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NBA | ANÁLISIS

Vince Carter: 22 años históricos en la NBA sin el sueño del anillo

El alero hará historia jugando su 22ª temporada, más que nadie. Tiene una carrera larga e histórica, pero sin el sueño del anillo: nunca ha estado cerca de ganarlo.

Actualizado a
Vince Carter, en el Concurso de Mates del 2000
Sam ForencichDIARIO AS

La NBA es una competición llena de récords por batir, de marcar por alcanzar y de hazañas por conquistar. En los últimos tiempos hemos visto como los Warriors, LeBron James, o más recientemente Kawhi Leonard han hecho gestas que quedarán para el recuerdo y que ya son parte de la historia. Cotas que pocos jugadores o franquicias van a ser capaces de lograr y que es posible que nunca vayan a ser superadas.

No todos los récords, sin embargo, tienen que ver con los títulos, las Finales o las gestas individuales. Hay uno que ha sido muy recurrente y que ha vivido capítulos extraordinarios en las últimas campañas: el de la longevidad. Robert Parish y Kareem en el pasado o Stockton y Malone años después, batieron marcas de este tipo. Más cerca en el tiempo están las 20 temporadas que Kobe Bryant con un mismo equipo, luego superadas por las 21 que conquistó Nowitzki en esta última campaña. 

El último récord de estas características lo va a tener Vince Carter. El alero ya anunció su intención de jugar la que será su 22ª temporada en la Liga, más que nadie. Y lo hará con los Hawks, con los que ha vuelto a firmar tras jugar con ellos el último año. Se convertirá además en el único baloncestista en jugar en cuatro décadas distintas si disputa algún minuto a partir del 1 de enero de 2020. Toda una hazaña al alcance de muy pocos.

La historia de Carter en la Liga no deja indiferente a nadie. Su capacidad para aguantar un año tras otro y mostrando un aceptable nivel de juego para su edad le ha convertido en un ídolo en la competición. Y eso teniendo en cuenta que el sueño del anillo le ha sido esquivo durante toda su etapa profesional y que nunca ha disputado unas Finales.

De Toronto a los Hawks: un anillo siempre esquivo

Es difícil decidir cuando ha estado el alero más cerca del campeonato. Elegido en el número 5 del draft de 1998, fue inmediatamente traspasado a los Raptors, donde se convirtió en todo un ídolo. Allí ganó el Rookie del Año, compartió equipo con Tracy McCrady, su primo, y se hizo famoso en el mundo entero por la espectacular exhibición que realizó en el Concurse de Mates del 2000. A esto se unió otro increíble mate que realizó en los Juegos Olímpicos de ese año sobre el pívot francés Frédéric Weis.

Fue en Toronto donde Carter hizo dos de sus mejores temporadas en la 1999-00 y en la 2000-01. 25,7+5,8+4 en la primera de esas campañas y 27,6+5,5+3,9 al año siguiente. Esa última temporada fue la mejor de su carrera a nivel estadístico y la primera vez que soñó con el campeonato. El Este, más abierto que nunca, no tenía un claro favorito, y los Raptors eliminaros a los Knicks en primera ronda para medirse a los Sixers en semifinales. Allí, Iverson y compañía eliminaron a la franquicia canadiense. Carter vivió su cúlmen en el tercer partido de esa serie, anotando 50 puntos que le dieron la victoria a su equipo en el que probablemente sea el mejor partido de su carrera. Eso sí, fallo el tiro ganador en el séptimo encuentro que le habría dado el pase a los suyos. La canasta ganadora de Kawhi en también en semifinales y también ante los Sixers en los últimos playoffs hicieron recordar lo que hizo uno y lo que no pudo hacer el otro.

Carter aguantó en Toronto las tres temporadas siguientes. A la cuarta fue traspasado (tras jugar 20 partidos), a los Nets. La relación con la franquicia había empeorado y la situación era irreconciliable. Incluso llegó a decir que no se había esforzado en los encuentros disputados esa campaña (15 puntos por partido, muy por debajo de su media). Recibió sonoras pitadas cada vez que iba al Air Canadá Center, pero a la larga los aficionados le acabaron perdonando. La estrella ha mejorado su reputación con el paso de los años.

En los Nets la situación no mejoró. Siguió haciendo grandes temporadas regulares, pero de nuevo no pasó de las semifinales a pesar de contar en el equipo con Jason Kidd o Richard Jefferson. A partir de ahí, dio la sensación continua de que Carter llegaba tarde a los equipos por los que pasaba. Llegó a Nueva Jersey después de las Finales que disputó la franquicia en 2002 y 2003. Luego a los Magic después de las Finales de 2009. En Orlando llegó a la última ronda del Este, su tope en playoffs. Parecía que todos estos conjuntos lo habían dado todo antes de la llegada de la estrella, y con él no mejoraban ni igualaban lo conseguido anteriormente.

Lo mismo pasó en Dallas, franquicia a la que llegó un año después del anillo (de 2011). Con ellos vivió uno de sus últimos momentos de gloria, cuando en 2014 anotaba el triple que le daba la victoria a su equipo en el tercer partido de la primera ronda de los playoffs ante los Spurs. Cayeron en siete partidos. La estrella disfrutó de la fase final por última vez en los tres años vividos en los Grizzlies, donde se convirtió en un veterano de lujo muy útil desde el banquillo. De nuevo, se repetía la historia. El año anterior a su llegada llegaron a las finales del Oeste, récord de la franquicia. Con él, no volvieron a pisar esa ronda.

La última gran aventura

Los últimos años han sido de disfrute para el alero. Ha actuado de mentor de los jóvenes en los Kings y luego en los Hawks, donde jugará de nuevo la próxima temporada. Será la última, algo que ya ha anunciado. El anillo le ha sido esquivo y salvo sorpresa mayúscula (los Hawks no entran en las quinielas para el campeonato) se retirará sin él.

Eso sí, se lleva un buen currículum. Campeón del Concurse de Mates, campeón olímpico, 8 veces All Star, Rookie del Año, incluido una vez en el Segundo Mejor Quinteto de la temporada y otro en el Tercero. Y a eso hay que añadir la gran adaptación que ha tenido a los cambios que se han producido en la Liga. Allí donde no ha conseguido triunfar gente como Carmelo ha estado Carter, que sigue teniendo hueco en la NBA a pesar de tener 42 años y ser el profesional más veterano de la competición.

Una hoja de servicios que acabará a buen seguro con su inclusión en el Hall of Fame y ya veremos si alguna camiseta retirada. Un hombre que ha estado 22 años en la mejor Liga del mundo. Historia viva de la NBA. De eso no hay duda.