Los Grizzlies post 'Grit and Grind': Ja Morant, Jackson... ¿y playoffs?
La marcha de Conley supuso el fin de una era en Memphis, pero el equipo tiene mimbres que invitan al optimismo y podrían incluso jugar los playoffs.
Dificultad para fichar grandes estrellas, poco atractivo para los agentes libres, récords históricamente negativos, sin camisetas que retirar, sin leyendas a las que añorar... son solo algunas de las características comunes que tienen los mercados pequeños en la NBA. Y en particular, los Memphis Grizzlies, que en su corta historia (existen desde 1995) han conseguido escalar peldaños sin ritmo pero sin pausa y llegar a ser considerado (incluso) parte de la burguesía de la Liga.
Fue con el Grit and Grind de Marc Gasol, Tony Allen, Mike Conley y Zach Randolph con el que la ciudad de Memphis se hizo un nombre en la competición norteamericana. Al menos uno lo suficientemente importante como para que los rivales se tomaran en serio a un equipo que, antes de conseguir ser competitivo, habían pasado de puntillas por Vancouver desde su nacimiento en 1995, cuando Canadá y Estados Unidos pactaron que dos conjuntos del país vecino entraran a formar parte de la NBA. Con los Grizzlies llegaron los Raptors y si bien los primeros se trasladaron a Memphis en 2001, lo segundos no se han movido de Toronto y hoy día cuentan con un anillo en su haber. We The North, que dirían algunos.
Los Grizzlies cambiaron el frío canadiense por el estadounidense dejando atrás un legado negativo difícil de repetir en la mejor Liga del mundo: seis años en Vancouver con récords paupérrimos, cuatro de ellos sin llegar a las 20 victorias. El tope fueron las 23 de la última campaña y el número más bajo las 8 que consiguieron en el cierre patronal de la 1998-99. Esa en la que se produjo la retirada definitiva de Jordan y en la que los Spurs de Tim Duncan iniciaban su dinastía ante los últimos Knicks competitivos que la NBA ha visto. La temporada del asterisco, como la llamaría Phil Jackson. Una denominación que Popovich jamás le perdonaría.
Entre unas cosas y otras, los vientos del cambio buscó y encontró la Liga tardaron un poco más en llegar a los Grizzlies, que tras años de pérdidas de la compañía OrcaBay, propietaria mayoritaria del equipo y que también poseía a Canucks de la NHL, fueron comprados por Michael Heisley con el consiguiente traslado a Memphis. Otra ciudad pequeña que por mucho que estuviera en un país distinto estaría acompañada de un mercado más pequeño aún.
Las dinámica se torno en positiva a partir del draft 2001, cuando los Hawks seleccionaron a Pau Gasol en la tercera posición antes de traspasarlos a los Grizzlies a cambio de Shareef Abdur-Rahim, un ala-pívot que había representado la única buena noticia de la corta existencia de la franquicia. Con Pau, la recién mudada entidad mejoró y llegó a sumar 50, 45 y 49 victorias entre el 2004 y 2006. Tres participaciones consecutivas en los playoffs (sin victorias, 12-0 de récord), el premio a Mejor Entrenador para Hubbie Brown en la primera de esas campañas y el All Star de Pau en la última cerraron la que fue primera edad dorada (por decirlo de alguna manera) de una plantilla que vio por primera vez la luz con Jerry West haciendo de las suyas en los despachos.
La marcha del propio West en 2007 y el traspaso de Pau Gasol a los Lakers puso punto y final a la segunda etapa de la entidad. La tercera sería ya con Marc en el equipo, cuyos derechos habían sido adquiridos por los Grizzlies en el movimiento que hicieron con su hermano y mayor. La tercera etapa fue la mejor: el Grit and Grind se convirtió en un lema a seguir en una ciudad que vio como su franquicia acababa con los Spurs en la primera ronda de los playoffs 2011. Era la cuarta vez en la historia que el octavo clasificado de una Conferencia. Dos años después, se meterían en las finales del Oeste, su tope histórico. Entre medias, Robert Pera se hacía con una entidad que aumentaba su valor en el mercado y que empezaba a ser conocida en la NBA.
Una nueva era que supera las expectativas
Los Grizzlies no pasaron de esas finales del Oeste, que perdieron 4-0 ante los Spurs. En los años siguientes llegó Joerger y luego el siempre polémico Fidzale. Con el primero aún dio tiempo a robar dos victorias a los Warriors de la 2014-15, que iniciaban su particular dinastía. Fue la última muestra de un Grit and Grind que se desmadejó por la edad de sus integrantes y los traspasos que pretendían mejorar la plantilla. De nuevo, las grandes estrellas hacían caso omiso a la llamada de socorro de una franquicia que, tras sus años más gloriosos, volvió a chocar con la realidad del mercado pequeño al que siempre han pertenecido.
A Marc se lo llevaron los Raptors en febrero del año pasado, con los que ganó un anillo siempre esquivo en la que sigue considerando su casa. Conley, último integrante del Grit and Grind salió en verano rumbo a los Jazz. Era el final de la mejor era de unos Grizzlies que, según lo anunciado, tendrán las primeras camisetas retiradas de su historia en estos dos jugadores, los que más cuadraron con la idiosincrasia de la ciudad y conectaron con la afición de Memphis. El 33 y el 11 colgarán en lo más alto del FedExForum.
En verano se empezaron a hacer cambios de cara a una nueva era. Todo comenzó en los despachos: Chris Wallace, responsable del traspaso de Pau a los Lakers, dejó la primera línea en manos de Jason Wexler y Zachary Kleiman, asesorados por Rich Cho y Glen Grunwald. A partir de ahí se puso en marcha un proceso de reconstrucción basado en desarrollar a una prometedora camada joven y buscar un crecimiento sostenible con flexibilidad contractual, gasto controlado y apuestas a medio y largo plazo. El buen camino, por mucho que no está muy de moda actualmente. ...La llegada de Ja Morant, elegido en la segunda posición de un draft que les sonrió (tenían solo un 26% de opciones de cazar un top 4) daba una nueva perspectiva a la franquicia.
Recordemos que el año anterior se hizo un último intento de tirar de clásicos (de nuevo, Marc y Conley) y los Grizzlies llegaron a estar con un prometedor 12-5 y 16-11 en el inicio de la campaña. La poca profundidad de banquillo y las lesiones aparecieron para bajar a la tierra al equipo, que ya estaba sin posibilidades de playoffs a finales de enero (19-30), aunque siguió siendo un rival incómodo hasta final de campaña, con la intendencia produciendo y Conley disfrutando de sus últimos meses en Memphis con la profesionalidad que tanto le ha caracterizado.
Ahora, todo es distinto. No por el estilo de juego del equipo, que bien modulado por un Taylor Jenkins que fue asistente de Mike Budenholzer en los Hawks, está encontrando su propia identidad. Más bien por lo barato (o caro, según como se mire) que está el octavo puesto del Oeste. Los Grizzlies están, en la nueva era que se ha abierto ante ellos, en esa posición privilegiada que les daría el último billete para los playoffs. Y, tal y como están las cosas, hay dos maneras de analizar esta perspectiva. Por un lado, se van a jugar el pase con unos Spurs al alza (vienen de ganar a los Bucks en casa y a los Celtics en Boston) a los que sin embargo han ganado y adelantado esta noche, con los Blazers del tridente (Carmelo-Lillard-McCollum) y con otras franquicias que, aunque menos fiables (Wolves, Kings o incluso Suns siguen en la pelea) se encuentran en apenas dos victorias y media de diferencia. Un puesto para seis pretendientes. Casi nada.
El otro camino que recorremos en forma de análisis es más optimista. Con el proyecto literalmente reiniciado y en la parrilla de salida, que a estas alturas de temporada una plantilla tan joven y con un entrenador debutante esté peleando por los playoffs no deja de ser una noticia fabulosa. Acaben o no llegando a la fase final. No es sencillo hacer lo que están haciendo los Thunder y partir de cero mientras juegas los playoffs (algo que OKC seguramente acaba haciendo). Pero hay que tener en cuenta que, en esta comparación en particular, la Ciudad del Trueno cuenta con gente a la altura de Chris Paul... mientras que en Memphis, con su diminuto mercado y su ausencia de estrellas, puede llegar al octavo puesto con jugadores notablemente peores (a priori) que Oklahoma. O que cualquier plantilla mencionada de las que se están rifando ese octavo puesto.
Los nuevos Grizzlies
Que el Oeste no es lo que era es un hecho, pero también lo es que Memphis está con opciones reales de acabar entre los ocho primeros (ahora son octavos) de la conferencia. La posición en la que se encuentran y las posibilidades con las que cuentan tienen, como todo, una explicación. Los Grizzlies han cambiado radicalmente su modo de juego y han dejado atrás el estilo obrero y de vieja escuela, de baloncesto con colmillos, músculo y defensa abrasiva. Ahora han aumentado su pace (ritmo de juego) hasta el 103,1, el más alto de su historia con una diferencia sideral sobre el segundo (96,6), logrado el año pasado. Y el tercero de toda la Liga solo por detrás de Bucks y Rockets (y a la par con Wizards).
Esto ha provocado que los partidos que jueguen sean a más puntos, teniendo el peor deffensive rating de su historia (112,6) pero compensándolo con el mejor ofensivo (109,4). Toda una reinvención para una ciudad que antes solo había conocido un juego muy a la europea, tosco, físico y con pocos puntos. Ja Morant es el líder de la ofensiva con 18 puntos (casi 40% en triples) y 6,8 asistencias de promedio certificando una gran temporada que, en ausencia de Zion Williamson, podría darle el Rookie del Año, siempre que Kendrick Nunn lo permita. El base ha superado los 20 puntos en 16 ocasiones y su tope está en los 30 que anotó ante Kyrie y que le dio la victoria a su equipo.
Jaren Jackson Jr. es la otra gran noticia para la franquicia. Calca los números de su compañero en puntos (18), superando en 4 tantos los logrados el año pasado, cuando ya dejó buenas sensaciones. La pareja se entiende a la perfección y está bien rodeada de gente como Dillon Brookds (15,1 por duelo), Jonas Valnaciunas (14,7+9,7), Brandon Clarke y un comprometido Jae Crowder, que está teniendo chispazos tras salir de un equipo al alza como los Jazz. Hasta 6 jugadores por encima de los 10 puntos, 8 por encima de los 7. Y 5 victorias en los últimos 6 partidos (4 consecutivas), un buen dato que hace buenas las esperanzas que hay en este grupo.
En definitiva, los Grizzlies tienen mimbres que invitan al optimismo. Si consiguen resolver de la manera adecuada el sainete Iguodala y sacar algo por él, podrán tener opciones de meterse en playoffs siempre y cuando Morant y Jackson mantengan el nivel. Y todo esto, con un futuro prometedor: Iguodala al margen, Valnaciunas es el único que tiene más de 15 millones por percibir esta campaña (16), habiendo tan solo dos profesionales más (Hill y Plumlee) por encima de los 10. Margen de sobra para maniobrar, intentarlo este año y seguir progresando en los siguientes. Hay una nueva era en Memphis. Y, lo que es mejor, tiene mimbres que invitan al optimismo.