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NBA | PELICANS 134 - 139 TIMBERWOLVES

¿Qué pasa con los Pelicans? Nueva derrota y 8-8 con Zion

Los Pelicans caen en casa ante los Timberwolves y se complican los playoffs, que siguen más apretados que nunca. 25 puntos para Zion y 16 de Juancho, que vuelve a destacar.

Zion Williamson, durante el partido de la NBA que ha enfrentado a los New Orleans Pelicans y a los Minnesota Timberwolves
Chuck CookUSA TODAY Sports

Los Pelicans se las prometían con el regreso de Zion Williamson. Dinámica positiva, buena progresión, Brandon Ingram a nivel All Star y buenas sensaciones, por fin, tras una temporada que empezó torcida pero se ha acabado enderezando parcialmente. Sin embargo, las cosas están siendo más complicadas de lo que parecían en un inicio. En el Oeste siempre lo son. Desde que el rookie debutó está firmando números de escándalo, pero su equipo está con un récord de 8-8 que más que acercarles a los playoffs les está alejando. Y, por si fuera poco, el único partido que no ha disputado desde su estreno se ha saldado con victoria para los Pelicans. 

La derrota es cuanto menos extraña. Zion Wiliamson finalizó con 25 puntos y 8 rebotes, Brandon Ingram con 24 tantos, Lonzo con 26+5+8 y Jrue Holiday con un triple-doble de 27+10+12. La lesión de JJ Reddick fue, por lo tanto, bien suplida en ataque, pero los Pelicans perdieron. Algo curioso cuando tienes a tres jugadores por encima de los 25 puntos y a 4 por encima de los 20, 6 por encima de los 10 y todos los que han disputado algún minuto habiendo anotado. Sin embargo, es la defensa la que gana partidos. Ese mantra que repiten tanto los entrenadores en categorías pero que pocas veces ha sido tan cierto como en este duelo. New Orleans recibió 139 puntos, una cifra ignominiosa que va acorde a lo que está siendo el equipo durante la presente campaña. Una máquina de meter puntos, pero que no para de recibirlos. Sin respuesta en defensa en ningún momento de la temporada a pesar de contar con buenos defensores (Lonzo, Ingram...) o con proyectos de serlo (el propio Zion), la franquicia recibe 117 puntos por partido, la cuarta peor de la NBA en este apartado y con el segundo peor rating defensivo de su historia (nacieron en 2002 como los Hornets), solo superado por el del año pasado (11,8 este y 112,6 el anterior). 

Tampoco los Wolves son un ejemplo de buena defensa, pero ellos no están luchando por unos playoffs que los Pelicans ven un poco más lejos (26-35, a cuatro victorias de los Grizzlies), pero por el que siguen peleando. Eso sí, o espabilan en defensa o están perdidos. Los tres equipos que reciben más puntos que ellos (Hawks, Wizards y los prpopios Wolves), no pelean por llegar a la fase final, en la que hay que defender sí o sí para ser competitivos. Minnesota en concreto está fuera de toda pelea, pero mira al futuro con cierto optimismo después de quitarse de encima (parece que sería la expresión correcta) a Andrew Wiggins. Desde luego, no por victorias (llevan 3 en los 10 partidos que se han disputado desde que se realizó el movimiento), pero sí por sensaciones. Los triunfos llegaron ante los Clippers y los Heat, contra los que cortaron ua racha de 52 días sin ganar fuera de casa. Y hoy, se han impuesto a otro de los conjuntos que lucha por la fase final hacienco gala en el último periodo de lo que más carecen: defensa. O más bien, los fallos rivales, que se multiplicaban en unos minutos de infarto en el que la muñeca local falló ante la presión y los locales se quedaron en 23 puntos tras anotar 31, 37 y 43 en los tres periodos anteriores. Cosas que pasan.

El que sí parece sonreír desde su traspaso es Juancho. Promedia 13,8 puntos y 6,8 rebotes en 29 minutos de juego, muchos más que los 12 de los que disfrutaba en los Denver Nuggets. Ha superado los 10 tantos en 8 de los 10 encuentros, los 15 en 6 y ha logrado 3 dobles-doles. Hoy, 16 puntos y 8 rebotes para los Wolves, que han tenido a 8 jugadores por encima de los 10 tantos, a Malik Beasley como máximo anotador con 28 y a D'Angelo Russell con un buen 23+8. Ryan Saunders tiene con qué construir el futuro, algo que la franquicia lleva intentando desde que jugara las finales del Oeste del 2004 con Kevin Garnett a la cabeza y, sobre todos, desde 2007, cuando el ala-pívot dijo adiós tras 12 años en una entidad a la que puso en el mapa. De la historia no siempre se vive. Precisamente porque aquella etapa queda tan lejana que parece eso, historia.