El quinto encuentro entre los Warriors y los Rockets se acabó con victoria para los primeros, que dominan la serie por 3-2, pero no con tanta buena noticia de cara al futuro. La culpa la tiene una lesión de Kevin Durant, que se retiró del partido a falta de dos minutos para el término del tercer cuarto.

Durant se lesionó al pisar, en solitario, tras ejecutar un lanzamiento. Se tocaba la zona del tendón de Aquiles, lo que hizo temer lo peor. Se descartó tal cosa en la primera exploración. La propia franquicia informó del diagnóstico en sus redes sociales: un tirón en la pierna a la altura de la pantorrilla. Horas más tarde, tras un examen médico más exhaustivo, se acordó volver a explorarle la zona la próxima semana para ver si pudiera volver para unas hipotéticas finales de conferencia.

La cuesta se le hace muy empinada a los Warriors pese a ir por delante en la eliminatoria. Tienen tocados a Andre Iguodala y Shaun Livingston, dos de los que pueden hacer funciones que desarrolla Durant por su altura y movilidad, y también cuentan con la baja de DeMarcus Cousins, que se está recuperando bien pero tampoco está disponible para lo que resta de esta encendida eliminatoria.

El año pasado ocurrió algo parecido pero al contrario con un Chris Paul que fue el que cayó lesionado, lo que impidió en gran medida que los Rockets dieran la sorpresa e hizo que cayeran en el séptimo encuentro ante los Warriors.