VENTANAS | ESPAÑA 69 - 80 POLONIA

Tarde fatal en Zaragoza

España, 23 pérdidas de balón, cae con claridad (69-80) ante la Polonia de Slaughter y Santi Yusta se lesiona, aparentemente de gravedad. La clasificación no peligra.

Zaragoza
FEB

Las sospechas de Sergio Scariolo eran fundadas. Polonia era peligrosa. Tanto que se llevó por delante a la Selección a lomos de un Slaughter imperial. Desnortada en sus propias pérdidas (extravió 23 balones), la tarde que ya pintaba a gris por la derrota, sin daños irreparables en la clasificación, viró a negra con la lesión de Santi Yusta, que dejó en silencio el Príncipe Felipe y terminó por darle un sabor cien por cien amargo al día en Zaragoza.

Varias claves llevaron el partido a una situación incómoda ya al descanso (35-38). Especialmente, el apagón ofensivo del segundo cuarto, en el que España perdió ocho balones que anularon su superioridad en el rebote en la primera parte (22-13). Después de que un par de canastas de Yusta y un contragolpe de Barreiro situasen un marcador holgado (28-19), la Selección se atascó gravemente. Polonia, que hasta entonces no había considerado sus opciones en el partido, creció a través de Slaughter, escolta del Coosur Betis y trotamundos de nivel que le hizo un agujero a una Selección que había perdido el hilo y que, como en Cluj, se basó en el corazón de Sebas Saiz y los puntos de Dani Díez y Brizuela, que jugó demasiado poco en la primera parte. Apenas 4:47.

Un dato no habló bien de España. En el primer cuarto dejó a Polonia en 15 puntos, pero en el segundo le dejó ir hasta los 23 y en el tercero, a los 27. En algún momento, los automatismos defensivos dejaron de funcionar y la Selección empezó a hacer aguas preocupantemente. Mientras, su producción ofensiva no resultó suficiente. De aquel lejanísimo 28-19 del ecuador del segundo cuarto, máxima diferencia de España, se pasó al 53-64, un resultado de ciencia ficción si se advierte que España doblaba en rebotes a Polonia al final del tercer cuarto (32-16). Pero lo peor estaba por llegar. A 7:32 del final, la rodilla izquierda le falló a Santi Yusta. Por entonces, España ya estaba desbordada por un gran Slaughter y le había perdido el hilo al partido. Todos los ojos se fueron entonces al ir y venir de médicos y fisios. Fue algo más que una derrota, una tarde triste.

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