Estropicio: Curry se fractura la mano y deja rotos a los Warriors
Los Suns de Ricky Rubio asaltaron el Chase Center para ganar a unos Warriors que lloraron la pena de ver a su mejor jugador lesionarse de gravedad.
Los Warriors no están teniendo el inicio de temporada que soñaban. Ni uno parecido tampoco. Las luces se han apagado de forma abrupta y lo que viene ahora es un tránsito por un camino que no conocen desde que Kerr se hizo cargo de ellos.
El Chase Center ha tenido que ver en apenas una semana cómo los Clippers se cargaban el estreno del pabellón con una paliza a los subcampeones, pero eso queda en anécdota. Lo de esta noche ante los Suns es todavía peor. El correctivo que le dio uno de los peores equipos de la NBA el año pasado fue de aúpa, pero la macabra guinda del pastel la iba a poner Stephen Curry: fractura de la mano izquierda. Lo confirmó el equipo tras el partido, ahora queda esperar al examen médico para saber si se operará y qué tiempo estará de baja. Sin embargo, tampoco hay que aguardar mucho para reconocer que es un palo durísimo. Se fue Durant tras lesionarse, se hizo trizas Klay Thompson y ahora le ha tocado a él, el sustento.
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La penuria, sin embargo, no esconde que Curry se fue en el tercer cuarto al banquillo para no volver y ahí el partido ya estaba ganadísimo para los Suns. El resultado es muy engañoso, no hubo contienda tras el descanso. El primer cuarto del encuentro fue una barrabasada, muy en consonancia con lo que se vio de los Warriors en Minnesota el pasado fin de semana. Inoperancia absoluta. ¡14-43! Se comenta solo. Eric Paschall fue titular, Marquese Chriss no jugó ni un minuto y volvieron Willie Cauley-Stein y Alec Burks, que debutaban con Golden State.
Los Suns de Ricky Rubio (14+7) tienen que recibir el mérito que se han ganado. Han perdido dos partidos por un punto y ganado los otros tres, con una victoria ante el dominador de los últimos años que les vuelve a dejar como revelación de estos primeros compases de competición. Devin Booker celebró su cumpleaños con 31 puntos y los pívots de Monty Williams se comieron a los rivales: 16+9+5+5 de Dario Saric y 24+13+7 de Aron Baynes. El australiano fue el que compartió jugada con Curry cuando éste se lesionó: chocaron ambas piernas, el base salió despedido con las piernas por los aires y cayó mal sobre la mano izquierda, con la mala suerte de que Baynes se fue de espaldas y agravó la dolencia. Un golpazo, nunca mejor dicho.
La diferencia de casi treinta puntos -llegó a ser de 34- se mantuvo en el segundo y tercer periodo. Lo que el marcador final (110-121) refleja es un ejercicio de maquillaje que ni los de Max Factor. El público empieza a murmurar y ahora hay que aguardar a lo que arrojen las pruebas médicas, aunque todo hace indicar que habrá meses de por medio. Los Warriors no levantan cabeza y apenas acaba de comenzar el año...