Michael Jordan y todo lo que tenga que ver con su carrera parece monotema desde el estreno de The Last Dance. Ayuda también, no cabe duda, el que no haya partidos que comentar. Así que cualquiera que tenga una historia que contar sobre Jordan se convierte en noticia. Últimamente abundan las declaraciones que no dejan en buen lugar al mítico 23 y el último en sumarse a esta corriente ha sido Robert Parish.
Pívot mítico de los Celtics de los 80, jugó su última temporada en la NBA en los Chicago Bulls, en la 96-97. Aquel cambio de equipo (venía de Charlotte Hornets) le iba a reportar su cuarto anillo de campeón después de los tres que ya había ganado en Boston. Parish, con 43 años y curtido en mil batallas, se iba a ecnotrar un ecosistema muy especial en el vestuario de los Bulls y, en concreto, durante los partidillos de los entrenamientos. Según su versión, Jordan y Pippen disfrutaban superando a los compañeros suplentes que se enfrentaban a ellos, algo que cambió con su llegada: " Los primeros días le hablé mal a Michael porque él y Scottie disfrutaban de su dominio sobre el segundo equipo. Cuando el segundo equipo finalmente consiguió un pívot que podía mejorar sus rendimiento, el primer equipo ya no podía disfrutar del dominio sobre el segundo equipo. Así que sólo quería hacerles saber que ya no eran el equipo dominante" .
Esta actitud parece que no le gustó a Michael Jordan, que respondió a Parish provocando una situación que no debía ser extraña aquellos días en Chicago: "Él estaba en mitad de la cancha y yo estaba en la zona. Creo que él también estaba un poco molesto porque el segundo equipo les estaba pateando el trasero en ese momento y yo estaba metiendome con él. Él vino hacia mí, pero yo no retrocedí. Le dije que yo no estaba enamorado de él como el resto de gente, que yo también tenía algunos anillos. En ese momento me dijo que me iba a patear el culo. Entonces di un paso para acercarme aún más y le dije que eso no iba a pasar. Después de aquello no volvió a molestarme".
Parish, el jugador que ha particpado en más partidos en la historia de la NBA, no se arrugó ante el desafío de Jordan. Para el pívot era la forma en la que la estrella tenía costumbre de demostrar su liderazgo: " Michael tiene tendencia a poner a prueba a sus compañeros de equipo, especialmente a los nuevos. Creo que fue más una prueba que una amenaza, estaba probando mi reacción a su actitud de matón para ver cómo respondía” . Sin embargo, reconoce que esta no es la actitud que más le gusta para el líder de un grupo: "Lo que diferencia a Larry Bird de Magic o Jordan es que él no necesitaba enfrentarse a ti como hacían ellos. Bird tenía mucho más respeto por nosotros. Si no habías tenido una gran noche trataba de animarte o no te decía nada. Magic o Jordan se habría echado encima tuyo".
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