Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

NBA

Doncic, Harden... Lo mejor y lo peor de la primera semana de NBA

La 2019/20 ha arrancado con igualdad, sorpresas y alguna decepción. Esto es lo más destacado, para bien y para mal, de la primera semana.

Doncic, Harden... Lo mejor y lo peor de la primera semana de NBA
Montaje: DIARIO AS

Ya se ha superado la primera semana de competición en la NBA, una primera tanda de partidos que ha dejado la sensación de que, como se preveía, estamos ante una temporada muy abierta y que va a redistribuir buena parte de las jerarquías de la liga. Muchos partidos igualados, muchos equipos competitivos por ahora y ya solo tres invictos: Wolves, Spurs y Sixers. Y tres que todavía no han ganado y que no son desde luego los que partían con más opciones, a priori, de empezar en el pozo de la clasificación: Kings, Pelicans y Pacers. Estas son las primeras pinceladas, un repaso a lo mejor y lo peor y a las sorpresas y decepciones que ha dejado el arranque de curso.

Lo mejor de la primera semana

· Los Spurs, otra vez. En cuanto comenzó su primer partido contra los Knicks, Gregg Popovich se convirtió en el primer entrenador con 24 temporadas seguidas en el mismo banquillo. Lleva 22 seguidas con balance ganador, otro dato sin precedentes, y quiere romper el empate con los Nationals/76ers y convertirse en la primera franquicia con 23 presencias seguidas en playoffs. Un milagro que cada vez cuesta más (la temporada pasada los Spurs fueron séptimos) en un Oeste en el que todo el mundo quiere acelerar, pero al que ya miran con optimismo unos Spurs que están 3-0. Es cierto que por ahora solo han jugado como locales (su gran fuerza la temporada pasada) y que han tentado a la suerte contra unos Knicks a los que remontaron en el último cuarto y en dos triunfos milimétricos ante Wizards y Blazers. +15 entre los tres partidos, de susto en susto... pero 3-0. Y con Dejounte Murray de vuelta tras su año en blanco por lesión.

· Towns y los nuevos Wolves. En enero, el despido de Tom Thibodeau fue en realidad un regalo de reyes para los Wolves, una franquicia que ha iniciado un nuevo camino con Gersson Rosas en los despachos y Ryan Saunders (de solo 33 años) en el banquillo. El hijo del fallecido Flip Saunders, una figura esencial en la historia de este magullado equipo, entendió desde el principio que el futuro pasaba por modernizar el estilo de juego y orientarlo a la explotación de las virtudes de Karl-Anthony Towns, convertido en jugador franquicia tras la salida de Jimmy Butler y el estancamiento de Andrew Wiggins. Y Towns está respondiendo. Si la temporada pasada fue a más en cuanto Saunders se puso al frente del equipo, en esta ha comenzado en números de MVP: 32 puntos, 13,3 rebotes, 5 asistencias y 5 triples por partido con casi un 52% de acierto. Un jugador total que rompe el molde del referente interior y ahora se mueve por toda la pista y con todo el equipo a su servicio. Y los Wolves, que hace poco más de un año parecían en serio riesgo incluso de quedarse sin él (sudaron para que firmara la extensión rookie) están 3-0 en un inicio magnífico de temporada.

· El sol sale en Phoenix. Los Suns están 2-2 pero sus derrotas han sido por la mínima en Denver y en su pista ante los Jazz. A punto de ganar a dos de los cocos del Oeste, sí se han impuesto a los Clippers, nada menos, y por paliza a los Kings. Solo la sanción de 25 partidos a DeAndre Ayton estropea el mejor inicio de los Suns en muchos años. Una franquicia que parecía casi herida de muerte recupera funcionalidad con Monty Williams en el banquillo y una mezcla de juventud (con Devin Booker al frente) y veteranía que por ahora funciona. Ricky Rubio ha comenzado con buenas sensaciones, discreto en el tiro pero brillante en la dirección y con galones de veterano que mejora todo lo que pasa por sus manos (por ahora, 10 puntos, 8 rebotes y 9,3 asistencias de media).

· La 'no rivalidad' Trae Young-Luka Doncic. Es imposible que no se trate de poner siempre frente a frente a Trae y Doncic. Dos bases, dos estrellas jóvenes de la NBA y dos jugadores intercambiados en la noche del draft de 2018. Los Hawks eligieron al esloveno con el 3 y lo mandaron a Dallas por su 5 (Young) y una elección protegida de 2019 que ha acabado siendo Cam Reddish. EL tiempo dirá a quién le salió mal la jugada pero por ahora parece un win/win, todos contentos, con ellos alejados de cualquier rivalidad. El propio Doncic celebró en Twitter la exhibición de Trae contra los Pistons. El ex del Real Madrid ha arrancado 3-1 con los Mavericks y promedia 25 puntos, 8,8 rebotes y 6,8 asistencias. Y Trae Young se ha visto frenado por una lesión de tobillo en su cuarto partido, el Heat-Hawks. En los tres primeros (2-2 ahora su equipo) había promediado 34 puntos y 9 asistencias con 4,3 triples en un 50% de acierto por noche. Los dos pueden ser all stars ya esta temporada. Para qué esperar.

· El escuadrón de Spoelstra. Los Heat se han quedado dos de los últimos tres años sin jugar playoffs porque les ha faltado talento diferencial para rematar el excelente trabajo que siempre garantiza Erik Spoelstra, uno de los mejores entrenadores de la NBA. Ahora ha llegado Jimmy Butler y en Florida no cierran las puertas a otro movimiento que les relance definitivamente, si bien han declarado intocable a dos jóvenes con un techo altísimo. El pívot Bam Adebayo se ha quitado la sombra Hassan Whiteside y promedia en el arranque de su tercera temporada 15,8 puntos, 10,8 rebotes, 4,8 asistencias y casi 2 tapones. Y Tyler Herro, número 13 del último draft, ya anota más de 16 puntos por noche y contra los Hawks logró 29 y 19 en un solo cuarto. A eso hay que sumarle la irrupción del último descubrimiento de Spoelstra, Kendrick Nunn. Un jugador no drafteado en 2018 y que no debutó en la NBA la pasada temporada y que ahora es titular (también con el debut de Butler) y promedia 21 puntos por partido. Cuidado con los Heat en el Este.

· Los Sixers, a contracorriente. El movimiento contracultural de Philadelphia funciona: 3-0 para empezar con un bulldozer destinado a ganar feo... pero a ganar mucho. Veremos si a ganarlo todo. Un quinteto de tamaño aplastante (Simmons, Richardson, Harris, Horford, Embiid) y un equipo con poco tiro y embudos serios en ataque pero con un techo defensivo descomunal y un estilo que puede ser letal en playoffs. En una NBA en la que cada vez se corre más y se tira más de tres, los Sixers cambian de sentido y apuestan por el músculo, la defensa y la percusión de un Joel Embiid que puede aspirar al MVP y que, con Horford al lado unas veces y como relevo otras, puede cuidarse y dosificarse con la vista puesta en los playoffs.

· Anthony Davis sigue siendo muy bueno. El trance de la petición de traspaso en febrero metió a Anthony Davis en una crisis de imagen pública de la que no le sacó una segunda parte de temporada que se pasó liado con las rotaciones de los Pelicans, que ya no querían ponerle en pista tenían a su vez que tratar con la vigilancia de la NBA, a la que no le gusta ver a las estrellas de traje en el banquillo. Pero, por si a alguien se le había olvidado, Davis ha demostrado en cuatro partidos que sigue siendo muy bueno: un 40+20 en menos 31 minutos, algo que nadie había hecho, y unas medias por ahora, y sin pisar el acelerador en plena adaptación a su nuevo equipo, de 28,8 puntos, 12,5 rebotes, 3 asistencias y 3 tapones. Los Lakers, con él al lado de LeBron y Frank Vogel en el banquillo, parecen una cosa mucho más seria que en las últimas temporadas. Han arrancado 3-1 por primera vez en nueve años y tiene el mejor net rating y la mejor diferencia de puntos de la NBA por ahora.

· Los Clippers serán lo que parecían. Perdieron en Phoenix, algo que puede dejar de ser noticia en breve, pero contra los Lakers y los Warriors, los Clippers demostraron que pueden ser tan buenos como prometían en verano y que en su mejor versión son el equipo a batir. Kawhi Leonard produce a su ritmo casi industrial, los secundarios aprenden sus roles y el pick and roll Lou Williams-Montrezl Harrell es uno de los mayores lujos de la NBA que a los Clippers les sale esta temporada por solo 14 millones totales. Un equipo temible que todavía tiene que conjuntarse del todo... y sumar a Paul George. Glups.

· El campeón no va a desaparecer. Ya lo sabíamos, pero el inicio de temporada lo ha constatado: los Raptors ya no son el gran aspirante al título (no sin Danny Green y, sobre todo, Kawhi Leonard) pero van a seguir siendo uno de los mejores equipos del Este. Y a partir de ahí... El sistema Nurse sigue funcionando, los veteranos cuidan la estructura y Pascal Siakam rompe definitivamente (parece) en estrella. Promedia más 27 puntos y 10 rebotes por partido con Fred VanVleet como wildcard en el backcourt y OG Anunoby como aspirante a dar un gigantesco salto adelante al estilo del que protagonizó (seguramente con el techo más bajo) Siakam hace un año. La resaca no es amarga en Toronto. 

· Markelle Fultz, poco a poco. Los Magic (1-2) han arrancado con paso lento y un contraste notable entre un ataque sin chispa ni brillo (el peor junto al de los Kings) y una defensa que es la segunda mejor de la liga por rating. Pero, mientras Steve Clifford va poniendo en marcha un equipo para el que sería un palo no volver a meterse en playoffs, la mejor noticia en Orlando ha sido la integración cada vez más evidente de Markelle Fultz. Tras su pesadilla en Philadelphia y después de sus misteriosos problemas físicos que pusieron en jaque su carrera profesional, es una excepcional noticia ver al número 1 del draft de 2017 de nuevo jugando, con buena cara y, poco a poco, destellos de un talento que pareció perdido casi para siempre. Fultz juega casi 25 minutos de media y promedia 12,3 puntos y 4,7 asistencias. El regreso de un jugador que quiere volver a la casilla de salida para arrancar a partir de ahí y que, si lo hace, dará un importante impulso a unos Magic que necesitan lo que él tiene de sobra: talento ofensivo. Si lo recupera...

Lo peor de la primera semana 

· Los Warriors, zarandeados. Una victoria terapéutica en Nueva Orleans calmó un poco los ánimos en unos Warriors apaleados en los dos primeros partidos por Clippers y Thunder. Con un ataque desnortado y una defensa que a duras parecía pareció digna de la NBA, los Warriors se llevaron dos palizas que les dejaron muy lejos no solo de su estela del último lustro (el mejor de cualquier equipo en la historia por porcentaje de victorias) sino de cualquier cosa parecida a un aspirante a playoffs. En pista de los Pelicans Draymond Green lideró y Stephen Curry y D'Angelo Russell ejecutaron. Y ya que Klay Thompson no va a volver hasta casi la primavera (y eso si juega esta temporada) y Kevon Looney es baja por una compleja neuropatía, Steve Kerr espera recuperar cuanto antes a Alec Burks y Willie Cauley-Stein para ir definiendo algo parecido a una rotación mínimamente funcional. Hasta entonces, lo ha dicho el propio técnico, las noches complicadas pueden no ser una excepción...

· No sabemos cuándo veremos a Zion. La lesión de Zion Williamson, que podría no jugar hasta Navidad, fue un jarro de agua fría para la NBA (los Pelicans abrieron temporada contra el campeón, los Raptors)... y una pésima noticia deportiva para los Pelicans, que han pasado de ganarlo todo en pretemporada a olvidarse de ganar en un 0-4 inicial que no merece demasiadas críticas. Al menos antes de un desastroso despliegue en su cancha ante unos Warriros que llegaban heridos les pasaron por encima. Ese ha sido el peor partido de un equipo que antes compitió contra Raptors, Mavericks y Rockets, y en el que a los veteranos (Jrue Holiday, JJ Redick, Derrick Favors) les está costando mucho arrancar. La mejor noticia, el despliegue de los que llegaron en los Lakers a cambio de Anthony Davis, sobre todo un Brandon Ingram que promedia 27,3 puntos, 9,5 rebotes y 4,8 asistencias. Las lesiones y la falta de rodaje de un equipo totalmente nuevo son razones obvias de que las victorias se estén resistiendo, pero es innegable que se ha enfriado un equipo con un hype disparado (y justificado) en la pretemporada.

· Luke Walton, ya cuestionado en Sacramento. Los Kings rondaron el año pasado los playoffs, ya un éxito para un equipo que lleva trece temporadas fuera de las eliminatorias, más que ninguna otra franquicia ahora mismo, y con balance negativo, la tercera racha más larga de la historia. El récord lo tienen ellos con quince (1983-1998). La etapa de Rick Adelman ejerce de brillante paréntesis entre el desastre anterior y el actual, que al menos enseñó brotes verdes la pasada temporada con un equipo divertido y vertiginoso en el que De'Aaron Fox y Buddy Hield formaron un backcourt explosivo. Pero se fue Dave Joerger y un Luke Walton con mucho que demostrar tras su confuso paso por el banquillo de los Lakers ha tenido un estreno horrible: 0-4 con palizas tremendas en contra, un ataque sin rastro de la energía del año pasado y una defensa de papel. Malas sensaciones en una División en la que están Clippers, Lakers y Warriors y en la que emergen los Suns. No hay tregua en Sacramento. 

· El experimento Turner-Sabonis no cuaja. Los Pacers siguen sin Victor Oladipo, y su misión es no ceder mucho terreno hasta que regrese su jugador franquicia. Algo más complicado con un proyecto muy cambiado y que ha perdido a referentes como Collison y Thad Young y en el que Nate McMillan, aunque no sea su idea favorita, tiene que colocar juntos en el quinteto a Domantas Sabonis y Myles Turner, que ni la temporada pasada ni en el arranque de esta parecen capaces de dar su mejor versión cuando juegan uno al lado del otro. Los Pacers son el único equipo que no ha ganado en el Este (0-3) y han caído dos veces contra unos Pistons sin Blake Griffin y una contra los débiles Cavaliers. Mala cosa: la defensa fue un coladero los dos primeros partidos, el banquillo pierden sus minutos por un dramático 57-136 (18-46 en una derrota por 2 ante los Pistons) y los Pacers son el equipo que peor rebotea de la NBA. McMillan tiene mucho que ajustar en un equipo en el que, al menos, Malcolm Brogdon ha tenido un buen estreno (22,3 puntos y 10,7 asistencias por partido).

· Los Bulls enseñan demasiado poco. Los Bulls han tenido algún momento brillante pero el marco general empieza a dejarles en mal lugar: victoria sufrida ante los Grizzlies, derrota clarísima en casa ante los Raptors y otras dos ante rivales en teoría inferiores (o así debería ser) como Hornets y unos Knicks que, para colmo, les remontaron 18 puntos. LaVine ha hecho un partido de 37 puntos pero dos muy discretos, Markkanen uno de 35 y otros dos olvidables y, eso sí, Coby White ha demostrado que puede ser un enorme acierto (número 7 del último draft). Se esperaba más de un Otto Porter con problemas de cadera y del recién llegado Satoransky. Y de los Bulls, en general. 

· James Harden dispara sin parar... y sin puntería. James Harden no va a dejar de jugar a su manera y no tiene que hacerlo. Si hay una apuesta que parece imposible de perder es que La Barba volverá a hacer click en cualquier momento. Con los Rockets pasando de ser uno de los equipos más lentos de la liga con Chris Paul al más rápido con Russell Westbrook, Harden promedia 29,3 puntos y 8,7 asistencias, ha llegado ya a 40 puntos en un partido y su equipo está 2-1. El problema es que su despliegue ofensivo, normalmente apabullante, ha sido un espanto: 28,6% en tiros de campo y 15% en triples. Una media de 6/21 en lanzamientos con 2/13 en triples, estadísticas en la que ha hecho en los tres partidos 1/8, 2/18 y 3/14. Además, ha dado 26 asistencias pero suma ya también 19 pérdidas, más de seis de media. No es para preocuparse pero sí es para olvidar.