Los Clippers campan a sus anchas ante un desacertado Ricky Rubio
Los Suns perdieron su cuarto partido consecutivo ante unos Clippers que disfrutaron de Leonard y George y volvieron a la senda de la victoria.
Los Suns han vuelto a coger otro bache en la carretera. Siendo de Arizona y viendo cómo se les han dado sus últimas temporadas algunos pensaban que les tocaba otra travesía por el desierto, pero lo cierto es que han sorprendido a esos que dudaban; igualmente y por contra, son ya cuatro derrotas de forma consecutiva. Han recuperado personal aunque su gran estrella, Devin Booker, es la que está de baja. El test de los Clippers en el Staples tampoco lo pasaron: 120-99.
El guion fue algo previsible para un partido así: ir haciendo mella al equipo visitante con la pareja de moda del equipo de Rivers, la que forman Paul George y Kawhi Leonard, captando todas las miradas. Los Suns llegaron al final sin fuelle ni ilusión en un encuentro en el que el base español Ricky Rubio repartió 8 asistencias pero estuvo bastante desacertado lanzando (2/12).
DeAndre Ayton regresó tras su suspensión de 25 partidos y fue importante para contener las embestidas de los Clippers desde el inicio. El pívot de Bahamas abrió espacios en ataque y estuvo activo a la hora de proteger el aro, no se le vio especialmente falto de ritmo sino en consonancia con el resto de sus compañeros. Y es que los locales apretaron desde el principio. Los diez de distancia brillaban en el marcador del pabellón hasta que Kelly Oubre enlazó un par de jugadas de tres puntos para acercar algo a los suyos antes del descanso. Fue inútil, ya que los Clips volverían a recuperar la ventaja antes de que se acabara ese segundo periodo. George vacilaba y Leonard tenía tiempo para gustarse.
El novato Ty Jerome, que también tiene que coger carrerilla, y Frank Kaminsky, que cuenta con la confianza del técnico Monty Williams, también dieron algo de esperanza a los Suns, pero poco más. Zubac y Harrell les hacían daño por dentro cuando cogían el balón en carrera, Lou Williams campaba a sus anchas sin que Ricky pudiera frenarle y la distancia subía a los veinte antes de que llegara la última manga.