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"¿Necesitas un test? Si eres rico y famoso te será fácil conseguirlo"

La NBA responde a las críticas por el acceso de sus franquicias a los test para detectar el coronavirus. Hasta el alcalde de Nueva York fue duro en las redes sociales.

Harry HowAFP

La NBA lleva una semana parada. Desde las suspensiones de partidos con los pabellones abiertos, tras el positivo por coronavirus de Rudy Gobert (pívot francés de Utah Jazz), y en una ruta incierta (y en tiempos inciertos) también para la mejor liga de baloncesto del mundo: ¿cuándo se podrá volver a jugar? ¿en qué condiciones? ¿se terminará la temporada? ¿qué efecto tendrá esta situación en las finanzas o el futuro calendario de la competición? Tras Gobert también dieron positivo su compañero Donovan Mitchell, Christian Wood de los Pistons y cuatro jugadores de los Nets que no se habían enfrentado esos días a Jazz ni a Pistons. Uno de ellos Kevin Durant, que de hecho lleva toda la temporada lesionado. Jazz y Pistons sí habían jugado el día 7.

En entrevista con Rachel Nichols, el comisionado Adam Silver reconoció que ocho franquicias han pasado por unos test para detectar el coronavirus que, y ahí ha surgido un imprevisto problema de imagen para la NBA, son un bien muy escaso en Estados Unidos, donde la crisis no ha hecho más que comenzar y los expertos esperan un desarrollo catastrófico por la poca preparación de la administración Trump, la poca concienciación de la sociedad y un sistema sanitario muy restrictivo y que está ahora ya superado en la fase de prevención: las necesidades y carencias empiezan a ser notorias, y una de las cosas que harían falta en mucha mayor cantidad son precisamente esos test que permitieron, por ejemplo, un control del coronavirus bastante efectivo en Corea.

El alcalde de Nueva York, Bill Di Blasio, fue contundente al respecto: "Les deseamos una recuperación total a los jugadores, por supuesto, pero con todo el respeto no sé cómo tienen test ellos habiendo enfermos en estado críticos. Los test no deberían ser para los que están sanos sino para los enfermos". El New York Times, por su parte, publicó un artículo de opinión con este titular: "¿Necesitas un test? Ser rico y famoso ayuda a conseguirlo". Lo ilustraba con una imagen de Kevin Durant y sus compañeros en el banquillo de los Nets. Aunque no sea del todo justo muchos se preguntan, en esencia, por qué la falta de pruebas puede llevar a un drama sanitario mientras franquicias de la NBA acceden a ellas de forma rápida y con capacidad de cubrir a sus comitivas de viaje al completo: jugadores, técnicos, directivos, periodistas...

Desde ese momento en el que esto se ha convertido en un tema de conversación, pasa a ser un asunto incómodo y que la NBA tiene que gestionar, por mucho que sienta que está haciendo lo correcto al proteger a sus jugadores y empleados... y a todo el que rodea a su mundo, incluidos los aficionados que, por ejemplo, ya estaban en el pabellón antes de que se suspendiera el Thunder-Jazz y para los que podría ser esencial saber si había positivos entre las personas (jugadores o no) que estaban ese día no demasiado lejos de ellos. Además, algunas franquicias como los Nets han recalcado que sus test llegan por vía privada y previo desembolso económico, por lo que no afectan al suministro público disponible para la población. Claro que entonces, el debate nunca termina, otros se preguntan qué empresas tienen esos test y por qué los gestionan con ese obvio ánimo de lucro.

La NBA y la NBPA defienden la posición de la liga

Mike Bass, portavoz, se expresó así en nombre de la NBA: "Las autoridades sanitarias estaban preocupadas porque los jugadores tienen contacto entre ellos y con mucha gente, también entre el público general, viajan... podían ser un factor de expansión muy rápida del virus. Los jugadores que han dado positivo, además, han ayudado a concienciar y reclamar atención para las medidas de precaución que piden las autoridades". Jamies Dukes, portavoz del departamento de sanidad de Oklahoma, defendió que se hicieran 58 test vinculados con el suspendido Thunder-Jazz del Chesapeake Energy Arena: "Fue una decisión tomada por la salud pública". Rishi Desai, médico experto en prevención y control de enfermedades, había calificado a los deportistas profesionales como "súper propagadores" por la movilidad y el factor social de su actividad. Ese término, super spreaders, lo usó también Adam Silver para defender el control al que se está sometiendo a los jugadores.

Desde el estamento médico, por lo tanto, también hay quienes defienden a los jugadores. VICE cita en un artículo a un profesional de urgencias: "Tiene sentido, tienen que parar la propagación en el círculo de la NBA". Las respuestas a Di Blasio y al resto de críticos están siendo mesuradas pero contundentes. Adam Silver cree que están haciendo lo correcto aunque empatiza con la preocupación social: "Entiendo que es desafortunado que estemos en esta situación como sociedad. En la NBA sabemos que hay pocos test y nos hemos limitado a seguir las recomendaciones de las autoridades en materia sanitaria. En Oklahoma, por ejemplo, los jugadores no pidieron que se les hicieran pruebas pero las autoridades no les dejaban salir del vestuario sin haberlas hecho antes. Después el círculo se expandió y ya se han hecho pruebas ocho equipos completos y los miembros de otros que tenían síntomas. Todo siguiendo normas, aunque entiendo la preocupación de la gente y las reacciones que está habiendo".

Michele Roberts, directora ejecutiva del sindicato de jugadores (NBPA) fue algo más dura cuando aseguró que entendía a la gente de la calle pero que sus representados no tenían que sentirse ni avergonzados ni estigmatizados: "No es irresponsable, es todo lo contrario. Con la información que tenemos, lo responsable es que los jugadores se estén sometiendo a las pruebas. No deberíamos estar discutiendo esto. Yo tengo 64 años, entiendo a la gente que se siente en riesgo y entiendo que se les haga duro ver que hay deportistas jóvenes con acceso a los test, pero la culpa es del gobierno federal. Es el gobierno el que tiene que proteger a la gente y no ha hecho su trabajo".

Entre las franquicias, las respuestas por ahora son diversas. Los Nets recalcaron que acceden a los test por vía privada: "Por los síntomas de nuestros jugadores y la naturaleza de nuestro trabajo y la posibilidad de una expansión muy rápida, nuestros médicos nos recomendaron hacer los test. Los adquirimos a través de una empresa privada y los pagamos. No hemos interferido con los recursos públicos. Gracias a estos test hemos podido tomar medidas más rápidas. Si hubiéramos esperado a que los síntomas fueran más claros, los jugadores podrían haber extendido ya el virus entre sus familias, amigos, el público... Esperamos que esto ayude a concienciar sobre la necesidad de que se hagan test y se salven así vidas".

Los Warriors representan la postura contraria. En palabra de su general manager, Bob Myers, prefieren esperar, sabedores de que hay una alta demanda de test en la sociedad: "Sabemos cuál es la situación y tratamos a nuestros empleados como ciudadanos normales, que es lo que son. No somos mejores que nadie, ni peores. Somos solo un equipo de baloncesto, como una empresa más. Ahora no estamos interactuando con nadie y los médicos aquí en California nos recomiendan no hacer test a personas que no presentan síntomas".

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