 asistencias, ambos récords de su carrera. Del 17 de enero al 1 de febrero, tuvo una racha de ocho partidos en los que se fue a 45,1 puntos, con un 53% en tiros de campo, casi idéntico en triples. Lillard ha anotado más de 20 puntos en 25 ocasiones, más de 30 en 18, más de 40 en tres, ha superado los 50 en dos y los 60, en otras dos. Además, ha repartido 10 o más asistencias en 15 ocasiones, y ha logrado 16 dobles-dobles. Y lanza con el mejor porcentaje de su carrera desde la línea de tres (39,4%) a pesar de tirar casi 10 por partido, su tope. Y también ha logrado su récord en porcentaje de tiros de campo (45,7%) y en minutos por partido (36,9), exprimiéndose al máximo en un curso en el que incluso ha llegado a estar en conversaciones para el MVP, que a buen seguro se jugarán LeBron James y Giannis Antetokounmpo.
¿Y ahora qué?
Ahora, las cosas pueden haber cambiado mucho... o muy poco. Desde luego, los Blazers tienen una plantilla que, a priori, podría optar a todo, pero lo que se juegan es un octavo puesto para el que siguen teniendo opciones a base de remar. Eso sí, la inopinada solidez que los Grizzlies estaban mostrando en marzo puede haber decaído en un formato en el que el primer objetivo del equipo que dirige Terry Stotts, tiene que ser quedar en el noveno puesto y a cuatro o menos victorias que sus rivales. Esa es, desde luego, la posibilidad lógica, ya que parece altamente improbable que puedan adelantarles en tan solo ocho partidos y teniendo en cuenta que van 3,5 por detrás. Eso sí, tienen el mejor calendario, todo al margen de los dos partidos que les quedan pendientes y que eran contra equipos que no estarán en la burbuja; en el resto de duelos, se enfrentan a Grizzlies, Rockets, Mavs, Celtics, Sixers, Nets, con un duelo directo nada más retornarse la competición que puede ser esencial para lograr su posible clasificación.
Desde luego, la plantilla de los Blazers en estos momentos está muy por encima de la posición que ocupan en el Oeste. Además del hipotético quinteto de inicios del texto (Lillard, McCollum, Ariza, Anthony y Nurkic), tenemos a Whiteside y Collins. Una rotación de siete jugadores, más amplia que la utilizada anteriormente y con un poco de todo: estrellas como Lillard, veteranos consolidados y con anillo como Ariza, un jugador de la dimensión de Carmelo (más por lo que ha sido que por lo que es) y gente como McCollum, que te asegura sus 20 puntos por partido y siempre puede ser la solución, como en el séptimo partido del año pasado ante los Blazers (37 puntos con 17 de 29 en tiros, y 9 rebotes). Pero claro, hay que tener en cuenta que el parón ha podido hacer perder el toque a un equipo que puede ver, como muchos otros, perjudicados sus porcentajes... y que depende mucho de su acierto exterior, como atestigua el 37% en triples que han conseguido este año, cuartos de toda la NBA en este apartado.
Los Blazers tendrán que sufrir. Habrá que ver cuál es el papel de un Nurkic que lleva más de un año sin jugar y estaba en 15,6 puntos y 10,4 rebotes antes de romperse, y si saldrá o no de titular. Y habrá que tener en cuenta la debilidad de una plantilla que recibe 115 puntos por noche (la quinta peor defensa de la Liga) y que es, por ejemplo, la que menos asistencias da de toda la NBA. La magia de Lillard y el talento individual pueden valer en regular season, pero en playoffs hayque dar un paso adelante en defensa para luchar por la victoria. Será un trabajo constante para los Blazers, que primero deberán situarse a menos de cuatro victorias de los Grizzlies y a continuación, ganarles dos partidos seguidos en el torneo play-in. Misión difícil, pero no imposible, y cuya resolución solo veremos cuando descubramos el verdadero nivel al que se encuentra la franquicia.
¿Y si llegan a playoffs? Desde luego, si lo consiguen, seremos testigos del que probablemente sea el duelo más atractivo de la primera ronda: Lakers-Blazers. Esto si los de púrpura y oro mantienen esa primera posición en detrimento de los Clippers, a los que tienen a una distancia considerable (5,5) y a los que mantendrán controlados salvo sorpresa. El balance para los angelinos es favorable (2-1), pero no tienen emparejamiento real para Lillard (Bradley, Caruso...), que ya les endosó 48 puntos y 10 asistencias en el primer partido tras la muerte de Kobe, con victoria de los Blazers en el Staples. Y tienen, además, a un hombre que puede enfrentarse, por condiciones físicas, a LeBron, como es Trevor Ariza. Estaríamos hablando de una primera ronda extraordinaria y perfecta para levantar el decaído ánimo de un aficionado que quiere baloncesto y que puede ver, por qué no, una sorpresa. Aunque claro, para eso tendrán que llegar a menos de cuatro victorias de los Grizzlies, ganarles dos partidos seguidos e imponerse a los Lakers en cuatro partidos de siete. Mucha tela que cortar para una plantilla que, ahora sí, está al completo.