El guion estaba escrito y casi todo salió al revés. Era hora de ver a los Suns en una jornada nocturna en la que su partido ante los Trail Blazers, todavía sin Pau Gasol a punto, había quedado como el único de toda la pretemporada de la NBA. Pero Monty Williams tenía otros planes. A pista sin Ricky Rubio, el flamante MVP del Mundial y nuevo inquilino de la franquicia de Arizona, DeAndre Ayton, recientemente renovado ya en su segundo año como profesional, y Devin Booker, el referente anotador del equipo. Y salió bien: ganaron por dieciséis. 

El Moda Center de Portland era el escenario. Terry Stotts había tomado esa misma decisión, la de reservar a sus mejores jugadores, en el anterior compromiso, muy sencillo ante el Maccabi Haifa israelí (104-68), pero ya era hora de meter la quinta marcha. Damian Lillard y C.J. McCollum fueron titulares. Portland sabe que está ante una gran oportunidad en el Oeste, cruenta más difícil que nunca, con la buena experiencia que tuvo en los últimos playoffs. Pero tiene mucho que pulir. 

Los Suns salieron con mucha hambre y terminaron dando un toque de atención a los de Oregón. Se fueron hasta los 134 puntos anotados, con 31 al menos en cada cuarto. La defensa de los locales en el exterior fue nula, tanto que impulsaron a Phoenix a mejorar su récord de triples en un partido de la NBA (aunque éste no vaya a contar oficialmente porque sea un amistoso): 24 triples anotados en 45 intentos, lo que supone un 53% de acierto para ellos. 

Frank Kaminsky se mostró muy cómodo en la línea exterior, llegando a los 18 puntos. Los Johnson, el ex-heat Tyler y el rookie Cameron, anotaron 18 cada uno. Y Kelly Oubre se fue hasta los 19. Sin Ayton también brilló el interior con Dario Saric y Aron Baynes, con 27 tantos entre los dos. McCollum estuvo acertado en ataque, también con 27, y Lillard aportó 18; Portland, sin embargo, no pareció la amenaza que dice ser.